Capítulo 11

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Se va, dejándome sólo con mis pensamientos.

Ya no sé qué hacer, me siento tan frustrado, confundido.

Miro mi guitarra en un rincón, recuerdo cuando la vi con ella en sus manos. Cuatro días, cuatro malditos días, para hacerme amarla más de lo que mi subconsciente ya lo hacía.

Mi venganza podría actuar si impido que se casen, así Ethan no obtendrá su herencia, ni heredero, ni a ella. No debo hacerme ilusiones, pero debo impedir esa boda.

*****

Los siguientes días armamos un plan; Jonathan logró seguir trabajando, fingiendo que necesitaba el trabajo, para ayudarme a mantener todo. Joanna tuvo que resignarse a mi sentir por ella. Mientras habíamos comenzado con inversiones, para hacer que su negocio de tecnología crezca, es buena en lo que hace y merece tenerlo todo.

Sus carreras se vieron afectadas, cuando sucedió lo de mis padres, entonces debían retomarlas, terminar de estudiar y así sus vidas tendrían más futuro.

Podré tramitar mi título de criminología al fin y dedicarme a lo que siempre quise.

Me preparo y me visto como los meseros de servicio, mientras mi hermana arregló la furgoneta como parte de la organización de eventos, la mente de ese par es asombrosa.

La hora estaba cerca, llegamos a la villa antes de la ceremonia. Me colé como pude y logré llegar a la habitación que me dijo mi hermano, para hablar con ella, una vez más y los nervios me están matando. Si me rechaza, el plan se vendrá abajo, aunque sé que puedo recurrir a secuestrarla de nuevo, si es que no quiere.

Entro y me escondo en un rincón cerca del armario, cuando la veo salir del baño con una bata de seda puesta y una toalla en sus manos secando su cabello, cuando se para en el espejo a mirarse.

Dirige la mirada al punto donde estoy por el espejo tapándose la boca con las manos para ahogar un grito. Se gira y me mira, llevo la máscara puesta, no pueden cacharme aquí.

– ¿Kye, eres tú? – Ladeo la cabeza y no contesto –. Tengo días esperando por ti – da un paso hacia mí y me paro derecho.

Es tan pequeña frente a mí. Mis manos se dirigen a mi cabeza y se frena de golpe, su rostro asustado, frunce el entrecejo y me causa gracia. Me acerco, pero retrocede.

– Es el día de mi boda, no vas a arruinarlo...

– ¿Y por eso le preguntas a mi hermano por mí todos los días? Me tienes aquí, muñequita – noto su piel enchinada al escuchar mi voz -. No niegues lo que es obvio.

– No, me voy a casar y no vas a impedirlo... no esta vez.

– ¿Recuerdas que te secuestre la última vez? Puedo hacerlo sin problema ahora, yo...

– Hay demasiada gente, no tardan en venir a arreglarme.

Me gana la curiosidad y la tomo entre mis brazos, con una mano acaricio su mejilla y cierra sus bellos ojos verdes, respirando agitado.

– Si me dices que él te hace vibrar así, me iré... dejaré que hagas tu vida como siempre lo han querido, Ella – suspiro –. Lo que dije aquella vez es verdad, lo que siento por ti es real mi muñequita.

Me acerco a su rostro...

Isabella

Me hizo estremecer con su tacto, las chispas invadían todo mi ser, mi cuerpo estaba paralizado, anhelaba tanto escuchar su voz una vez más. A pesar de que hoy es mi boda con Ethan, no podía sacarme de la cabeza al hombre frente a mí, día y noche presente en mis pensamientos.

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