76: Ciertas aclaraciones

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Desperté por el timbre de llamada de mi celular, somnolienta tantee toda la cama pero no estaba, me levanté y caminé hasta la sala para hallarlo en la mesita central, era Illel

-Illel, por favor, no quiero oír…

-Despertó- dijo interrumpiéndome, me quedé procesando unos segundos y conecté

-¡Pili! ¿Despertó?

-Si, aún está débil pero por lo menos reaccionó, pensé que querrías saber…- murmuró algo nervioso

-Claro, voy para allá, gracias

-Te espero- colgué con una sonrisa pues esas eran excelentes noticias

Me coloqué un jean, blusa suelta y unos tenis, en diez minutos ya estaba arrancando en mi moto

-¿Cómo sigue?- fue la pregunta que hice al verlo en la entrada del hospital esperándome

-Más de lo que te dije, no se, Robert, aún está con ella- contestó animado

-Entiendo ¿ya le dijeron a July?

-No, queremos comprobar que tal está primero

-Ok, entremos- pedí pero antes de intentar caminar, me tomo del brazo

-Recuerda que solo puedes entrar acompañada- volteé los ojos y acepté resignada

Al llegar al piso correspondiente observé al resto ansiosos, hasta mi madre estaba aquí, rápidamente me solté de mi esposo para sentarme junto a ella

-Hija ¿estabas haciendo algo importante en la academia?- extrañada por su pregunta mire a Illel y entonces entendí que esa era su excusa para que no haya estado con él

-No tanto, solo revisaba unos papeles- mentí con una media sonrisa y me acerqué a Illel

-Vamos a hablar- ordené, este asintió y me siguió hasta un pasillo solitario

-Deja de mentir sin avisarme- gruñí

-Lo dice la reina de las mentiras- refunfuñó

-Le mentiste a mi mamá sin decirme y tuviste la oportunidad de hacerlo

-Se me pasó por alto, pero si tanto te molesta, ten la falda de decirle la verdad- retó

-Andas muy chistoso hoy- ironicé, este suspiro sonoramente

-Hay que resolver esto…por favor regresa

-¿No me escuchaste la última vez? Quiero el divorcio- recalqué firme

-No te lo daré

-Tarde o temprano saldrá, tranquilo 

-Es que…Yeray, no tiene sentido, tú y yo nos queremos, no lo puedes negar- objetó clavando su mirada en mis ojos

-Ya no estoy tan segura de eso, si lo piensas detenidamente, nunca fuimos nada- respondí recostándome en la pared

-No entiendo

-Piénsalo, los amigos no se mienten y no se besan e hicimos eso, los esposos no se engañan o se golpean, también lo hicimos e incluso los conocidos se tienen respeto, adivina que, tampoco pasó eso entre nosotros; a fin de cuentas, fuimos todo y nada a la vez- expresé mirando a la pared, este se quedó mudo unos segundos

-No me digas que no hay nada que hacer

-Lo acabas de señalar tú- a este punto ya me picaban los ojos así que parpadeaba más seguido

-Yeray, siempre dije que haría lo que tu quieres, así que dime ¿Quieres o no seguir conmigo?- cuestionó poniéndose frente a mi, giré mi cabeza a la izquierda pero este la volvió al centro suavemente con una de sus manos

Amor traumático Donde viven las historias. Descúbrelo ahora