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2 años después
—¡Mamá, mira encontré una flor!— dice una pequeña niña de 2 años.
— Cariño, eso es una rosa— dice la madre de la niña con una sonrisa. La cual desaparece al recordar una de las características de esa preciosa flor— ¡Shima cui-
—¡Auh!— dejó escapar un grito de dolor al pincharse con una espina de la hermosa flor.
— Tienes que tener cuidado con las cosas que haces, sobre todo cuando estás con los animales. ¡Imagínate que no llego a estar yo aquí!— dice con frustración la madre.
—¡Ya lo sé mamá, pero es que es muy divertido jugar con ellos!— dice la hija igual de frustrada.— Además, me estoy haciendo fuerte, ¡Para protegerlos a todos!—
La mujer rió un poco al saber que su hija también tenía esa voluntad, tal y como su padre.
— Muy bien hija, pero tienes que tener cuidado.— la pequeña Shima la miró sin entender a que se refería.— Incluso lo más bello te puede hacer daño, pero si lo tratas con cuidado y bien...— cogió la rosa con cuidado para cortarle las espinas.— lo puedes usar como quieras.—
Se puso la rosa, ya sin espinas, en el cabello. La niña no entendía a que se refería aún, pero supuso que ya lo entendería cuando fuese mayor.
— Sé que ahora no lo entiendes, pero ya lo harás.— dice sonriendo la mujer.— ahora vamos a vestirte que hoy llega tu padre.—
— ¡Si, papá!—
Más tarde El futuro Rey de los piratas ya había anclado el barco al muelle de la isla donde vivía su familia.
Todos venían algo cansados del viaje, pero aún tenían energías para estar con la hija del capitán. Todos la adoraban.
Se dirigían a la cima de la colina donde vivían Shima y Rouge.
Cuando llegaron a la cima en frente de la casa estaban Rouge; la cual estaba tomando un té y leyendo el periódico del día, y Shima; que estaba jugando con los animales a su alrededor.