|Capítulo 23|

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_Mavis, oye. ¿Me estás escuchando?_cuestionó molesto Yuri al ver que no importaba cuantas veces la llamara ella seguía perdida en sus pensamientos.
Al escuchar la voz insufrible del rubio cascarrabias ella finalmente se volteó hacia donde estaba él, actualmente estaban sentados sobre rocas alineadas alrededor de una fogata en la casa de Yuri.
_¿Qué?_preguntó borde Mavis al ser interrumpida por él, estaba recreando en su mente por vigésima vez el beso entre ella y Zeref. Podía jurar que todavía sentía en sus labios el suave tacto de de los suyos. Una sonrisa creció en su rostro ante ese pensamiento.
Yuri al ver la sonrisa bobalicona en el rostro de Mavis cuestionó quién era el responsable de semejante hazaña. En estos nueve años de amistad nunca se había interesado por ningún hombre y ahora de repente la hada vivía en las nubes.
_¿Por qué tienes esa expresión nauseabunda en tu cara?_declaró asqueado Yuri mientras fruncía el ceño.
Mavis le disparó dagas con los ojos molesta con la descripción tan acertada del rubio. Después de todo estaba teniendo pensamientos no tan inocentes respecto al hechicero hasta que presenció la llegada de la persona que mas temía Yuri. Una sonrisa creció en sus labios de forma involuntaria al imaginarse la escena que estaba a punto de presenciar. Yuri estaba confuso por el repentino cambio de humor hasta que alguien le golpeó la cabeza desde atrás.
_¿Qué demonios...
Sin embargo no pudo terminar la frase ya que al voltearse se encontró con la persona que más temía en este mundo, ni los demonios daban tanto miedo. Se trataba de su esposa, Tsukasa, una belleza de cabellos negros y ojos de un intenso gris. Traía cargado en su costado al pequeño Zane de cabellos negros y ojos azules mientras reía divertido por la interacción entre sus padres. Hoy celebraron el cumpleaños de Suki, la hija de Freddie y Mary. Además de ser el aniversario de bodas de Yuri y Tsukasa. Irónico pero se había casado el mismo día en que casi muere.
_Yuri, deja en paz a Mavis_reprendió Tsukasa a su esposo mientras le disparaba dagas con sus ojos. Un escalofrío recorrió el cuerpo del rubio ante la expresión enojada de su mujer.
_Tsuki sólo estaba bromeando con ella. No la estaba molestando ¿verdad?_pidió a gritos con la mirada a Mavis que solo le ayudara esta vez. No tenía ningún deseo de dormir nuevamente en casa del silencioso y amargado de Precht.
Mavis observó a Yuri que parecía gritar "Por favor no me dejes morir" y se regocijó en el interior. Disfrutaba demasiado la desesperación del rubio ya que era insufrible y siempre buscaba meterse con ella.
_Si, me estaba molestando_en ese instante Yuri juró que sintió un aire helado pasar por el lugar. Él sabía que al voltearse nuevamente se encontraría con la mirada asesina de Tsukasa.
_Yuri_al escuchar el tono de voz calmado de su esposa supo que estaba muerto. No tenía ninguna posibilidad, hoy dormiría fuera de casa.
_Yuri baña a Zane después hablaremos tu y yo_sentenció Tsukasa entregándole el pequeño demonio de sus brazos a los suyos.
_Si_asintió Yuri como un pequeño cachorro tomando a su hijo de entre los brazos de su madre con una expresión resignada y llena de tristeza.
Mavis observó la espalda encorvada del rubio desde atrás mientras entraba en la casa, parecía un globo desinflado. No pensó que se vería tan...lamentable. ¡Era muy divertido para ella!
Tsukasa vio la expresión de buen humor en la hada divirtiéndose a expensas de la desgracia de su esposo y ella también quiso sonreír hasta que recordó por qué había mandado a entrar a Yuri.
_Regresó ¿cierto?_cuestionó ella y la sonrisa en los labios de Mavis desapareció en sus labios sintiéndose atrapada. Ella asintió en respuesta y Tsukasa suspiró dando por perdida a su amiga.
_Sé que no te gusta él pero no me pidas dejar de verle_dijo Magos dejando en claro su postura. No dejaría de ver a Zeref y menos ahora.
_Mavis estamos hablando del hombre más temido en todo Fiore ¿entiendes eso?_habló Tsukasa intentando hacerla entrar en razón.
_Sé muy bien eso Tsuki pero cuando lo conocí vi semejanzas suyas en mi_al oír sus palabras su amiga abrió de forma desorbitada sus ojos y Mavis no pudo evitar reírse por su expresión.
_Él y yo somos los únicos sobrevivientes de una masacre, ambos somos huérfanos y somos inmortales por la gracia de un dios. Comprendemos el dolor del otro, nuestras piezas rotas se complementan. Somos dos almas en pena destinadas a vagar en la oscuridad solas_dijo Mavis y una sombra nublaba sus ojos recordando el vacío en su pecho que solo desapareció cuando lo conoció a él.
_Vivi_susurró Tsukasa al ver el resplandor de soledad y tristeza que emitía su amiga. Siempre había visto el dolor detrás de esa cegadora sonrisa y esa actitud optimista, excepto cuando hablaba del mago oscuro.
_No quiero decir que me sentí sola con ustedes. Es que Zeref me comprendía....
Tsukasa no dejó que Mavis continuará hablando, la abrazó fuertemente y no la soltó. Sus ojos estaban llenos de lágrimas al comprender como su amiga se había sentido tan sola todo este tiempo.
_Entiendo Mavis. No necesitas explicarme nada. Solo quiero que seas feliz_habló Tsukasa apretándola fuertemente.
_Tsuki_su voz fue un susurro sorprendido al obtener la aprobación de su mejor amiga. Después de todo era una de las personas más importantes de su vida después de sus tres amigos.

