41- Fugitivos

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Tonos amarillentos con naranjas pintaban el cielo anunciando un nuevo amenecer.

Aquel paisaje pintoresco se refelejaba en aquellos ojos grisáceos sin vida.

Adeline, no había conciliado el sueño durante toda la noche. Y aunque lo hiciera, las pesadillas la hubieran despertado.

El bullisioso sonido del despertador resonó en cada rincón del aposento, despojando a la joven ensimismada de sus pensamientos.

Apagando la alarma, se dirigió hacia la bañera. Posteriormente de su habitual baño con agua tibia, se adentró al vestíbulo. Escogiendo un atuendo que constaba de una boina color azul oscuro como el tono de su blazer. Una enagua negra corta y su blusa blanca, tenía una corbata azulada. Le agregó a su vestuario un par de medias largas negras y unas botas de cuero.

Cepilló su larga cabellera rubia para seguidamente tomar su bolso y salir de su aposento.

Adeline descendió por el ancensor y para su fortuna, no encontró al Sr. Moriarty vagando por los pasillos junto a su refinado bastón.

No estaba de humor para escuchar otro de sus tantos sermones que bramaba con sabiduría. El Sr. Moriraty siempre decía que envejecer era un sacrificio para llegar a esa preciada sabiduría que gozaban los de tercera edad. Tornando los ojos, sonrió al recordarlo sosteniendo su lente de oro que le colgaba del cuello y agradeció la oportunidad de volver a tener un segundo padre.

Despejando la figura del Sr. Moriarty en la recepción, salió por las puertas de vidrio.

La venstisca de primavera la acogió, zarandeando su cabellera rubia hacia atrás.

La sensación la hizo regresar al pasado, cuando en vez de aguardar por el vehículo de Ginluca se encontraba su limusina aparcada en alguna esquina del lugar.

Los hermanos Sonobe habían modificado su vida por completo, pero solo uno de ellos fue capaz de contemplar su verdadera esencia.

Blake, su chófer, le hizo un gesto para que la joven se aproximara a la limusina.

Adeline caminó hasta llegar a su lado.

_ Llega tarde Srta. Strange. _ Su ceño estaba levemente fruncido y en las comisuras de sus labios se asomaba una sonrisa.

_ Mejor tarde que nunca Blake. _ Recordando las ultimas palabras que le dedicó la primera vez que la llevó a la facultad, sonrió, para seguidamente propinarle un par de palmadas en el hombro y adentrarse al coche.

...

El campus se encontraba aglomerado por estudiantes ricachones, que colmaban incluso los faustuosos vergeles de la facultad.

A pesar de poseer un tamaño colosal, se podía estimar la cantidad inumerable de alumnos de dintintas carreras que estudiaban en el campus más exclusivo del mundo.

Algo que Adeline, consideraba como puras extravagancias.

Agradeciendo al conductor, Adeline descendió del coche. Se encaminó entre docenas de alumnos hasta dar con el menor de los Sonobe. Aquellos ojos de esmeralda brillaban con intensidad al mirarla. No obstante, Gianluca no se acercó ni ella avanzó.

_ Sabes Adeline Strange, aún no me he podido quitar este aparato de mierda que me postraron en el tobillo. Por lo que tenemos que seguir con esta película de a tres metros sobre ti, hasta que le robe el código a Jean Paul. _ Esa mirada traviesa habitual de Gianluca, la hizo arquear la ceja divertida.

_ Solo estamos separados por un metro de distancia Gianluca. _ Rodando los ojos, sonrió.

_¡Callate sí! Arruinas nuestra película de romance-drama. _ Haciendo pucheros gruñió.

Los SonobeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora