El tamaño y la estética importan

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-¿Alguien sabe dónde demonios están el traficante y la comelibros?- dijo Kara sin siquiera levantar la vista de su emparedado
-¡Estamos justo aquí!- dijo Roxanne con egolatría desmedida seguida de Chad que se veía asustado llevando una cuerda y una estaca de dónde después apareció un infectado, un hombre de mediana edad con unos orificios de bala a lo largo de su brazo izquierdo, un dedo mutilado en la mano derecha, parecía que había intentado comerlo… su cara supuraba un líquido transparente verdoso y escupía cada pocos segundos.
-Si- dijo jadeando -estamos aquí- se veía desvelado y dolorido
-¿Enserio estuvieron toda la maldita noche fuera buscando un infectado?- pregunté
-Asi es, lo importante es estudiar a este espécimen vivo para descubrir patrones de comportamiento, respuestas ante estímulos, entre otras cosas- respondió Roxanne comenzando a llevar al infectado a la habitación destinada

-Espera- dijo Riva -¿Y cómo lo capturaron?-
-Pues…- Chad titubeó un poco
-Lo vimos con los binoculares y nos lanzamos para inmovilizarlo, lo normal. Chad casi muere-
-Si, porque me empujaste sobre del infectado- dijo cruzándose de brazos mientras el infectado gruñía sin sentido -Ya se, es odiosa- le dijo Chad en voz baja
-Bueno, supongo que mientras la habitación esté iluminada, no hay riesgos, procede con tu investigación- dije. Ella desapareció con Chad y el infectado

-Creo que ya no tengo hambre- Completó Kara -Pero al menos no construiré la maldita jaula-
-Volveré a trabajar- dijo Niko despreocupado
-Me parece bien, el equipo principal, tenemos que entrenar, los demás pueden volver a sus actividades, ¿Está bien?- así se desmanteló la mesa de desayuno y el resto de los chicos volvieron a sus asuntos.

Todo ese día de entrenamiento y avances transcurrió lo más normal posible, después de haber golpeado maniquíes con pelucas y rostros aleatorios unas cuantas horas, tomé la decisión de darnos un descanso, mientras los demás comían un poco, pasé a mi habitación para alimentar a Spike, en un instante Niko abrió la puerta diciendo:

-¡Lo he terminado!- sus ojos denotaban un auténtico orgullo, Spike se alejó de mi mano con unas cuantas nueces en las manos peludas y trepó al buró del otro lado de la habitación
-¿Qué has terminado?-
-Tu arma, está lista… T, tienes que probarla- no podía contener su alegría, me extendió dos artefactos que a simple vista parecían protecciones de rejilla metálica para los antebrazos, que llevaban una extensión para la palma y los nudillos de la mano, me los puse dándome cuenta de que eran más ligeros de lo que parecía, una vez ajuste las correas dije:

-Me parece asombroso que me hayas dado estas protecciones, pero… no creo que me ayuden mucho en campo… ¿Y mis machetes?-
-Ven afuera y te mostraré- respondió mientras iba directo a una mesa con distintos objetos
-Vaya, si que te la estás currando esta vez- dijo Geof
-Listo, Niko… estoy fuera, pero no veo mis machetes en ningún sitio-
-Dale la vuelta a ambas protecciones, dejándolas hacia abajo- acto seguido comencé a hacer lo que él me decía -¿Ves el pequeño interruptor que está justo en la primera correa? Justo al lado de tu codo
-Si, lo veo- era un interruptor con 2 caritas dibujadas sobre papel de calcomanía, una tenía un rostro serio, mientras que la otra tenía colmillos y sonreía -Debo admitir que el diseño me gusta- agregué
-Cambialo a dónde tiene los colmillos… ahora cierra la palma-

En el momento que cerré la mano, una hoja de metal se desplegó de la protección, levantando la hoja del machete de manera segura para mí, podía seguir moviendo la muñeca o tener algún objeto en mis manos mientras atacaba ahora… volviendo a cerrar el puño, la hoja se replegó hasta su posición original.
-¿Entonces? ¿Qué opinas?- dijo Niko
-Alucinantes- acerté a decir mientras miraba a uno de los maniquíes y sonreía de manera macabra. Cambié el otro guantelete a modo de ataque y me lancé dando un ruedo en el suelo para incorporarme en una rodilla accionando ambos mecanismos, el maniquí terminó cortado a la mitad mientras los demás se asombraban tanto como yo.

-En definitiva no te haré enojar ahora- dijo Geof
-¡Magda!- gritó Chad -Era tan joven-
-Creo que necesitaré entrenar un poco más- dije mientras retraía ambas hojas, se sentía tan liviano y tan letal a la vez, que no pude evitar tener una sonrisa de oreja a oreja

Entre la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora