|Capítulo 4|

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Año X456. Inframundo.

El nigromante golpeó en la mesa con enojo, según los demonios sueltos en el reino había alguien creando seres con magia oscura. Un nuevo usuario que atormentaba las calles con su energía maligna. Los humanos le importaban un comino pero no podía permitirse que ese hombre tuviera suficiente poder para derrotarlo. Además estaba seguro de que utilizaba los hechizos que él había creado cuando estaba vivo, Glorius Savage era una sombra de lo que alguna vez fue. Es por ello que no podía permitirse que aquel humano creara más de esos seres. Es debido a eso que fue inmediatamente al salón de armas del rey. Sentado en su trono se encontraba el rey Aksheram mientras su demonio de más entera confianza, Mikael, se hallaba a su lado.
_Espero que sea importante para tu falta de modales, Glorius_reprendió sutilmente Mikael.
El nigromante apretó su mandíbula y deseó que aquel demonio desapareciera. Era insoportable y respetaba la vida de todas las especies. Se debía a que antiguamente era un hada, sus ojos verdes esmeraldas le delataban. No sabía como lograba ser intimidante con esos rasgos angelicales, su cabello rubio blanquecino eran rizos que caían desordenados por su rostro, sus pómulos finos resaltaban su rostro, al igual que sus labios anchos rosa fresa y largas pestañas enmarcaban sus ojos verdes rasgados. Era una injusticia divina, después de todo las hadas estaban bendecidas por la diosa Rae.
_Un humano ha osado a replicar sus poderes majestad, ha creado seres de la nada y se dispone a revivir uno que traerá la desgracia_no era mentira. Los espíritus celestiales estaban inquietos por la llegada de un ser que daría comienzo al Festival del Dragón.
_¿Quién es?_preguntó el Dios de la Muerte con el ceño fruncido. No quería que compararan a ese insulso humano con él, solo por eso merecía la muerte.
_Su nombre es Zeref Dragneel, el único sobreviviente de Lotos_habló con voz calma. Sabía que esa información haría que el rey atacara.
Al contrario de lo que muchos pensaban el ataque a Lotos no fue una escaramuza por parte de los demonios, sino un ataque planeado por el dios. Detestaba la idea de que hubieran seres más poderosos y más aclamados que los dioses. Mikael entrecerró los ojos con desconfianza. Esa calavera solo quería destrucción y guerra. Sabía que su rey cayó en la trampa y que no había nada que hacer ahora.
_No lo mataré, quiero que se arrepienta de estar vivo y sufrir por la eternidad_esas palabras sellaron la sentencia de Zeref Dragneel.

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Asentamiento de los dragones, Desiertos fuera del reino.

Lo había conseguido, había logrado lo imposible y ahora tenía entre sus brazos la prueba de ello. Solo se arrepentía de que su alma perteneciera al infierno, pero estaba vivo y eso era lo único que importaba.
_Zeri_dijo Natsu admirándole con sus ojos dorados dándole la certeza de que su hermanito sería un dragón completamente. No tendría la misma enfermedad que él y podría vivir una vida plena y longeva.
_Natsu, lo logré_abrazó su pequeño cuerpo entre sus manos y dejó caer lágrimas de tristeza y felicidad.
Tantas emociones bullían en su interior pero la más importante, era el alivio de poder cumplir la promesa a sus padres. Logró proteger a su hermano y ahora viviría. Tardó diez años en sentir esa gloriosa sensación que se llamaba alegría. Todo había valido la pena porque lo tenía entre sus brazos. Cada hechizo acortó su vida, ese fue el precio que acordó pagar para cada Etherias. Ahora solamente viviría hasta los treinta años pero no le importaba, le quedaban diez años para verlo crecer y poder disfrutar de su familia.
Ignia e Igneel no podían creer que lo había logrado, ver como Zeref cargaba a ese pequeño niño entre sus brazos y él admiraba todo como si fuera la primera vez que abriera sus ojos los conmovió.
_Es increíble, lo lograste_susurró Ignia observando con asombro a ese pequeño milagro que cargaba entre sus brazos.
_Está maldito Zeref, su tatuaje lo demuestra_señaló Igneel seriamente. Quería celebrar pero lo cierto era que la magia oscura siempre tenía un precio y más si era por revivir a una persona que murió.
_No importa. Es Natsu y está vivo. Yo pagué el precio necesario para su vida_dijo Zeref defendiendo a su hermanito, ni siquiera Igneel diría algo en contra de Natsu. No permitiría que nadie lo dañara.
_¿Cuántos años perdiste de vida, Zeref? ¿Cuántas personas asesinadas por y para cada una de tus creaciones?_reclamó el rey con enojo.
Zeref lo sabía, no era la misma persona, estos últimos tres años fueron suficientes para demostrarle lo lejos que estaba dispuesto a llegar para salvar la vida de las personas que amaba.
_Sé que no soy alguien bueno Igneel. Asesiné a personas con mis Etherias y también para crearlas pero no me arrepiento de nada_declaró Zeref demostrándole la veracidad de sus palabras con la fuerza de su mirada.
_¿Cuánto tiempo te queda?_preguntó después de unos segundos en silencio. Sabía que las personas no comprenderían su dolor por ese chico frente suyo pero era su familia, su carne y sangre.
_Diez años, moriré en mi cumpleaños número treinta_respondió Zeref dejando a Natsu en el centro de la cama rodeado de almohadas para frenar su movimiento. Dormía plácidamente sin notar lo tensos e incómodos que se hallaban los tres.
_¿Qué harás para salvarte?_ayudaría a su hermano. Ignia no le dejaría morir ahora. No era tiempo suficiente para él, era egoísta y quería que Zeref viviera.
_Nada, quemé los pergaminos y cerré a mis Etherias_dijo Zeref acariciando el cabello rosa de su hermanito.
No haría nada, solo descansar. Se merecía unas vacaciones de la magia para siempre y disfrutar de su familia. El amor no le interesaba, no tendría una compañera para después abandonarla con una cría. No era justo para ninguno de los dos y quería dejar la tierra sin remordimientos.
_Es lo mejor. Además cuando no esté, Natsu los tendrá a los dos_dijo Zeref al ver la mirada en desacuerdo de Ignia y su deseo de replicar.
_Quiero dormir un rato así que salgan de aquí para que pueda descansar_los corrió sin dudarlo. No quería preocuparles pero el hechizo de resucitación lo dejó débil. Sabía que su fuerza y resistencia nunca más serían la misma.
Ignia al principio quería quedarse pero al ver la negación de su padre comprendió que era en serio su necesidad de dormir. Ambos salieron de la carpa y dejaron a ambos hermanos dormir.

                       •●🖤💛●•

El desierto era un asco, no tenía duda de ello. Zeref recorría las arenas con paso lento en dirección al oasis cerca de allí. Igneel y los otros cuatro reyes escogían unas extremas localidades si le preguntaba aunque era mejor eso que las tierras de Camelia. Solo de pensarlo le dio escalofríos, los dragones no soportaban el frío y él no era una excepción. Después de una incómoda y calurosa caminata llegó al oasis para tomar el agua fresca. Detrás suyo iba Deliora, uno de los Etherias creados por él, que había encerrado. Se había inspirado en la raza de las bestias.
_Muy bien amigo, deja caer los dos barriles_dijo Zeref tapándose el rostro con su mano, su piel ardía por el calor del sol.
Deliora dejó caer con un poderoso estruendo los barriles provocando que el polvo se dispersara y que Zeref comenzara a toser.
_No eres muy delicado ¿eh?_sabía que el monstruo no le iba a contestar así que se dispuso a ordenarle que llenara ambos y después lo llevara de vuelta al asentamiento.
Necesitaba un descanso de los pañales y biberones. Adoraba a su hermanito pero anhelaba un respiro, gracias a Ignia lo tendría. Por ese motivo se recostó contra una de las palmas buscando la sombra y cerrando sus ojos. Dulce paz, adorado silencio. No lo malentiendan, le agradaba estar en compañía de su raza pero algunas veces quería el dulce sonido de la nada. Unos pasos fue suficiente alerta para que Zeref frunciera el ceño molesto. Alguien interrumpía su tiempo de soledad.
_Ignia si eres tú, eres una mierda de hermano por interrumpirme_habló Zeref sin abrir los ojos. No se levantaría de allí. Necesitaba un tiempo sin oler a vómito de bebé.
_No soy ese tal Ignia pero estoy seguro de que no agradece el mensaje_la voz desconocida lo hizo percatarse de su descuido al relajarse en un lugar abierto y extraño.
Zeref abrió sus ojos carbón y se levantó del suelo para admirar al extraño frente suyo. Sus ojos fueron lo que le sorprendieron.
_¿Eres un hada?_preguntó asombrado Zeref. Nunca había visto una de su raza. Se suponía que solo eran rumores.
_¿Las hadas salen de Tenroujima?_se conocía que esa especie siempre estaban en su propia isla aislados de las personas que buscaban robar su poder.
_Si, soy un hada y es muy difícil que veas a un hada fuera de la isla_contestó a ambas preguntas con tranquilidad. El chico no parecía ser tal amenaza pero sentía su poder. Era magnífico y aterrador.
_Esto no es una visita de cortesía y tú dejaste de ser un hada hace mucho tiempo_una de las ventajas de tener el elemento oscuro era sentir todo lo maligno. La persona frente suyo era un demonio. Hace diez años que no veía uno.
_Soy Mikael, y Aksheram tiene un mensaje para ti_enarcó una ceja por sus palabras. ¿El Dios de la Muerte le mandaba un mensaje? Dudaba que fuera algo bueno.
Zeref no notó la mano de Mikael alrededor de su cuello hasta que fue demasiado tarde. Él agarró su muñeca con la intención de liberarse, pensaba que el mensaje se trataba de una ejecución.
_Supongo que al Dios no le gusta que otras personas ostenten su mismo poder_en realidad solo estaba fanfarroneando. Su poder no estaba completamente desarrollado aunque estaba bastante avanzado.
_Dime dónde está el último Etherias y te dejaré libre_no delataría a su hermanito ni aunque le costara la vida. Lo protegería con todo lo que le tenía.
_Prefiero morir_sabía que esas serían sus palabras. Tenía la sospecha que la persona resucitada era alguien importante para él.
_Esto es algo mucho peor que la muerte. Espero que lo valga.
Zeref dejó escapar un grito de dolor al sentir como su piel se quemaba bajo la palma de su mano. Mikael al quitarla vio la marca desvanecerse dentro de su piel. Los ojos de Zeref brillaron rojos sellando su destino.
_¿Qué me hiciste?_gritó Zeref al sentir como una ola de energía se construía en su cuerpo.
_Son las consecuencias de tus actos, Zeref Dragneel_Mikael se desvaneció y segundos después la oleada de energía maldita brotó de él. Todo a su alrededor murió.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora