|Capítulo 22|

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_¿Cómo te sientes?_cuestionó Zeref después de que su llanto cesará y sus mejillas se secarán creándose un silencio lleno de dolor y tristeza por parte de ambos.
_¿Qué ocurrió después?_preguntó la hada ignorando por completo su pregunta. No sabía como responderle porque ella no tenía ni idea como se sentía en esos instantes.
Zeref se mostró renuente a contarle los detalles pero al ver la mirada determinada de Mavis solo pudo suspirar resignado.
_Después que los demonios asesinaron a todos, salí de mi escondite con Natsu en brazos en un estado débil y nebuloso debido al humo que se extendió por el fuego que encendieron esas basuras_Mavis solo lo observó en silencio, viendo como era atrapado en esos recuerdos nuevamente.
_Mi único pensamiento era que había cumplido mi promesa y que debía encontrar a mi mamá_Zeref de repente no pudo continuar, un nudo obstruía su garganta y pudo escuchar en sus oídos los agonizantes gritos de su madre como si volviera a ocurrir. Fue traído al presente por el apretón en su mano y se encontró con la mirada verde de la hada.
_Y la encontré_dijo con una sonrisa amarga cargada de dolor y rabia, todavía esos sentimientos seguían en su pecho vivos y respirando.
_Estaba en el corredor muerta, su cadáver era prácticamente irreconocible por los desgarros en su cuerpo y rostro. Solo la reconocí por el collar en su cuello, un regalo de compromiso de mi padre_una solitaria lágrima cayó de su mejilla y Mavis al ver esto quiso abrazarlo fuertemente pero temía la reacción del hechicero. Su corazón dolió por Caira Larcade.
_Después de eso entré en un estado de inconsciencia, ahora reconozco que estaba conmocionado. Todo se sintió como un sueño horrible, los cadáveres esparcidos por doquier y todo estaba destruido. Solo me quede allí...de pie mientras sostenía el cuerpo muerto de mi hermanito que no alcanzaba ni cinco años observando todo_al escuchar la última parte dejó salir una exhalación conmocionada.
_¿Natsu estaba muerto?_no, Mavis no quería creerlo. Ese pequeño niño de cabellos de algodón de azúcar y ojos de maní tostado tan curioso y lleno de vitalidad había muerto.
_Al ser tan sólo un bebé sus pulmones se llenaron más rápido de humo y falleció en mis brazos. Escuché la muerte de mi madre y sostuve el cadáver de mi hermano menor por más de tres horas sin darme cuenta de lo último_narró Zeref sin mostrar emoción alguna, como si estuviese vacío por dentro.
_Estuve de pie allí por largas horas hasta que caí desmayado por falta de nutrientes. Mi tío regresó tres días después al escuchar sobre un incidente en la ciudad_en otras palabras estuvo rodeado de cadáveres esparcidos de habitantes, familiares, amigos y conocidos por tres días mientras aún sostenía a su fallecido hermano.
La hada al oír sus palabras mordió su labio inferior con fuerza lastimándose, no soportaba semejante injusticia. El daño que debió soportar Zeref Dragneel cuando niño era inconmensurable.
_Cuando desperté habían pasado más de tres semanas y ya habían enterrado a mis padres y hermano. Supongo que fue un acto misericordioso para mi al no tener que ver semejante escena_su tío había apresurado el funeral con esa intención.
_Sin embargo en esas tres semanas tuve lapsos de consciencia. La primera vez me levanté gritando y llorando al sentir como intentaban quitarme el cadáver de Natsu. En mi cabeza mi propia gente eran los asesinos de mis padres y debía proteger a mi hermano_él frunció el ceño al recordar los moretones en su débil cuerpo al luchar con hombres para defender a su hermano.
_Estabas traumatizado_habló en voz alta Mavis sin notarlo, solo procesando la información en su cabeza. Solo cuando sintió esa mirada carbón sobre ella se dio cuenta de que no lo había pensado solamente.
_Lo recuerdo solamente como un sueño ya que no estaba plenamente consciente pero sucedió. Después de que me apartaron de Natsu cuando dormía, lo único que hacía era quedarme quieto mirando a la pared sin hablar o mirar a nadie. Igneel me daba por perdido hasta que Ignia comenzó a visitar mi habitación. Eso me trajo lentamente_en la mente de Mavis destellaron imágenes de una bella mujer de cabellos rubios y ojos dorados junto a un niño que era su fiel copia.
_Ellos también fallecieron_dijo Zeref indiferente al notar su siguiente pregunta. Mavis se llenó de confusión por sus palabras, al no comprender a quiénes se refería.
_Mi tía y su bebé. Al parecer estaba embarazada de seis semanas_Mavis no supo en que momento comenzó a llorar después de sus palabras, solo agradeció que el mago la envolviera en sus brazos y le consolará.
_No debí mostrarte mis recuerdos. No sé en que estaba pensando_dijo Zeref arrepentido de sus acciones mientras su corazón dolía con cada sollozo proveniente de la hada.
Sin embargo Mavis difería completamente, gracias a esos trágicos recuerdos pudo entender más a Zeref y el por qué de su carácter acorazado y distante. Todavía no estaba segura qué hizo para merecer el castigo que impuso Aksheram pero ahora sabía que no era una búsqueda de poder como todos le llamaban, era algo más profundo y doloroso. Familia.

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_Hasta aquí_dijo Zeref deteniéndose a unos metros de la entrada de la ciudad de Magnolia. Se podía escuchar gritos y música del festejo en la plaza.
Mavis suspiró al darse cuenta de que su tiempo había culminado, al menos ese día. Ella le dio un suave apretón a su mano entrelazada con la suya y él dirigió su mirada a sus manos unidas. Nunca pensó que algún día vería sus manos entrelazadas como una sola y menos que le mostrara esos recuerdos guardados en el rincón oscuro de su mente.
_Aquí es dónde nos despedimos_suspiró Mavis inconforme por esto. Deseaba estar más tiempo con el de cabellos azabaches ya que anhelaba su compañía.
Zeref al verle haciendo un puchero sonrió de forma inconsciente y acarició su cabeza como a una pequeña niña pequeña. Se sentía irreal que ella no hubiera envejecido, al igual que él.
El corazón de Mavis latió apresurado con ese simple gesto y sus mejillas floreciendo en botones de cerezos. Le recordó la promesa hecha entre ambos antes de que se marchara y como nunca fue capaz de reclamar su recompensa debido a su partida. De hecho ni siquiera hablaron de lo que había hecho él en estos últimos años. Estuvieron muy ocupados discutiendo, y después vio la destrucción de Lotos. En ese instante recordó el beso. Sus manos de forma inconsciente se dirigieron a ellos, este movimiento no pasó desapercibido para Zeref. Ambos se miraron con intensidad sin apartar la mirada del otro, sus corazones latiendo desenfrenados al unísono.
_Zer....
Antes de que Mavis terminara la frase fue interrumpida por los cálidos y voraces labios del mago tomándola nuevamente por sorpresa. Sin embargo esta vez no se quedó quieta, ella rodeó con sus brazos su cuello poniéndose de puntitas y correspondiendo con las mismas ansias. Zeref no se detuvo allí, acercó aún más a la hada agarrándola por la cintura y profundizando el beso entre ambos como si estuvieran sedientos y el otro fuera la última gota de agua en el desierto. Mavis se sentía como en una montaña rusa, eufórica de que finalmente estuviera besando al mago oscuro. Mientras este, solo podía pensar en lo afortunado que era por poder disfrutar de la compañía y de su tacto sin dañarla. Sin dañar a una de las personas más importantes de su vida.
El mago la dejó ir suavemente ya que a ambos les faltaba el aire por tan intenso contacto entre los dos, aún así no soltó su cintura y descansó su frente en el hombro de la hada. Mavis al escuchar la respiración agitada del mago en su oído y sentir como barras calientes esas fuertes manos alrededor de su frágil cintura le hizo sonrojar. Mavis se quedó en silencio mientras él seguía apoyado en su hombro y buscaba alguna forma de entablar una conversación pero no se le ocurría nada.
_Te estás mordiendo el labio en estos momentos ¿verdad?_ante la pregunta susurrada en su oído, la hada fue consciente de que realmente se estaba mordiendo el labio inferior.
Mientras Mavis se hallaba confusa ante la correcta predicción del hechicero, este se incorporó nuevamente. Debido a esto la rubia tuvo que inclinar su cuello para verlo a los ojos y ella se derritió ante esa mirada intensa.
_¿Cómo lo sabes?_cuestionó ella confusa y queriendo saberlo de inmediato. Al ver el ceño fruncido en curiosidad de la pequeña hada Zeref sonrió suavemente.
_Porque siempre te estoy observando_dijo mientras acariciaba sus hebras blanquecinas mirándole con devoción.
En ese instante mientras su corazón latía fuertemente y veía aquella mirada feliz en Zeref, Mavis lo supo. Ella estaba irremediablemente enamorada del hombre más temido y odiado de Fiore.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora