Reencuentro

32 2 0
                                    

En fin, otro día, otros problemas, otras soluciones y la vida sigue. Me concentré en preparar una exposición para una clase mientras almorzaba con Max y Rex.

-Necesitas sexo -Me giré con los ojos bien abiertos a ver a la persona que hizo semejante declaración, mi amada amiga de pelo rosado.

- ¿Disculpa? -Le pregunté haciéndome el ofendido.

-Es más que obvio, eras una persona muy activa en ese sentido y has estado en abstinencia desde... -Quiso hacerme terminar la frase, pero no le seguí el juego y volví con lo mío -Es solo que te veo un poco tenso y has perdido algo de la alegría que te rodeaba, la única diferencia que encontré entre ese tiempo y ahora, es ese factor, no tienes una catarsis para sacar el estés de la escuela y el patrullaje -Rex me había dicho algo parecido.

-No quiero tener sexo -Nunca me imaginé que diría esas palabras juntas, pero aquí estábamos.

Al volver a casa, Max seguía con lo mismo e incluso involucró a mi papá en el tema.

-Señor Tim, usted de joven estudiaba en la mañana, trabajaba por la tarde y patrullaba en las noches ¿Cómo es que no terminó volviéndose loco? -Yo sabía a donde iba esa pregunta.

-Muchas personas con una situación parecida tienen una actividad de relajación para continuar, algunos se drogan con anfetaminas, hacen yoga, van al gimnasio o cualquier otra cosa, en mi caso, esa actividad se llamaba Jason Todd -Cuando papá respondió eso, Jay escupió el té que se estaba tomando y yo me atraganté con la manzana que me estaba comiendo -Como te podrás imaginar, con el tiempo mis responsabilidades no hicieron más que aumentar, así que comencé a hacerme adicto a otra sustancia espacial llamada Conner Kent y finalmente conseguí tener tres hijos.

-De haber sido engendrados por ustedes mismos habrían sido más ¿no es cierto? -Le preguntó Max con complicidad.

-Mínimo el triple -Aceptó y Jay lo golpeó con un recetario que estaba por ahí en la cocina, su cara estaba completamente roja -Tengamos otro hijo, digámosle a Conner -Papá le sonrió.

-Estás loco, apenas podemos con los que tenemos, deja de decir estupideces enfrente de Max y Terry -Lo regañó, pero seguía acalorado por el comentario.

Gracias a Max, esos tres pasarían una larga noche, lo bueno era que habían mandado a hacer un papel tapiz totalmente aprueba de ruido para su habitación, por Alex, más que nada.

Esto iba de mal en peor, especialmente porque al parecer, Max tenía razón, pero no me imaginaba acostándome con alguien, solo de pensarlo, se me iban las ganas.

Al parecer, Max les compartió su idea a todos, pues ella y Dana me llevaron al Lux junto con Rex a ver a Lucy, creyendo que él podría hacer algo por mí.

-Así que el cachorro está soltero y frustrado sexualmente, vinieron al lugar correcto -Lucifer sonrió y trajo a una chica y a un chico para que bailaran sobre nuestra mesa. Todos me miraban emocionados, esperando ver una reacción de mi parte, pero esto me parecía tan infantil que me hizo enojar.

Ambos chicos eran indudablemente atractivos, pero no dejaba de preocuparme por cosas estúpidas, como en si alguien tomara una fotografía y la hicieran viral, en qué pasaría si tenía que ver a esa persona de nuevo o lo peor de todo, ¿Qué tal si el sexo no era bueno y tenía que fingir por condescendencia?

Todas esas ideas aterradoras más el hecho de que no había dormido por patrullar la noche anterior, la música fuerte y las luces parpadeantes, hicieron que me doliera la cabeza.

Esto de ser casi un adulto es un asco, no me quería imaginar lo que seguía.

-Me siento mal, voy arriba a dormir un poco -Le avisé a Dana.

RollercoasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora