Capítulo 22

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Hay varios agentes en las escaleras y mis hermanos están en el pasillo, mientras la cerebrito tiene su computadora abierta, tecleando códigos y claves, no se para que y Jonathan a su lado tratando de calmarla.

Me acerco pensando lo peor y abro la puerta viéndolos ahí parados, mientras la pobre Ana yace en un charco de sangre.

Sostengo con fuerza la puerta mientras gira a mi muñequita y le pone el arma en la cabeza...

¡Juro que la sangre se me bajo a los pies en ese instante!

– Suéltala desgraciado – dije mientras el pequeño comenzaba a llorar.

– Váyanse, por favor, mi esposo y yo queremos privacidad – me sentía confundido, pero sabía que ella tenía un plan.

– Hay princesa, me extrañaste – aun apuntando la pistola, mientras acostaba al bebé en la cuna, acercándose a la ventana –. Hagan caso y lárguense asquerosos...

Ella – susurre.

– Señores – su voz sonó seca –, por favor – dijo mirándome de un modo que no lograba comprender.

Sabía que señalaba a Garreth, pero no podía dejar que se arriesgara, así que salimos todos y cerré la puerta.

Me acerqué de inmediato a Joanna, mientras veía las cámaras. Fue ahí donde entendí el mensaje.

Me agilicé y puse francotiradores en la ventana, todos estábamos armados, teníamos que superar esto pronto, ese hombre está desquiciado.

Han pasado casi veinte minutos y ese idiota la tiene entre sus brazo, la ha besado. Se han alejado de la ventana, así que tan idiota no es. Ella está desesperada, me preocupan sus heridas en el pecho. Debemos actuar lo más pronto posible, temo que les pase algo.

Esta impotencia y rabia no se apaciguaran mandándolo a la cárcel, son cinco seres asesinados por este mal nacido.

– Hermano, van a salir, debemos despejar el pasillo – dice Jonathan sacándome de mis pensamientos –. Trae al bebé en brazos, pero la intención es llevárselos, no podemos arriesgarlos así.

– Si, que todos entren en las habitaciones, lo agarraremos de sorpresa...

Así se hizo, mientras yo me quedé al fondo del pasillo. Noté como la puerta se abrió, escuchando su estúpida voz de nuevo.

– Mi amor, entonces debemos ir al extranjero, te va a encantar y Joshua estará en las mejores escuelas ya verás...

– Si Ethan, solo déjame tomar unas cosas y nos vamos, ¿de acuerdo?

– ¡No! Yo te voy a dar todo, de aquí no necesitas nada. Esta miserable gente te apartó de mí. No debes aceptar nada de ellos.

– Amor – su voz me dijo que era el momento –, por favor, no seas necio...

– Ok, ok, voy contigo...

Y se perdieron por el pasillo...

Isabella

Debo actuar, mi corazón se parte al ver la mirada gris apagada de mi chico, pero si debo morir hoy, será por salvar a mi hijo. Duré casi media hora hablando con Ethan, que estaba mal, mientras me observaba con la mirada perdida todo el tiempo.

Sufría en silencio al ver el cuerpo de nana inerte en el suelo, pero debía seguir mi tonto plan, esperando que hayan entendido que tenía que sacarlo para que lo atacaran afuera.

El problema fue que cuando salí, me tenía con el arma en la cintura, mientras llevaba a mi pequeño dormido en brazos.

Al llegar a las escaleras, no se veía ni un alma en la casa, íbamos bajando las escaleras, cuando le dije que iríamos a la cocina, por la leche para el bebé, a quien se empeñó en decirle Joshua. Al entrar voy a la alacena, con la esperanza de ver un cuchillo, pero no. Camino a los cajones y se acerca a mí...

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