I - Cuando nació el milagro

1.8K 136 5
                                    

Lo primero que recuerdo, es oscuridad, un hombre parado frente a mi y una voz diciendo "Cuídalos".

Me puse de pie, cuando la luz se encendió vi frente a mi una mujer cargando unos bebes, sabia su nombre, Alma Madrigal esposa de Pedro Madrigal. Recuerdo sentir como me estiraba y crecía, tenia una forma podía sentir el espacio y finalmente mis pies tocaron el suelo. Sabia que no podía verme como yo me veía, pero si de otra forma, así que la salude moviendo la ventana y ella me devolvió el saludo parecía sorprendía pero sobretodo aliviada.

Para ella cree un espacio especial que le era familiar, sabia que era lo que su corazón mas deseaba, un lugar como su antiguo hogar, esa noche lloro por muchas horas, nunca volví a verla así. Se quedo contemplando a sus hijos toda la noche hasta la mañana siguiente. Para los pequeños cree un cuarto lleno de mariposas en las paredes, letras y una vista del pueblo, todo de un color verde que creí les gustaría.

Alma ayudaba mucho al pueblo, se convirtió en su guía, aunque primero muchos vivieron aquí rápidamente todos construyeron casas para cada que lo necesitara todas con lo que necesitaban y frente al camino, ayudo a plantar las primeras cosechas y en todo lo que podía ella estaba, solía quedar agotada. Así que  ayudaba en lo que podía, movía las tablas del piso para que las cunas se mecieran y no se despertaran, le acercaba o movía lo que necesitaba. Mas de una vez le ayude cuando se estaba quedando dormida en la habitación de los pequeños, movía su silla con cuidado a la puerta de su cuarto para que solo caminara hasta la cama.

Algunas noches me quedaba viendo como los bebes dormían, cuidaba como el fuego de la cocina se terminaba de consumir, vaciaba algo de agua sobre las flores de afuera, veía el pueblo desde el tejado, me acostaba en el patio para ver las estrellas o la vela brillar, pero muchas veces me sentaba enfrente del retrato de Pedro.

Me preguntaba porque me parecía tanto a el, se que me parezco bastante porque una vez Alma pudo verme, creyó que era su fantasma, las únicas diferencias que podía encontrar era que yo tenia un chaleco con bolsillos y el cabello diferente, mas largo y rojizo, a veces me gustaba pensar que era como mi hermano mayor o incluso mi papa, que era un pedacito de el, solía platicarle sobre lo que pasaba ese día.

Cuando los bebes dejaron de ser bebes me divertía verlos jugar, les hacia un columpio o un tobogán en las escaleras, claro cuando Alma no veía. Julieta era quien mas se preocupaba por sus hermanos y su mama, cuando se caían o lastimaban ella corría, daba un besito en su mano  y luego sobaba la herida diciendo "Con besito, con besito todo eta", le encantaba correr por la cocina o entre los cultivos también asomarse cuando su mama hacia de comer. Pepa solía correr de un lado a otro siempre, nada parecía calmar a esa niña, se metía en el rio o trepaba hasta las copas de los arboles, algunas veces se quedaba dormida sobre el pasto al frente. Bruno era lo contrario a su hermana, le gustaba ayudar o escuchar las historias de los mas viejos del pueblo solía darles consejos a sus hermanas para evitar que se cayeran o que su mama los regañara .

Exactamente el día de su cumpleaños numero cinco a las cero con un minuto sabia que algo iba a pasar, me acerque a la pared y dibuje una puerta con mi dedo, la familia merecía un regalo especial para cada pequeño. Cuando amaneció los pequeños fueron los primeros en descubrir las puertas, corrieron a despertar a su mama.

-Casita, ¿Qué son esas puertas?

-Sus regalos -Respondí aunque no me escuchara. - Feliz Cumpleaños. 

Moví la ventana donde estaba la vela, ella sin duda entendió lo que estaba pasando, tomo la vela y fue con ellos hasta donde estaban las puertas, estaba muy emocionado porque las abrieran. Julieta abrió la puerta de en medio, Pepa y Bruno a las orillas, adore sus caritas cuando las abrieron. En ese momento en mi chaleco aparecieron bolsillos bordados, un sol, un reloj de arena y un mortero.

Aunque no podía mover nada dentro, si podía entrar a ver, Julieta tenia un lindo jardín con flores, plantas y un huerto lleno de frutas o verduras, una cocina pequeña a un lado, Pepa tenia una cama que parecía hecha de nubes hacia el techo parecía hecho de cristal podías ver el cielo, nubes y un arcoíris, la de Bruno parecía ser la mas grande, arena caía al suelo y al subir unas cuantas escaleras estaba una cueva de piedra llena de jarrones parecían las colinas de Encanto.

Al día siguiente Alma trajo a un señor llamado Luis que tenia una cámara para así les tomara una foto, un par de días después volvió con la foto lista en un marco, Alma lo colgó orgullosa junto a su puerta, claro yo me asegure que estuviera derechito.

Nota del Autor: Las habitaciones pueden cambiar por dentro y de lugar.

El espiritu de CasitaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora