El espiritu de Casita

XIII - ... si?

– ¿Porque? –Pregunto con un ligero sollozó.

Una pregunta muy común que oiras en los niños, hay una edad donde comienzan a cuestionarse todo, tienen curiosidad de como funciona el mundo que los rodea. Vi a los trillizos llenar de preguntas a Alma, algunas más fáciles que otras, la más difícil ¿Porque papá está muerto?

A mí cuando me habían preguntado solo podía responder un si, no o tal vez, comunicarse por medio de una construcción podía ser conveniente para evadir sus preguntas. Antes de la ceremonia de Mirabel sus preguntas solían ser sencillas, ahora llegaban a ser incluso dolorosas, solía hacerlas cuando estaba sola en la guardería.

–¿Porque Camilo ya no juega conmigo? –Pregunto cuando Alma se lo llevó.

–Tu abuela creé que debe ayudar al pueblo. –Respondi mientras cerraba el portón.

–¿Porque la tía Pepa no llora si está tan triste?

–No lo sé.

–¿Porque mi mami está tanto tiempo en la cocina? –Pregunto cuando Alma la saco de la cocina, pues distraía mucho a Julieta.

–Cocinar puede ser difícil y tardado.

–¿Porque Isa no me sonríe como antes?¿Porque Luisa no tiempo de jugar? ¿Porque el tío Félix y papá no pueden ayudar? ¿Porque no se habla de Bruno? ¿Porque ya no te veo?

Sus preguntas me suelen marear algunas veces, Mirabel era una niña muy lista y sobretodo observadora. Se preocupaba por la familia y si ellos estaban bien, si llegaban cansados, si les habían dado muchas tareas. Ella era como una vela en la noche, una luz en la tormenta que te promete pronto descansarás.

Lastima que Alma no le veía así. Ligeros empujones al pasar o pedirle amablemente que se aparte del camino, regaños cada que salia de casa para "retrasar" el trabajo del resto, comentarios en las comidas.

¿Porque era así con ella? Fue una tarde cuando Mirabel tenía unos 8 años que me di cuenta de algo triste, no era solo para la menor sin don.

Isabela fabricaba unas muestras de arreglos para una boda, había al menos cuatro arreglos de hermosas flores blancas y uno solo que mezclaba con tonos verdes, podía ver el orgullo en su mirar cuando presento frente a su abuela y la novia su trabajo. Y también vi cuando sus ojos aguantaron las lágrimas.

–Isabela, mi florecilla, parece que este no está listo, no es perfecto. –Empujo levemente el florero para que este callera. –Mira, ni siquiera estaba bien colocado el florero. Disculpe en verdad señorita Ramírez, seguro dejo que su hermana le trajera los jarrones, que pena pero solo hay cuatro muestras.

Alma paso sobre las flores hablando de manera casual con la mujer que le seguía. Solo pude mover las baldosas para juntar los pedazos del florero, en cuanto Alma salió de nuevo, Isabela corrió a su cuarto.

Tal vez solo fue casualidad pero eventos similares se repetían, día trás día.
Dolores que no podía con la "responsabilidad" de su don se retiró dejando "mal hecho" su trabajo, todo por irse a su cuarto debido a la sobrecarga de ruido.  Julieta que cocino menos de lo debido por irse de floja con su esposo, quien solo quería hacer algo lindo por su aniversario de bodas. Pepa que no podía mantener el día soleado ni por cinco minutos o Camilo que no podía dejar de distraerse y hacer su deber.

Antes que cualquiera de ellos pudiera protestar Alma les devolvía una mirada severa acompañada con palabras dulces les pedía que hicieran su gran y noble deber con el pueblo.

–Abuela... –Hablaba débil Mirabel.

– ¿Que necesitas niña? Tengo cosas que hacer –La menor murmuró algo inentendible. – ¿Si? Habla claro.

–Puedo ayudarles hoy... Ayer llegaron muy cansados.

–Nadie necesita de tu ayuda, mejor quédate hoy en casa con tu padre y tío tienen deberes aquí.

Mirabel recibió un beso en la frente de su mamá antes de salir. A lejos vio como Dolores le dedicaba una sonrisa.

–Casita... ¿Porque la abuela es así?

–No lo sé, yo también me lo preguntó... ¿Porque Alma se comporta así?