Daba gracias porque Tsukasa decidió dejar ese puesto de recepcionista en la posada del Puerto Halgueon y visitara el pueblo. Recordaba el día como si fuese ayer cuando Tsukasa y Yuri se volvieron a encontrar en la plaza. La recta recepcionista que le detuvo el paso a ellos tres y él para ella, el cliente rubio de carácter de mierda. Una historia de amor épica sin lugar a duda.

Tsukasa se alejó de ella y le sonrió mientras organizaba su cabello rubio blanquecino como si se tratase de una frágil mariposa.
_Te mereces ser feliz Mavis. No dejes que nadie te diga lo contrario, ni siquiera yo_al escuchar las palabras de la pelinegra también en su rostro creció una sonrisa.
Tsukasa tenía razón, era hora de buscar su felicidad de una vez por todas. Comenzaría con encontrarlo a él, a ese hechicero maldito de mirada intensa y cabellos de alas de cuervo.

•●🖤💛●•

El amanecer llegó a Magnolia silencioso y rápido, sin pedir permiso. Una hada de cabellera blanquecina caminaba descalza por la plaza aún vacía con destino al exuberante bosque que rodeaba la pequeña ciudad. El sonido de los pajarillos y el aleteo de las avispas y mariposas eran indicios de que ya se adentraba en el paraíso verde lleno de árboles y justo allí en el límite que dividía la entrada a lo más profundo del bosque una túnica negra se balanceaba suavemente con el viento. Ese chico que aparentaba tener la edad de un adolescente sonrió por primera vez sin pesar por la llegada de una dulce y traviesa hada de cabellos dorados con resplandores de luna.
_¿Esperaste mucho por mi?_preguntó Mavis al llegar a su lado inclinando su cabeza para verlo mejor y regalándole una bella sonrisa que podría cegar hasta al mismo sol.
_Toda una eternidad_contestó él en broma y ella se echó reír a carcajadas mientras Zeref extendió su mano para que la tomara. Mavis sin dudarlo entrelazó sus dedos con los suyos.
_¿Y qué hiciste en estos últimos años?_cuestionó Mavis con curiosidad siempre mirando hacia arriba para verse reflejada en esos ojos negros parecidos a un abismo.
_Es una larga historia_suspiró Zeref al recordar tener que lidiar con sus dos hermanos. En ese instante sintió un apretón en su mano y miro hacia abajo maravillándose con esas grandes esmeraldas que le recordaban a la vida misma.
_Cuentame, tengo todo el tiempo del mundo_respondió Mavis y ambos intercambiaron una mirada cómplice.
Los dos caminaron abrazados internándose en el bosque, la muerte y la vida enamorados. Solo aquel que viera de forma superficial vería a dos adolescentes disfrutar de su primer amor, llamándoles ingenuos sin saber que ambos tenían heridas grabadas en su pecho y alma, fundidas para nunca olvidarlas. Que esa chica de alegre sonrisa y jovial espíritu era la última hada y que había vivido una vida dura llena de soledad. Que aquel chico de apacible carácter y sonrisa tranquila era quien a todos temían pero que nadie intentó comprender era Zeref Dragneel, el último sobreviviente de Lotos.
En ese instante cuando aquel maldecido ser y aquella bendecida se besaron y sonrieron con amor en sus ojos mientras caminaban hacia la espesura de aquel bosque testigo de su historia fue perfecto....
Hasta que ya no lo fue.

*Nota Importante: Aquí puse que Yuri no era el padre de Makarov sino su abuelo para que el tiempo tuviera concordancia entre las historias.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora