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Libro 2. 24. En Otra Vida.

Tenía mis manos sobre mi regazo, las acariciaba con nervios. Estaba esperando al comisario. Miré a mi alrededor viendo que era un despacho como el de las películas, un escritorio, un ordenador, una planta enorme en una esquina, el típico cuadro en familia encima del escritorio y un mueble grande a mi derecha. La puerta del despacho se abrió, un hombre de unos cuarenta años apareció tras ella, vestía con el uniforme de policía.

—Arlet Moon o también Arlet Hamm, bonito significado ambos apellidos, luna y río en la pradera.

—Moon, tiene otro significado, no solo luna, también significa: conocimiento.

El hombre sonrío.

—¿Por qué nunca denunciaste lo que esas dos personas te hicieron? —Cambió de tema.

—Nunca me atreví.

—¿Sabes que si hubieras denunciado siendo menor de edad nada de lo que te ha pasado habría sucedido?

—No, no lo sabía, pero supongo que hubiera pasado lo mismo, esas personas te tienen comprado ¿no es así?

Él sonrió negando.

—¿Sabes lo que es que alguien esté encubierto?

—¿Hacerse pasar por algo que no eres para que otros no te descubran?

—Exacto, pues yo no soy realmente un policía. Soy Noah Hamm.

Mi boca y mis ojos se abrieron por la sorpresa.

—¿Tú eres mi padre?

—Si, y estoy haciendo esto para ayudarte, ¿sabías que Susan y Tessa os están vigilando? —Negué rápidamente —. Debéis tener muchísimo cuidado, esas dos mujeres os quieren hacer de todo y nada bueno.

—Esto lo tiene que saber Jano, corren peligro —hablé aún más nerviosa.

—Tranquila, Emma se está encargando de ello. Tú y yo tenemos que comenzar a trabajar.

—¿En qué?

—Reunir las pruebas, tenemos que conseguir las pruebas de lo que le hicieron a Jano, de lo que te pasó con el bebé, si las tenemos pueden reabrir el caso.

—Las pruebas están en casa, podemos ir ahora.

—No, no nos pueden ver, te recuerdo que te tienen vigilada,

—Podemos hacer algo —la luz de mi cabeza se encendió —es peligroso pero si pillan a Susan con las manos en la masa es muchísimo más fácil.

—Creo que sé por donde vas y no, no puedes dejar que Susan te pille y te haga daño.

—No me hará daño porque llegaréis antes de que lo haga.

—Es muy peligroso, puedes salir muy mal herida.

—Todo sea porque esa mujer acabe donde debería estar hace mucho tiempo.

Noah terminó por asentir.

—Tengo cuatro compañeros que están dispuestos a ayudar, debes comunicárselo a tu novio, debemos empezar cuanto antes.

Cogí mi teléfono y marqué el número de Jano.

—¿Amor? ¿Cómo estás?—Escuché su voz preocupada.

—Estoy bien, Jano, necesito contarte algo.

—Dime —. Habló más tranquilo.

Le conté todo el plan. Noah me mandó poner la llamada en manos libres y entre todos, incluida Emma, comenzamos a hacer el plan. Si esto salía mal yo sería la primera en morir.