~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]

|Capítulo 12|

_¡No te concentras lo suficiente!_gritó severo Zeref observando como Mavis se mordía el labio inferior frustrada.
_¡Lo estoy intentando!_exclamó de vuelta Mavis enojada con ella misma. No podía hacerlo, no importaba cuanto lo intentará.
Este era su cuarto día de entrenamiento. Los chicos y Zane se habían marchado en distintos rumbos para preparar el ataque contra Blue Skull.  Ella en cambio, se quedó allí para continuar el entrenamiento con el insufrible de su profesor.
La hada cerró sus puños y lo volvió a intentar concentrando su energía para atacar. Era la primera vez que aprendía magia ofensiva y no era nada fácil. Además Zeref no ayudaba con su molesto carácter aunque entendía el enojo de su profesor. El hechizo era uno muy sencillo, solo tenía que dejar salir su magia en ráfagas de poder como bengalas de luz que haría daño a su contrincante. Solo que había un pequeño problema, la culpa que sentía al imaginar herir a alguien.
_Mavis, a ellos no le temblaran la mano cuando quieran lastimarte_¿era tan sencilla de leer? Diosa, su autoestima disminuía cada vez que no podía completar la simple tarea de su maestro.
_¡Estúpido hechizo!_gruñó enojada Mavis dando un pisotón. De acuerdo, Zeref debía decirlo....la pequeña hada se veía muy adorable cuando se enojaba. Incluso ese gruñido, fue simplemente un maullido de gatito indefenso.
Ambos se quedaron en silencio absortos en sus propios pensamientos. Mavis pensaba en lo ridícula que se veía al no poder hacer el hechizo y que Zeref había visto su arrebato. Eso era completamente humillante para ella.
En cambio Zeref pensaba en un enfoque diferente, debió suponer que Mavis no sería capaz de dañar a alguien. Seguramente ni a los molestos mosquitos del bosque siempre revoloteando, pero ese no era el tema ahora. Se le ocurrió una solución pero sería mucho más difícil para ella y no sabía si podría completar todo su entrenamiento en tan poco tiempo.
_Tengo una idea_Mavis interrumpió su fiesta de autocompasión y odio al oír sus palabras. Su pecho se llenó de esperanza, estaba segura que sus ojos brillaban como estrellas agradecida con él pero no le importaba.
_Será más difícil y mucho más extenuante que estos tres últimos días_diosa, no había ni terminado de hablar y ya sentía dolor en sus huesos y músculos. Sin embargo estaba dispuesta a probar ese camino. Le enfermaba pensar en lastimar a otra persona.
_Ya que tu fuerte es la magia de ilusión podrías ser capaz de fortalecer tu magia y concentración para que estas fueran capaces de ser sólidas, como si se tratasen....
_de guardianes_interrumpió Mavis al comprender hacia donde se dirigía. Zeref la observó y asintió.
_No sería necesario que atacarás a nadie y tus ilusiones serían lo suficientemente fuertes para doblegar al enemigo solo con el daño mínimo_pronunció el hechicero observándole para ver cuál sería su reacción.
Mavis bajó la mirada y apretó sus manos dudando en hacer lo que deseaba en esos instantes. Zeref al ver su reacción pensó que no le había gustado la idea hasta que fue sorprendido por ella al abrazarle. Sus brazos envueltos en su cintura y su rostro contra el pecho fue algo impredecible. Esa chica sería capaz de darle un ataque al corazón si continuaba reaccionando de forma opuesta a la que él esperaba.
Zeref no supo si debía corresponder o alejarse así que se abstuvo de hacer cualquiera de las dos. Sintió como su ropa era mojada por las lágrimas y como su menudo cuerpo se movía por los sollozos que de ella brotaba.
_¿Ahora por qué lloras?_exclamó intentando entenderla pero definitivamente ella era diferente a todas las mujeres que conocía.
_Eres muy amable Zeref. Gracias por pensar en una alternativa_dijo ella dejando salir esas palabras sinceras que venían de su corazón.
Él incómodo continuó allí dejándose apretar por ella y para consolarla de alguna manera comenzó a pasar su mano derecha por sus cabellos buscando confortarla aunque se podía ver en la rígidez de sus movimientos que no era muy bueno en ello. Realmente los sentimientos y la cercanía emocional no eran lo suyo.
Mavis dejó salir unas carcajadas al levantar la mirada y toparse con la expresión de horror en su rostro. Definitivamente no era bueno en esto pero el esfuerzo valía más que el acto en sí mismo. Zeref la soltó al sentirse avergonzando al oírle reír. Se estaba burlando de él por intentar consolarla. Mavis al ver su expresión de enojo calló sus risas y lo miró transmitiendo una disculpa con su mirada.
_Comienza de nuevo el ejercicio y después entrenamiento físico para fortalecer tus músculos y concentración_ordenó Zeref alejándose de ella para ir bajo la sombra de un árbol.
Mavis suspiró, sabía que no se iba a librar del castigo por haberse burlado. Sin embargo no se arrepintió de abrazarle porque el hechicero le había demostrado compasión y eso para ella le decía una cosa muy importante. Zeref Dragneel no era el villano de su historia, sino su héroe.

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Los jadeos no se hicieron esperar al caer agotada sobre el césped. Mavis se encontraba acostada en el suelo mientras miraba las estrellas tintinear en el cielo. Su respiración se acompasaba con el pasar de los segundos y gracias a la brisa de la noche que refrescaba su piel. Sus músculos estaban destrozados por el enorme esfuerzo físico al que fue sometido pero era gratificante sentir como la onda de su poder se magnificaba. El ruido de pasos a su lado le indicó la llegada de alguien. No se asustó por su presencia ya que reconoció la figura sentada a su costado. Se trataba de Zeref, lo sentía al notar su aura y su magia que era opuesta a la suya.
_¿Fue demasiado para ti?_cuestionó Zeref interrumpiendo el silencio cómodo que se había extendido entre ambos.
_Si, lo fue pero se sintió bien_ella en ningún momento había apartado la vista de las estrellas. Esos hermosos puntos blancos que brillaban en la oscuridad de la noche.
Sintió movimiento a su lado y curiosa volteó su rostro encontrándose a Zeref acostándose también. Eso le sorprendió pero no dijo nada ya que no quería que se alejara. Solo lo observó en silencio perdiéndose en esa mirada carbón de la cual no quería salir.
_Tengo curiosidad sobre algo_dijo la hada mirándole fijamente. Zeref sabía que ella no perdería la oportunidad de preguntar.
_Pregunta_contestó él también con curiosidad. Había algo en las noches que le era muy íntimo. Tal vez porque se trataba del lugar o simplemente era la persona con la que se encontraba.
_¿Quién eres, Zeref Dragneel?_era una pregunta ambigua pero muy personal debido al ambiente a su alrededor. Tenía curiosidad si el mago sería capaz de mostrarse vulnerable ante una persona. Además de anhelar conocer todos los pensamientos en su cabeza.
Un silencio se extendió entre ambos. Mavis pensó que no respondería pero fue grata su sorpresa al sentir como Zeref agarraba su mano deteniéndole de voltearse.
_Soy un dragón, un huérfano, un sobreviviente, un hermano, un hechicero y un asesino_enumeró Zeref sin desviar su mirada de ella. Sus ojos tan negros chocando con ese verde tan prístino como las hojas de los árboles. Mavis no pudo evitar perderse en él, su intensidad le parecía demasiado hermosa.
_Y tú ¿quién eres, Mavis Vermillion?_retó Zeref a que contestara ella esta vez, a que desnudará su alma y le mostrara sus pensamientos. Una invitación que debía aceptar sino quería que Zeref se cerrara nuevamente con ella.
Mavis sabía que eso era lo inteligente, cerrar cualquier conexión entre ambos antes de que surgiera. No necesitaba complicarse al crear un vínculo con una persona que era todo lo opuesto a ella y que además le atraía tanto. Sin embargo no pudo evitar corresponderle, porque después de todo quería ser egoísta por una vez.
_Una hada, una huérfana, una sobreviviente, una amiga y una protectora_respondió Mavis viéndole directo a sus ojos. Solo que parecía que esta vez ambos miraban directo a sus almas.
Ninguno habló después de eso, solo se quedaron observándose y ninguno se soltó de la mano del otro. Solo observaron las estrellas con sus manos entrelazadas negándose a dejar ir esa conexión entre ambos. Como si ese vínculo fuera un salvavidas que lo salvaba de hundirse para Zeref y para Mavis, la primera vez que sentía pertenencia a un lugar.

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El sol no había salido por completo, todavía los pequeños animalillos y ella se encontraban dormidos. Sin embargo él ya había despertado y ahora se hallaba sentado viéndola dormir. Una sonrisa plasmada en sus labios mientras recorría su rostro con sus dedos. Su intención era memorizar cada rasgo y cada expresión de ella. Horas antes había sido capaz de abrirse con alguien y le alegraba que fuera con ella. Se sentía en calma por primera vez en mucho tiempo, como si fuera capaz de respirar sin ahogarse. Esa sensación era increíble para alguien que estaba maldito pero aún así fue capaz de sentir paz.
Hasta que sintió un dolor en el pecho, supo que sus ojos brillaron en rojo y él mordió su labio con fuerza sacando sangre. Zeref admiró el rostro tranquilo de Mavis y se asustó, le importaba su seguridad. Había olvidado incluso lo que sentía al preocuparse por alguien.
_No_susurró con temor y dolor por contener la maldición en su cuerpo.  
Zeref se levantó del suelo con esfuerzo y le dio una última mirada a Mavis antes de comenzar a correr alejándose de allí. Necesitaba alejarse del lugar  alrededor de cinco metros, esa era la distancia. Sentía como sus pulmones colapsaban, su corazón se detenía y volvía a latir volviéndose el dolor insoportable. Esta era la verdadera maldición, cuando intentaba contener la energía maldita en su cuerpo para no dañar a las personas a su alrededor y el precio era morir y revivir segundo tras segundo.
_No dejaré que me la arrebates_sus palabras salieron rasposas y roncas ya que su garganta se inundaba de su sangre.
Sus pies fallaron al estar bajando una pendiente cayendo sin control hasta abajo, chocando en su camino rocas que provocaron hematomas e incluso perforaciones en su cuerpo. Sin embargo el único pensamiento en su cabeza fue que estaba lo suficiente lejos de Mavis para que no lastimarla.
_Estas a salvo_esas fueron sus últimas palabras antes de que todo se tornara negro a su alrededor.