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028.
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Uno de los Pacifistas fue hacia los dos hombres que estaban detrás de los más jóvenes. Pero no hubo problema, dado que lo patearon o cortaron sin ningún inconveniente.
—¡Yo lo corté!— dijo el de las tres espadas.
—¡Yo le rompí el cuello!— dijo el rubio.
Los jóvenes se dieron la vuelta para verlos.
—Oye, Luffy, tú eres el número 9.— dijo el de pelo verde.
— ¡Deja ya de enumerarnos!— replicó el rubio.— Luffy, de prisa, todos están esperando en el barco.—
—¡Si!—
Empezaron a correr todos, lo sorprendente es que nadie preguntara por la persona que aún llevaba la capa.
—¡Ha pasado mucho tiempo! Espero que todos estén bien. ¡Que alegría!— pero repentinamente se paró en seco, haciendo que todos parasen.
—¿Que sucede?— preguntó uno de los hombres.
—¡Rayleigh!— gritó Luffy a todo pulmón al hombre que estaba encima de una colina. Este rió.
— Vine a ver cómo estabas, pero parece que no tienes problemas.— dijo el viejo.— No cabe duda que eres mucho más fuerte.—
—¡Sí!— movió la cabeza Luffy.
— Ahora apresúrate, y reúnete con tus nakamas.— volvió a hablar.
—¡Si! ¡Rayleigh, gracias por todo durante estos dos años!— gritó Luffy.
—Tú no sueles ser así. Vete de una vez.—
Luffy dejó su enorme mochila en el suelo, dio unos pasos al frente y extendió sus dos brazos.
—¡Rayleigh! ¡Lo lograré! ¡Yo seré el Rey de los piratas!— gritó el chico, para empezar a reír.
Los Marines se empezaron a acercar.
—¡Yo me encargó!— dijo Shima. Empezó a deshacerse de los Marines con facilidad. Los tres Mugiwaras se fueron marchando.
