14. Una Mañana Inolvidable.

6.9K 287 49
                                    

Llegamos a nuestra casa a eso de las diez de la mañana, Jano nada más llegar llamó a su madre para avisarla que por la tarde estaría allí conmigo.

Fue entonces cuando yo estaba peinándome un poco en el baño de mi habitación que llegó él y agarrando mi muñeca me llevó casi a rastras a su habitación. Me quedé parada mirándolo. Él tenía en sus labios una sonrisa divertida, sus ojos recorrieron todo mi cuerpo haciéndome temblar por unos segundos.

—¿Qué pasa? —Pregunté nerviosa.

—¿Ya se te olvidó?

Mis labios se curvaron en una sonrisa traviesa. Jano se acercó con lentitud a mí, puso sus manos en mi cintura y susurrando poco a poco me fue llevando hasta su cama.

—Tengo reglas —. Avisó haciéndome asentir —una de ellas es: nada de querer llevar el control.

«Me gusta».

—Nada de cerrar los ojos.

«Vamos bien».

—Y nada de aguantarse los gemidos.

Mi boca se entre abrió. Él fue quien empezó todo, empezando por quitar mi blusa, mi sujetador y por último mi pantalón y mis bragas. Me miró de arriba hacia abajo, mordió su labio con delicadeza y se acercó a mis labios para besarlos con salvajismo.

—Y, por último, quedarán marcas.

No supe a qué se refirió, pero aun así asentí dejándome llevar, sabía que no me iba a arrepentir, confiaba en Jano.

—Haré esta mañana inolvidable.

—No lo dudo —susurré.

Cogió mis muñecas y las llevó hasta el respaldo de la cama, allí las amarró con unas esposas, mis ojos fueron hacia mis muñecas. Cogió mis tobillos y con un hierro raro también los amarró. Comenzó besando mis piernas, subiendo los besos por ellas hasta llegar a mi entre pierna, mordió y pasó con suavidad su lengua por ambos muslos internos, mi espalda se iba encorvando poco a poco al sentir tan cerca a Jano de mi vagina. Pasó su lengua solo una vez haciendo que escalofríos surcaran todo mi cuerpo y siguió subiendo los besos por mi abdomen hasta llegar a mis pechos, dio atención a cada uno de ellos, chupando y mordiendo, haciendo que mis ojos se cerraran por el placer.

—Monja, los ojos —avisó en casi un gruñido.

Suspiré y los volví a abrir. Su mano izquierda bajó hasta mi centro y allí metió dos dedos, comenzó moviéndolos despacio, los gemidos comenzaban a intensificarse y eso hacía que él moviera más y más los dedos. Dejó de dar atención a esa zona y se acercó a la mesita de noche, sacó una caja que tenía dibujado algo rosa. Mi ceño se frunció, sacó un aparato pequeño de la caja y lo introdujo en mi vagina, sacó su móvil y eso comenzó a vibrar haciéndome gemir. Intentaba cerrar las piernas, pero estaba siendo imposible, ese hierro obstaculizaba cualquier movimiento que yo quisiera hacer con ellas.

—Jano —jadeé fuerte —mierda —gemí todo lo que pude.

Él no conforme con lo que ese aparato estaba haciendo en mi centro posicionó su lengua en mi clítoris y comenzó a moverla. En ese momento podía jurar que me iba a morir de tanto placer, parecía que mi mente desconectó de la realidad y la coherencia ya no existía.
Mi boca entre abierta; mis piernas intentando cerrarse; mis manos aferrándose al cabello de Jano. No había nada más que eso: la habitación y nosotros dos tumbados en esa cama.

Jano se levantó deshaciéndose de su ropa, quitó el hierro de mis tobillos y me hizo girar dejando mis brazos cruzados. Colocó sus manos en mi cintura y me hizo elevar un poco de cintura para abajo, quitó el aparato de mi centro y se adentró de una estocada. Mordí la almohada para no soltar el gemido de un grito, pero eso solo hizo que Jano me diera una nalgada y enrollara mi cabello en sus manos para que levantara mi cabeza.

Tipos de besos. +18 (1&2)✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora