–¿Papá? –La voz de Bruno me sorprendió.
–¿Puedes verme? –Un asentimiento como respuesta. –¡¿Puedes oírme?!
–Tu, tu eres mi padre, ¿Tu eres Pedro Madrigal? –Apenas pudo hablar.
–¿Eh? Ah, esto –Me señalé –No, no, no solo me parezco a él, tú me conoces mejor por el nombre de Casita.
Parecía confundido y mucho más de lo que yo podría estar, no fue fácil ni sencillo explicarle quien era, lo que sabía o que Mirabel era la única que había podido verme, tomo algunos días poder hablar de todo eso y meses que el pudiera hablarme con confianza. En ese tiempo el seguía llamándome papá o padre algunas veces y eso me hacía feliz, el día que le pregunte porque lo hacía el solo respondio.
–No lo sé, te pareces a el y de un modo u otro se siente... No lo sé natural.
Conversar con Bruno durante la noche se volvió común, también lo ayudaba a salir a escondidas de la casa cuando era necesario. Aún así me preocupaba que estuviera aquí y el motivo, era triste pensar que Bruno viviendo escondido no era lo peor.
Desde su ceremonia nada había sido igual, cada vez que quería jugar con sus hermanas estás no tenían tiempo para ella, Camilo quien antes había sido su "gemelo" no podía estar con ella porque abuela le hacía practicar su don todo el día. Mirabel solo estaba acompañada de su papá o su mamá cuando estaba cocinando, no podía ayudarla pero al menos no la ignoraba o no tanto. Y como aún podía oírme intenté distraerla pero no servía de mucho.
Era una mañana tranquila la familia se despertó como de costumbre y todos salieron rumbo al pueblo. Agustín llevo a Mirabel a pasear o al menos esa era la idea. Pero solo un par de horas después Mirabel volvió llorando con mejilla roja.
Regaba las flores que Isabela hizo crecer esta mañana en el patio cuando un fuerte dolor me llegó, era como si un cuchillo me hubiera cortado la cara, apenas me había recobrado del dolor cuando un fuerte golpe en la puerta me alertó, era Mirabel que venía con su vestido azul lleno de tierra y algunos pétalos pegados, corrió escaleras arriba hasta encerrarse en la guardería, la seguí pero no pase.
–Mirabel, soy yo... ¿Puedo pasar? –Espere su respuesta.
–Si...
Cuando entre la vi llorando escondida bajo la cama, moví las baldosas para hacerle saber que estaba ahí, ella no quiso hablar de lo que pasó en ese momento, así que solo le cante para consolarla.
Una hora después llegó Julieta, se veía muy preocupada, la tomo en sus brazos y arrullo para calmarla. El resto de la familia no llego hasta la noche y no se hablo del tema, temía lo que pasó porque en los ojos de Alma no había nada bueno, ni siquiera se atrevía a verla.Fue hasta que todos se fueron a dormir que visite a Bruno, el había salido mucho más temprano que ellos para ir por algunas cosas al pueblo. Así me enteré de todo lo que pasó, desearía.
Resulta que Mirabel había intentado ayudar a Isabela que estaba creado varios arreglos florales para un festival. La pequeña se tropezo cayendo sobre su hermana y destruyendo un arreglo lleno de rosas y flores rosadas. Isabela intento ayudarla a pararse diciendo que lo podía arreglar, pero a los ojos de Alma se debió haber visto muy diferente.
Pues apenas se acercó a ellas jalo a Mirabel del brazo regañando la por haber arruinado todo el tiempo de su hermana, y enfrente de todos le dio una cachetada para después mandarla a casa. Julieta en cuanto se enteró fue corriendo a verla.–Pedro... Esto, lo que ella. –Apenas podía hablarle al cuadro colgado en la pared. –Alma, ella. ¿Que está pasando?
–Casita... Casita... Encontré algo debes venir ya –La voz de Bruno me llamaba, llegué hasta su cuarto y por su cara no eran buenas noticias. Me llevo hasta una pared.
Una grita podía verse atravesar la pared, por suerte solo se veía por dentro. Lastima que sería solo la primera.
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El espiritu de Casita
FanfictionEL nació del amor y el dolor. Su deber es cuidar a la familia Madrigal. ¿Y si Casita tuviera una forma?¿Si pudiera hablar? ¿Alguien podrá escucharlo? #3 Familia Madrigal 20/04/23