Colapso

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Ahora que lo pienso, el chico que había sustituido al Átomo, se veía algo tenso, tenía los ojos abiertos, aunque poco a poco los fue entrecerrando, eso quería decir que después de todo, lo estaba disfrutando. Pero volvió a abrirlos con sorpresa al verme y golpeó la espalda del atlante con los puños e intentó alejarlo.

Finalmente, y de mala gana, el rubio se separó y Micrón respiró agitado.

- ¿Qué ocurre? -Preguntó molesto.

Supe que era la hora de mi partida, me seguí derecho sin hacer ningún comentario o reaccionar de ninguna manera.

- ¡Batman! ¡Batman, espera! -Gritó Micrón desesperado, corrió detrás de mi hasta que me alcanzó -No es lo que parece.

-No es de mi incumbencia -Dije con frialdad -A menos que te haya forzado -Seguí sin mirarlo.

-No, no es eso, lo que pasa es que... -Trató de explicarse.

-Entonces no es de mi incumbencia -Me sostuve en lo que dije y seguí adelante.

Empecé a sentir en mi cuerpo entero fuertes punzadas y parecía que una prensa me oprimía cada vez más el pecho, ya estaba en mi límite.

-No, no, lo que intento decir es que... -La voz de Micrón se fue desvaneciendo hasta que en mis oídos solo pude escuchar un pitido.

Señal de alarma, estaba por desvanecerme y tenía que regresar con papá antes de que eso sucediera, Orión tenía razón, tenía que dejar de desperdiciar fuerza tratando de ser amable con todo el maldito mundo.

Me arrodillé en el piso cuando el dolor se volvió insoportable, la luz era demasiado brillante y todo a mi alrededor daba vueltas.

- ¿Estás herido? -Me preguntó, no oía muy bien, pero aun distinguía sonidos.

-No lo toques -Una voz conocida, al oírla me sentí seguro y algo de la presión que tenía mi cuerpo se aligeró -Lo llevaré con Red Robin, piérdete -Warhawk me cargó y voló para no demorarse más.

Papá y él me llevaron a casa, ahí me dieron medicamento para la migraña, no la había experimentado antes, pero era una maldita perra desquiciada.

Papá solía sufrirlas, así que teníamos medicamentos muy buenos que enseguida me quitaron la molestia con la luz y el ruido, sin embargo, aún no había un remedio milagroso para la fatiga y el estrés que no involucra encerrarme en un psiquiátrico los próximos 6 meses.

-Estoy mejor ahora, Rex y yo iremos a la escuela -Declaré.

-Yo cuidaré de él, si considero pertinente, lo traeré de vuelta incluso en contra de su voluntad -Parecía mi niñera más que mi mejor amigo y eso les agradaba a los adultos responsables de mi persona.

Jay ofreció firmarme algo para faltar a clases y dormir un poco, ya que por la noche tenía que escoltar al fiscal a Ciudad Central para el juicio que se llevaría a cabo por la mañana. Pero si quería llevar la vida de Batman y Terry Wayne, debía ser capaz de lidiar con estas situaciones, aunque pensé que me recuperaría si tenía varias siestas cortas durante el día, pero no fue tan necesario gracias a mi encantadora maestra.

-Wayne, ve a la enfermería y descansa un poco, te ves demacrado -Puso su mano en mi espalda y me miró preocupada.

-Está bien -Me puse de pie, pero al hacerlo tan rápido, me mareé, esto era desquiciante.

-Yo lo acompaño -Rex vino a mi lado rápidamente.

-No tarde, señor Stewart -Le condicionó a Rex, su amabilidad no justificaría saltarse una clase.

Mi fiel amigo me acompañó hasta la enfermería, la enfermera nos dijo lo que ya sabíamos, no había nada malo conmigo, solo estaba débil por trasnochar.

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