Capítulo 8

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Cuando termina la melodía, rasga con fuerza las cuerdas, haciéndome saltar. Así que actúo rápido; me hinco y lo abrazo por atrás, rodeando con mis brazos su cuello, dejo un beso en su mejilla, mientras él me toma con una mano del brazo.

– No soy un monstruo Ella – suelta un suspiro –, no creí que llegaría a sentir lo que... provocas mucho en mí.

– ¿Sientes algo por mí? – lo suelto alejándome un poco de él.

– No te asustes – me toma suavemente de la muñeca y deja un beso suave –. Ya te lo dije, te conozco tan bien y tenerte cerca – niega con la cabeza –. Me preocupa mucho lo que te pase sí, es solo que...

– El dinero, lo entiendo – resoplo triste –. Solo soy un cambio monetario, es lo que sientes por mí realmente, puedo entenderlo, no te preocupes.

Y una vez más, estoy a punto de llorar.

– No solo es eso – se levanta y comienza a caminar de un lado a otro, suelta la guitarra y se pasea las manos por el cabello otra vez –. Ese desgraciado no te merece, te ha engañado muchas veces.

- Lo sé, sé que no me ama, me tiene cariño y también sé que me quiere mucho. Acepto ser su esposa por nuestras familias, tenemos un acuerdo, solo debo tener un hijo con él y ya, es todo.

– ¿Te prestaras a su juego? Dime que no eres tan estúpida...

Fue interrumpido por unos toquen en la puerta. Sale y me deja sola, como siempre.

Quisiera creer en sus palabras, pero simplemente no puedo, hay algo más, sé que lo hay. Ethan no ha matado a nadie, no es tan malo.

A pesar de que corroboré su engaño cuando enviaron esa foto, sé que nunca acordamos que me sería fiel, solo debo darle un hijo y después, no sé qué será de mi vida, aunque juró que me cuidaría siempre, ahora ya no estoy tan segura.

Estoy en medio de la nada, el día que me iba a casar estoy encerrada.

Extraño a mis padres, incluso extraño a María, con su boca que no se calla y su sexi cuerpo.

Estoy tan perdida en mis pensamientos que no noté en que momento entró de nuevo a la habitación.

– Será más pronto de lo que crees, al parecer me van a dar el dinero de tu rescate – desvía la mirada –. Pronto podrás volver a tu monótona vida.

Se da la vuelta para marcharse a lo que me levanto a prisa de la cama.

– Kye, espera – con la puerta entre abierta solo gira su rostro de lado.

– Yo puedo darte la vida que mereces Ella y jamás te engañaría. Fui sincero contigo desde un principio, no he mentido.

– Si eres sincero y quieres lo mejor para mí, ¿por qué me secuestraste? Acaso no...

– Lo dejas revolcarse con tu mejor amiga y con cuantas mujeres se le atraviesan por enfrente, lo defiendes... lo entiendo.

– ¿María? Pero de que...

Mete la mano al bolsillo de su pantalón saca el teléfono y me muestra una imagen de la que se hace llamar mi mejor amiga, sobre Ethan en el balcón de su apartamento, está casi desnuda, mientras se besan. Retrocedo hasta topar con la cama y me siento.

Cierra la puerta y se acerca a mí, inclinando su cabeza de lado, levanta mi mentón con una mano.

– Te cuido pequeña, te conozco de tiempo atrás, no me conoces, porque el encuentro que tuvimos fue fugaz, aún eras joven cuando nos conocimos, pero nunca te olvidaría.

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