|Capítulo 15|

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_¿Crees qué lo haré bien?_cuestionó Mavis con los nervios a flor de piel. Mañana atacarían a Blue Skull con el objetivo de liberar a Magnolia y traer paz a la ciudad.
Decidió pasar la última noche con Zeref, por supuesto le había dicho a los chicos que quería estar sola y ellos aceptaron después de una larga discusión. Ambos estaban acostados sobre el césped viendo el cielo nocturno en silencio, como aquella vez. Había pasado la última semana dándolo todo en el entrenamiento, su técnica no era perfecta pero sería capaz de defender y proteger a los ciudadanos de los magos.
Él se acostó sobre su lado derecho y ella hizo lo mismo con el lado opuesto para verse. Aún le sorprendía la intensidad de aquellos ojos que parecían el mismo abismo. Tan hermosos pero aterradores, así calificaba a Zeref Dragneel, sólo que ella no le tenía miedo. Tal vez era estúpida o simplemente ingenua pero deseaba creer que nunca le haría daño.
_Estoy seguro que lo harás bien, pequeña hada_otra vez aquel mote cariñoso. Cada vez que lo escuchaba su corazón daba un brinco y después se derretía.
_Has entrenado muy duro. Además no olvides quien fue tu maestro_la última parte le hizo rodar los ojos. Intentó contener una sonrisa pero falló estrepitosamente.
_Que humilde eres_el sarcasmo en su voz no pasó desapercibido para él. Este solamente enarcó una ceja ante sus palabras.
_La humildad es para los perdedores, Mavis_contestó seriamente y ella se estremeció al escuchar ese timbre de voz más duro. Siempre que hablaba en serio su tono se hacía más bajo y grueso. Eso le encantaba,  algunas veces incluso lo molestaba a propósito para oírle hablar así.
_Y tú eres un ganador ¿cierto?_preguntó con burla y desafío. Una emoción de adrenalina recorrió a Zeref al escuchar el reto subyacente en su comentario.
_Lo soy, y no me importa si tengo que jugar sucio para conseguir lo que quiero_eso era cierto. Adoraba ganar, tener la razón, triunfar por encima de todos. Demostrar que él era el mejor. Mavis frunció el ceño.
_¿No importa los medios, solo el fin?_cuestionó ella con una opinión muy diferente al hechicero, aún así quería saber cada pensamiento cruzaba por su cabeza. No importaba lo retorcido o egoísta que fuera, anhelaba saberlo todo.
_Exactamente y esos siempre son los mejores_Mavis no supo que decir, sólo se quedó atrapada en su mirada carbón.
_¿Alguien te ha dicho alguna vez lo impresionante que son tus ojos?_preguntó Mavis rompiendo el cómodo silencio el cual había nacido entre ambos.
_Tus ojos son más bonitos_a Mavis ese comentario no le gustó, le recordó a las personas de la aldea. Siempre decían lo reluciente que parecían sus ojos como joyas. Ese era el único cumplido que recibía.
_Son como esmeraldas ¿no?_esa siempre eran las palabras con las que describían sus ojos. Hermosas esmeraldas que relucían con la luz. Se sintió un poco decepcionada porque Zeref estaba haciendo la misma comparación.
_No, no son como esmeraldas_negó Zeref y Mavis levantó la vista encontrándose con sus ojos.
_Son como las copas de los árboles, ese intenso verde oscuro lleno de vida, como tú_ella abrió ligeramente su boca asombrada por sus palabras y sin pensarlo se arrojó a sus brazos.
_Gracias_su voz se oía inestable por las lágrimas que contenía de la emoción. Él se alejó un poco para verle el rostro confundido.
_Pensé que las chicas preferían las joyas_dijo haciendo alusión a sus palabras anteriores. Mavis dejó salir una risa cargada de diversión y felicidad al ver su rostro perplejo.
_No esta chica_respondió ella mientras besaba su mejilla, tan cerca de sus labios.
Mavis se sorprendió de sí misma ante tal acto atrevido de su parte, ni siquiera lo pensó, solo lo hizo. Zeref la observó asombrado ante tal acción y pensó que se alejaría, este hizo lo contrario para sorpresa de ambos. La hada vio como acercó su rostro y ella cerró sus ojos esperando. Sus labios estaban entreabiertos como una invitación para él.
El hechicero besó su frente y ella abrió sus ojos decepcionada. Zeref la iba a besar pero la razón se abrió paso en el deseo de unir sus labios con los suyos. No, no podía ser tan egoísta con Mavis. Él era peligroso para ella y cualquiera que se acercara moriría en sus manos.
_Deberíamos dormir_dijo Zeref fingiendo que ambos no estuvieron a punto de besarse. Además de no hacer ningún ademán de separarse de ella.
_Si, deberíamos_ella sonreía divertida mientras enterraba su rostro en el pecho de Zeref.
"Me encanta su aroma" pensó ella cerrando sus ojos para descansar en sus brazos. No se sentía dolida porque el hechicero se alejara, después de todo estaba entre sus brazos y él había besado su frente. Habían hecho un gran avance haciendo comparación con la última vez.
"Esta chica es tan rara" pensó confuso Zeref pero no se separó de ella ni un segundo.
Ambos se entregaron al sueño abrazados bajo la luna siendo testigo de como un amor tan real y prohibido comenzaba a nacer...

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Infierno;
Aksheram observaba desinteresadamente como su súbdito se inclinaba ante él. Sabía a que se debía su presencia en la sala del trono y su urgencia para verlo.
_¿Qué quieres, Glorius?_preguntó usando deliberadamente su antiguo nombre para molestarlo. La calavera apretó su mandíbula con tal fuerza que le sorprendió que no se rompiera.
_Majestad, quisiera hablar sobre la reunión en el Reino Celestial_él junto a su otro súbdito de confianza lo acompañaron en su viaje.
_Sobre el nacimiento del cazador ¿cierto?_cuestionó Aksheram viéndole con interés. Tenía curiosidad sobre lo que diría.
El nigromante, como se decía llamar ahora, levantó su cabeza y se puso de pie. No le importaba si el Dios ya sabía cual era su objetivo, solo necesitaba cumplir su cometido.
_Si, quisiera saber quién se sacrificará junto al Dios Luna para la creación del devil slayer_dijo sin indirectas. Esta era una ocasión que ameritaba una posición firme y opinión fuerte.
_¿Tienes a alguien en mente?_interrogó Aksheram después de un silencio tenso y cargado de desconfianza entre ambos. Podían ser confidentes pero ninguno sentía lealtad por el otro, solo lo eran hacia sí mismos y su egoísmo.
_Mikael Vermillion.

                           •●🖤💛●•

_Hoy es el gran día_habló Mavis gritando y sonriendo falsamente. Los nervios estaban haciendo de las suyas y ya debía ir a reunirse con Yuri y los demás.
Zeref la agarró de los hombros y levantó su mentón con su mano derecha obligándole a verle a los ojos.
_¿Qué te he dicho siempre?_preguntó firme Zeref haciéndole estremecer por la decadencia de su voz olvidándose por completo del ataque.
_No dejes que los nervios te traicionen_recordó esas mismas palabras provenir de Zeref en uno de sus entrenamientos y se había convertido en su lema desde ese día.
_¿Por qué?_cuestionó el hechicero viendo como soltaba una exhalación de aire ya calmándose. Tener sus manos en sus hombros haciendo presión y escuchar esa voz dominante le ayudaba a mantenerse centrada.
_Porque me convertiré en mi peor enemigo_rodó los ojos ya calmada por su sobreprotección pero su corazón estaba demasiado feliz porque él se preocupaba por ella.
_Bien_dijo mientras acariciaba su cabello como recompensa al saber que prestaba atención a todo lo que decía.
Mavis hizo un puchero ante tal gesto, no es que no le gustara pero quería otras cosas además de unas palmaditas en su cabeza. Él al ver su disgusto la observó curioso.
_No soy tu mascota ¿sabes?_contestó altiva cruzándose de brazos. Su enojo le pareció algo muy adorable a Zeref. Estaba luchando contra las risas ya que no quería que se enojara realmente.
_Cuando regreses te daré la recompensa que quieras_dijo suavizando su tono y escondiendo uno de sus mechones detras de su oreja. Eso provocó un sonrojo en sus mejillas.
_¿Lo prometes?_Zeref miró interrogante al meñique extendido de la rubia hasta que ella tomó su mano extendiéndola de igual manera mostrándole como sellar la promesa. Él sonrió dulcemente y atrapó su meñique con el suyo.
_Lo prometo_asintió Zeref y una sensación de euforia recorrió su cuerpo porque sabía que él cumpliría su promesa.

~Caricia de Muerte~ Zeref y Mavis. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora