~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]

|Capítulo 25|

El cielo se tiñó de naranja y rojo mientras Mavis devolvía todo el bosque a la vida. Lo que tardó en destruir Zeref en un segundo a ella le costaron horas en volver a reconstruir.
_Incluso le devolviste la vida a los animales_expresó sorprendido por su maravilloso poder Zeref mientras ella le brindó una sonrisa cansada. El esfuerzo para devolverlo todo como estaba fue grande pero satisfactorio.
_Si, ellos también merecen una segunda oportunidad_dijo Mavis acercándose hacia donde estaba él.
_¿Eso qué significa?_inquirió Zeref avanzando igual hacia ella, ambos se detuvieron frente al otro.
_Deberíamos darle una oportunidad a esto_dice ella mientras señala entre ambos con torpeza. Una sonrisa burlesca creció en el rostro del mago oscuro y las mejillas de la hada se encendieron de un bonito rosa al ver su aspecto tan sexy.
_¿Te refieres a cuándo te besé ayer y después me gritaste enfurecida qué me quieres?_dijo él pícaro entrelazando sus manos y obligándole a alzar la vista para verle el rostro.
_¿Todo eso pasó en las últimas 24 horas?_preguntó Mavis asombrada ya que se sentía tan agotada. Él asintió mientras le apartaba el flequillo de su frente mirándole con mucha atención.
_Fue todo una montaña rusa de emociones_ella estaba de acuerdo con sus palabras.
_Y ya es tarde. No hablamos mucho pero como siempre me encantó estar contigo_dijo él mientras acariciaba sus pómulos.
Mavis sin embargo envolvió sus brazos alrededor de su cintura con firmeza y rapidez sorprendiendo al hechicero oscuro logrando que perdiera el equilibrio por unos segundos. La hada enterró su rostro en su pecho aspirando su aroma.
_¿Pequeña hada?_preguntó él curioso debido al ataque furtivo no es que se quejara de abrazarle y de estar envuelto por sus menudas manos.
_Me niego_dijo ella aplicando más fuerza aunque para Zeref solo era como si una mariposa lo golpeara con sus frágiles alas.
Mavis levantó la vista y le mostró el puchero inconsciente que había hecho. El corazón de Zeref sufrió un ataque justo en ese instante.
_Eres tan....
Zeref no terminó la frase porque no podía dejar de mirar ese regordete labio inferior que sobresalía y Mavis solo le observó sin comprender que había hechizado por completo al hechicero.
Antes de que lo supiera ya el mago estaba sobre ella, devorando su boca con rapidez y destreza. Acariciando con su lengua la suya, robando el aire que necesitaba, chupando y mordiendo sus labios como si no se cansará nunca de ello. Mavis siguió con torpeza e inseguridad sus movimientos asta que logró seguirle el ritmo y disfrutar de esa sensación eufórica que quitaba el aliento.
_Eres como una droga a la cual soy adicto_susurró él en su oído haciendo que ella diera un largo suspiro y sus latidos se incrementaron ante su ronca voz.
_Eres irresistible para mi, pequeña hada_aseguró Zeref agarrándola por sus mejillas obligándole levantar la vista y ella se maravilló por la certeza que se veía en su bello rostro.
_Y quiero que sepas una cosa_dijo antes de acercarse a su oído haciéndola sentir cohibida pero aún así su emoción no se desvanecía.
_Yo también te quiero_susurró Zeref y se alejó para observar su expresión. Parecía un pequeño conejo delante de un carruaje a punto de morir. Sus expresivos ojos verdes estaban casi desorbitados y su boca tentadora abierta como una invitación.
_¿Tú....me quieres?_cuestionó Mavis al no poder creerse sus palabras.
_Creo que eso es lo que acabo de decir hace un momento, pequeña hada_se deleitó con su sorpresa y se emborrachó con su emoción. Mavis era como un libro abierto, sus sentimientos se mostraban en su rostro con facilidad. Tal vez por eso era tan fascinante para él, alguien que carecía de expresividad.
La hada todavía no podía creerlo por completo, una euforia acompañada de adrenalina la hizo saltar en sus brazos y si Zeref no la hubiese atrapado ya estaría en el suelo. Mavis dejó en cada parte de su rostro pequeños besos provocando una risa genuina en el hechicero.
_Eres increíble, Mavis Vermillion. Hiciste algo que nadie hizo o podrá hacer_dijo él mientras la sostenía por sus caderas  y se perdía en su mirada.
_Sobreviviste a mi y no sabes cuanto lo agradezco_el corazón de Mavis dio un vuelco ante sus palabras tan sinceras. Acarició su mejilla y vio como Zeref cerraba sus ojos ante su toque.
_Y yo agradezco que existas. Apareciste en el momento en que necesitaba a alguien y aún te sigo necesitando, Zeref_declaró ella mientras lo abrazaba enterrando su rostro en su cuello.
_Siempre estaré aquí cuando lo necesites. Eso es lo bueno de la inmortalidad. Siempre estaré aquí_de algún modo sus palabras sonaron tristes para Mavis. Se sentían solitarias.
_Siempre estaremos aquí. Ambos somos inmortales. Caminaremos juntos, tú y yo_dijo la hada mostrándole una bella sonrisa cegando al hechicero.
Zeref le sorprendió nuevamente besándole y ella correspondió a su pasión. Ambos entregándose al otro con absoluta devoción y confianza. Solo habían pasado juntos tres semanas luego nueve largos años pero siempre estuvieron en la mente del otro.
_Te extrañé, pequeña hada_sonrió él feliz de haber vuelto a Magnolia y encontrarla.
_Yo también. Te extrañé mucho, maestro tirano_bromeó ella sin dejar de abrazarle.
Una sonrisa creció en los labios de Zeref por sus palabras, recordando los intensos entrenamientos y como le gritaba hasta que casi lloraba. Estaba de acuerdo con ella acerca de que fue un tirano.
En ese instante Zeref notó que ya casi el sol se había ocultado por completo. Era hora de llevar a Mavis a casa. No quería dejarla ir pero ya era hora.
_Te acompañare a la entrada del bosque. No puedo ir contigo hasta el pueblo pero puedo verte desde allí_dijo él dejándola ir.
La hada ya extrañaba estar en sus brazos y besar sus labios aunque todavía no se habían separado. Nunca imaginó ser una de esas chicas que eran como pegamento con su novio. Tal vez se debía a quien era ese chico.
_Vamos_dijo Zeref extendiendo su mano para ella y Mavis se maravilló con la vista antes de sujetarla con fuerza como si tuviese miedo de soltarla.