III - Cuando se enamoran

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– Sabes algo Pedro los niños han crecido mucho estos años, deberías de haber visto, hoy Julieta trajo a Agustin para presentarselo a su madre. Al pobre muchacho le temblaban las piernas y chocaba con todo lo que tenía enfrente, pero alma le cayó bien dijo que es todo un caballero.

Cómo casi cada noche estaba sentado frente al cuadro de Pedro contándole lo que había pasado.

–Dijo que era perfecto que antes de cortejar a su hija pidiera permiso... –Rei un poco. –Si supiera que lo he ayudado a subir a la ventana de Julieta para que le entregué una flor o carta, oh, pero solo eso, no he dejado que entre.

Podía recordar bien la primera vez que pasó. Estaba regando las plantas de adentro cuando sentí que había alguien muy cerca intentando subir por la pared. Nada más llegar moví una tabla en la ventana dejando colgado al intruso.

Soltó un grito agarrándose con fuerza de la tabla que lo mantenía colgando, me acerque para verlo mejor.

–Tu no pareces un ladrón o malechor.

Apesar de que traía una ruana azul oscuro, debajo parecia llevar una camisa muy bien planchada y lentes. Dudaba si dejarlo bajar con cuidado o aventarlo cuando la ventana de detrás se abre.

–¿Agustin? –Al oír a Julieta subí al intruso hasta la altura de la ventana.

–Este intruso es el famoso Agustín, ¿Tu novio?

–Ho-hola Julieta, yo quería derte esto –Saco debajo de su ruana un pequeño ramo de flores, ya estaban aplastadas. –Queria dejarlas en tu ventana... De sorpresa.

Solo pude conmoverme cuando Julieta tomo las flores dejando un beso en su mejilla.

Después de ese día lo ayudaba cuando quería mandarle una carta o cuando se acercaba con alguna herida, como excusa para verla, hasta que su mama comenzó a sospechar y formalizaron su relación.

-Escuche de Pepa que Felix vendrá a hablar con su mama para cortejarla -Me reí mirando el retrato -No sorprendería que ese día Encanto tenga un huracán, una tromba y un arcoíris al mismo tiempo.

Mire el segundo piso donde todas las habitaciones se encontraban, había cambiado en estos años ahora el cuarto de Alma se había alargado, bruno y Pepa parecían tener torres, mientras que Julieta tenia un balcón.

Las dos niñas, bueno, mujercitas ya habían crecido y tenían pareja, pero Bruno me preocupaba un poco, hace un tiempo intento cortejar a una muchacha todo parecía ir bien, se veían muy enamorados y el tímido Bruno parecía incluso más valiente, hasta que el padre de ella le prohíbio verla, el intento de todo para ganar la confianza de los padres de la joven, la tía los ayudaba a verse algunos días a escondidas, pero nada cambio, incluso llegó a hablar con Alma para que este se aleje de su hija.

Desde ese día Bruno se veía más decaído y tímido que de costumbre.

Alma había aceptado muy bien a Félix.

–Se ven muy enamorados, Félix la hace sonreír. –Miraba desde arriba junto a Alma como se despedían. –¿Haci eras tú con Pedro?

Sabía que no me oía pero no pude evitar preguntarle cómo eran, sus ojos melancólicos que viajaban a algún punto del pasado, acaricie su mejilla aún sabiendo que no me sentiría.

El tiempo paso y pronto quedaron comprometidas, aunque Julieta llevará más tiempo con Agustín, por nervios de este para pedirle matrimonio primero se casaría Pepa. Desde el día que se fijo fecha se había estado "controlando" para que no lloviera.

Pero era claro, o al menos para mí que era un manojo de nervios que se acumulaba, aunque sus suegros y cuñada le intentaban ayudar haciéndose cargo de algunas cosas, Alma hacia todo lo contrario.

–Vamos, dale un respiro, la familia de Félix ayuda bastante. –Me pare a un lado de Pepa que estaba ansiosa probándose el vestido que usaría y la opinión de Alma que en numeraba cientos de cosas que faltaban.

Cuando el día llegó los vi irse a la iglesia con una pequeña nube tras ellos, Bruno sería quien la entregará en el altar en lugar de su padre pero no salió así.

Podía salir del edificio pero no por mucho tiempo, los seguí para ver el gran momento de Pepa, antes de que iniciará oí como Bruno mencionó la nube que tenía. Y así fue como todo lo que Pepa estaba guardando explotó.

Lo mejor que pudo traer ese huracán fue ver el amor que Félix le tenía a Pepa, cuando salió de su boca los votos ella mostró la más grande sonrísa y en menos de lo que llegó la tormenta se fue.

La boda de Julieta fue más pequeña y en este caso aunque ella le pidió a Bruno que la entregará en el altar este se negó temiendo arruinarla también, a lo que no se pudo negar fue bailar con ella en su fiesta, además de cuidar que Agustin no tuviera un accidente antes de la ceremonia, después de todo era su único amigo en el pueblo.

El espiritu de CasitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora