Capítulo 23

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Kye

Mi muñequita se volvió loca con los preparativos de la boda. Tras un año de todo lo sucedido y que cambió nuestras vidas completamente, habíamos decidido casarnos el día que la secuestré. Lo sé, suena tonto, pero ella así lo quiso y hay que acatar las órdenes, no quieren ver a una chica enojada.

Conseguimos una nana nueva; su nombre es Sarah, que aunque es joven hace muy bien su trabajo y el pequeño Garreth encantando, quien está próximo a cumplir seis meses y ese verde en sus ojos como su madre, con su cabello azabache y piel blanca, lo hacen ver adorable con ese traje miniatura para la ceremonia.

Jonathan me ayuda a vestir, mientras todos en la casa están vueltos locos. Las chicas al parecer están más tranquilas, ya no escucho a Joanna alterada como cuando llegó a despertarme en la mañana.

Me miro al espejo, mi traje completamente negro y mi sombrero de copa, bajamos y me coloco frente al altar para esperar a la que será mi compañera el resto de mi vida.

– Hermano – dice Jonathan –. No olvides esto nunca.

Estiro la mano y tomo la máscara de gas, esa que por años me acompañó, intercambiándola por el sombrero, quien me dio el misterio ante la chica de mis sueños. Sonrío y me la pongo cuando veo que todos se ponen de pie y la música comienza a sonar.

Doy la espalda y mi hermano me hace seña cuando está a punto de llegar, me giro y noto la sonrisa bajo el velo.

Verla en ese hermoso vestido color marfil de ceda ceñido a su cuerpo, resaltando las curvas de sus caderas que crecieron con el embarazo, con una abertura desde el muslo hasta el piso, mostrando su pierna izquierda, de manga larga; con su cabello oscuro recogido y un velo que cubre su rostro.

– Hola extraño – me regala esa hermosa mirada que me cautivó –. Hace mucho no te veía.

Ladeo la cabeza y estiro mi brazo, a lo que pronto toma mi mano. Nos situamos ante el altar mientras todos nos miran extrañados ante la situación.

Llegó la hora de los votos y me tocó primero a mí. Suelto sus manos y retiro la máscara.

Ella, desde el instante que supe quien eras, quedé colgado de tus bellos ojos verdes, viéndote atrapada en esa burbuja que no querías que se rompiera, viendo cómo sufrías en silencio, estando triste la mayor parte del tiempo. A pesar de seguirte a todas partes y que no supieras de mi existencia, agradezco el haberte conocido, haberte encontrado, haberme enamorado de tu sonrisa y tus nobles sentimientos. Te amo sobre todas las cosas y sobre todas las situaciones, tú y Garreth son lo mejor de mi vida y merecen lo mejor de mí, gracias por aceptarme y estar a mi lado siempre Isabella Bennett.

Un momento de silencio, mientras ella se limpia una lágrima que baja por su mejilla.

– Difícil superar eso eh – todos ríen –. Kye, agradezco que me llevaras lejos de la realidad, que me mostraras lo que es el amor verdadero y que te preocuparas por mí, demostrándome la sinceridad que aún existe en la humanidad, que no se necesita tener todo para ser feliz. Y que viviré lo que me reste de vida para darte todo mi amor, porque sin esperar nada a cambio me das todo de ti. Te amo, gracias por dejarme ser tu compañera de vida Kye Willcox.

Seguimos con los anillos, mientras parecía que solo estábamos nosotros ahí. Cuando nos dimos un beso, el aplauso de los pocos invitados nos regresó a la realidad. Mientras sonreíamos y caminábamos por el sendero en medio de las bancas llenas de flores.

Durante el festín, la música fue relajante. Estaba sentado en la mesa con mi hijo sentado en mis piernas mientras comía una frutilla. No encontraba a mi esposa por ningún lado, comenzaba a preocuparme. Cuando de pronto se escucha un fuerte ruido en el micrófono.

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