El infierno bajo el agua

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Desperté aturdido, mareado y con ganas de vomitar, todo a mi alrededor se veía oscuro y húmedo, mis extremidades se sentían frías y entumecidas, estaba atado a una estalagmita, esto debía ser una broma, era una especie de cueva.

-Señor, despertó -Informó uno de esos hombres.

-Al fin, jovencito, únete al mundo de los vivos -Orm, el tío malvado de Arthur.

-Mire, no se quienes sean ustedes, pero cometen un grave error, no soy Atlante, solo vine de intercambio para un programa educativo con Atlantis ¿entiende? Mi familia es humilde y no pueden pagar un rescate, pero si me sueltan, olvidaremos todo ¿de acuerdo? -Traté de engañarlos.

- ¿Supongo que así es como se arreglan las cosas en tu sucia ciudad, no es cierto? Batman -Orm lo sabía, o lo sospechaba, en cualquier caso, solo tenía que hacer tiempo.

- ¿Batman? -Me reí haciendo gestos, pues la cabeza me dolía - ¿Le parece que soy Batman? Creo que tiene más problemas de los que necesita, si busca consejos de moda, yo puedo darle uno, la capa puedo dejarla pasar, pero el casco lo hace lucir como un pez globo furioso -Los soldados de negro se empezaron a reír por lo bajo. Eso provocó que me dieran un puñetazo en la cara -Fingí desmayarme.

-Se que no te golpee tan fuerte, pero buen intento chico -Tomó mi cara sin cuidado y la aparté de mala gana -Seré breve, no quiero perder el tiempo. Dime cual es la ubicación del mar oculto a donde fuiste con mi sobrino a recoger las flores de medusa y te dejaré ir.

-En serio me gustaría poder ayudarlo señor, pero ni siquiera sé quién es usted, mucho menos conozco a su sobrino.

-Yo sé que sí, pero si la memoria te falla, estamos listos para refrescártela a través del medio necesario -Lo que siguió fue una docena de hombres llevándome a otra parte de la cueva donde soldaron cadenas a mis muñecas y tobillos. Mi piel se quemó con el calor del metal, grité durante todo el proceso, pero no se detuvieron hasta terminar, mi piel ardía como el infierno y apenas podía moverme después de aquello - ¿Ya puedes recordar algo de lo que te pregunté? -Orm sonreía.

Esta vez sí me desmayé por el dolor, agradecí que la inconciencia me apartara por un momento de esta pesadilla. Aquí mis recuerdos empiezan a ser un poco borrosos.

Él tiempo iba pasando y cada que despertaba, era para sufrir una sesión de constante tortura.

Al principio fue algo predecible, sumergían mi cabeza en agua una y otra vez, hasta que se les pasó la mano y realmente me quedé sin oxígeno. Me resucitaron a tiempo y luego me dejaron descansar, intentaron algo diferente después.

Los choques eléctricos fueron más agresivos, conectaban las pinzas a las cadenas que me mantenían preso y dejaban que me retorciera en el piso rocoso de esa cueva mientras la espumosa saliva salía de mi boca, los dolorosos espasmos me dejaban aturdido con la vista borrosa y empecé a perder la noción de la realidad y el tiempo. Después de que se dieron cuenta de que los choques me arrebataban la cordura, decidieron parar, pues consideraron que me freirían el cerebro demasiado y en algún momento olvidaría lo que me estaban preguntando. Esto es lo que pasa cuando a los torturadores les falta experiencia, pero les sobra el sadismo.

Recuerdo que por momentos recordaba sus palabras: "Un chico estúpido que se perdió por una adicta, un simple humano que no encuentra la manera de redimirse por la vergüenza que le causó a las personas que cuidaron de él". Eso es lo que él realmente pensaba de mí, lo que realmente veía cuando estaba conmigo, que inocente fui al creer que él sentía algo por mí y todavía fui más estúpido por haberme enamorado aun cuando todo el mundo me advirtió sobre él. Max tenía razón, chicos como él rompen corazones por deporte.

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