17

354 34 11
                                    

INK

Ojos, susurros, el timbre de la escuela, el siseo de las hojas y el típico ladrar de los cachorros. Pasos que salpican en charcos, niños risueños, padres que amaban a sus hijos...

   Padres...

   —¡Qué horrible eres!

   —¡Si, pareces una vaca!

   —¡Por eso no tienes padres reales! Te abandonaron por lo feo y débil que eres.

   Las risas eran grandes, me señalaron con sus índices haciéndome pequeño, un nudo en el garganta y una tristeza clavada en el pecho. Los dibujos en el suelo siendo destruidos por el agua y despedazados por los otros. No era mi culpa, mi papá siempre dijo que las manchas en mi cuerpo eran hermosas, una joya maravillosa... ¿pero por qué siento que solo mentía? ¿Por qué a todos le doy asco? ¿Por qué todos me miran cómo si fuese una basura? ¿Lo era?

   Desde que descubrí esa escuela... ¡le había rogado a Gaster incontables veces inscribirme!, ¡quería amigos, ser libre como ellos, disfrutar el dulzor de una buena vida! Pero siempre decía: «No, relacionarse con los de clase media o baja es innecesario para seres perfectos como nosotros y bla bla bla», ¡puras tonterías políticas que no entiendo!

   Pero la vieja confiable de escaparte con o sin tu hermano mayor siempre funciona.

   Cuando lo hacía me quedaba dibujando detrás de la reja imaginando una vida alegre como la de esos niños, viéndolos correr, reír, jugar, a los padres buscarlos regalándole helados, abrazos y escucharlos ilusionados por un nuevo día de colegio... ¿así se sentía tener padres? ¿Se sentía ser amado? ¿Tener una familia?

   ¿Si mis padres no me hubiesen abandonado sería mi realidad?

   —¡Rápido! ¡pónganle las orejas de vaca antes que venga la maestra!

   Siempre era así, pensaba que era un juego divertido que tenían para mí esos niños de primaria, quizás si lo fue para ellos. Forcejeaba, pero era débil como todos decían, me sorprende no sufrir de desmayos constantes, de la hipersensibilidad a las luces, al dolor que quemaba en el pecho... justo en mi corazón, dónde me cortaba con las intenciones de sacármelo para dejar de sentir. Un collar ajustado en el cuello me hizo perder el aliento, orejas en la cabeza, una cola exageradamente larga, me maquillaron cómo un payaso y me obligaron a usar una falda muy corta, era humillante, denigrante, sin embargo, todavía no terminaba.

   —¡La vaca Lola, la vaca Lola!coreaban en burla—, tiene cabeza y tiene cola... ¡y hace muuuuu!

   En círculo, las risas me mareaban, y uno de ellos jalaba la correa dejándome en cuatro patas. Azotaban con fuerza mi espalda con hojas de palmas, ardía cómo el infierno, lloraba a borbotones, gritaba por ayuda; Zephyr se estaba tardando con las compras y nadie venía a salvarme. Ya no era divertido, en ese instante entendí que solo era una entretención para esos niños, sólo porque les aborrecían las manchas prolongadas en mi piel, o porque mis ojos cambian de forma, o no iba a la escuela, o porque les dije por accidente que mis padres me abandonaron.

   ¿Así era vivir? ¿Así era el mundo de cruel?

   ¿Por eso Gaster no quería dejarme ser?

   ¡Ya no quería que doliera!

   ¡Ya no quería sentir!

   —¡Paren, p-por favor...! ¡P-par...!

Asesino + Dualidad - [Errorink/Inkerror] [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora