XII - Tiempo

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–Una, dos, tres, cuatro. –Contaba Bruno mirando al frente junto a mi.

Había cuatro grietas que atravesaban uno de los muro de soporte de lado a lado, también había otras más pequeñas esparcidas por toda la casa. Se habían formado en estos dos años, aunque Bruno encontró unas en la parte trasera que parecían ser más viejas. ¿Desde cuándo estoy enfermo?

Si, con esa palabra empezó a describirme Bruno, era un tema complicado lo que me podría estar pasando y más por la visión que había tenido. Esta noche, al igual que otras buscábamos una solución para las grietas y mi malestar que poco a poco aumentaba ¿Como se repara una casa mágica?

–Si no hacemos algo la casa se podrá caer. –Hablo Bruno temeroso. –Me da miedo acercarme si quiera.

–Ya vimos que yo no puedo hacer algo, desde adentro no controlo nada.

–¿Qué tal como una casa normal?

–Yo no tengo nada de normal –hable ligeramente ofendido. – Pero vale la pena intentar.

Así los días siguientes Bruno se ocupó en conseguir los materiales, hacer la mezcla y aplicarla a las grietas, eliminaba la molestia que llegue a sentir por estás pero claro no hacía que se fueran o dejarán de aparecer. Bruno se esforzaba para arreglar cada desperfecto tanto dentro como fuera de las paredes, aunque esto último lo hacía a escondidas.

Había reparado el gramofono, sillas, una máquina de coser, el rechinar de algunas puertas, la barandilla de la escalera y cualquier cosa que se viera algo dañada, cuando no tenía reparo el se encargaba de hacer una igual y conservaba la vieja. Sus dias eran tranquilos, cuidaba de sus ratas, escribía algo llamado telenovelas u otras historias, leía algunos libros de la biblioteca y al llegar la noche trabajaba en las grietas. La vida se había vuelto una rutina más o menos tranquila, o al menos así era detrás de las paredes.

La rutina de la familia Madrigal había cambiado mucho en este tiempo, sin Bruno para cuidar a los más pequeños Alma se había encargado de organanizar los horarios de la familia, había muchos cambios, por ejemplo Camilo no jugaba más con Mirabel, en su lugar la abuela lo hacia prácticar su don pues aún sus transformaciónes eran aun inexactas. Agustín y Félix dejaron de ayudar tanto a sus esposas como antes, según Alma sin don solo estorban y que uno de ellos sea propenso a los accidentes no ayudaba a negarlo, aún así el cariño de ambos era suficiente para desobedecer a la matriarca, más Agustín quien seguía ayudando a llevar la comida al pueblo o recoger algunas plantas medicinales.

Para Luisa la lista de tareas solo aumentaba cada día, algunas veces regresaba hasta la noche, sus papas hacían lo posible para cuidarla pero siempre la oía responder lo mismo, es mi trabajo, debo hacerlo, la abuela lo ordeno. Isabela no recibió más tareas pero si más "entrenamiento y educación" cómo solía decir Alma, solo la estaba preparando para ser una buena dama, esposa y regente, si le preguntabas si estaba de acuerdo ella solo respondería un sí acompañado de una sonrisa, a mi parecer algo forzada. Dolores también se mantenía cerca de Alma pero solo para informarle todo lo que ella necesitará, para cualquier otra cosa parecía ignorarla.

Y con Mirabel... Bueno las cosas no iban muy bien.

El espiritu de CasitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora