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2 años después
Shima había estado entrenando todo ese tiempo, pues quería ser lo suficientemente fuerte como para poder proteger a sus amigos, no os voy a mentir no ha estado en el barco más de un mes desde hace dos años que se fue de su casa con su padre.
Pues le dijo que quería entrenar antes de ser pirata, el se sorprendió al ver que había tomado una decisión tan madura, pero el la aceptó si ningún problema, la dejó en una isla para entrenar esos dos años, cosa que su madre de no sabe nada.
No quería preocuparla, así que tomaron una decisión su padre y ella cada vez que iban a visitar a su madre, él la recoge de la isla, la última vez que le vio fue hace 6 meses.
Hoy la vienen a buscar para ya quedarse en el barco, pues ya había acabado su entrenamiento.
Habían escogido esa isla porque estaba deshabitada, solo había animales que parecían indomables, pero eso no le importaba a la pequeña Shima, ella iba aprender habilidades como las de los animales.
Y así lo hizo, después de dos años duro entrenamiento había hecho que toda la isla, habitada por animales de todo tipo, sea su amigo; para así aprender sus formas de ataque.
El medio día se hizo en esa isla, estaba subida en un elefante, cuando a lo lejos vio el barco de su padre.
La chica se emocionó mucho, dado que ya podía ser una pirata de verdad por fin, o al menos aprendiz.
El barco se ancló a la orilla de la isla, ya que no había puerto, era todo salvaje.
Shima emocionada, no pudo esperar más y de un gran salto subió al barco de su padre, y lo vio.
—¡Papá!— corrió la chica hasta su padre para abrazarlo.
—¡Shima pero como has crecido!— dijo su padre.
La chica estaba un poco más alta, tenía el pelo un poco más largo pero nada fuera de lo normal.
— ¡Tío Rayleigh, ¿Cómo has estado?!— dijo aún emocionada.