1- Estremecedora sintonía

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El Téâtre des Variétés se hallaba envuelto en una colorida dispersión de resplandor.

Una combinación extravagante de distintas tonalidades salía desprendida a través de reflectores que se encontraban adheridos a la estancia, iluminando en su totalidad el Gran Salón.

Asientos acolchonados de color rojizo lo componían. Estos espacios los ocupaba la audiencia, entusiastas que portaban atuendos de gala, cuya aura acentuaba la opulencia y elegancia que fanfarroneaban en pláticas fortuitas con otros invitados.

A pesar del refinamiento que se percibía en ellos, no se comparaba en lo absoluto con la presencia de un grupo en particular. Cuyo apellido hacía mención de todo lo que eran, hombres adinerados y con poder. Los tres hermanos Sonobe.

Los aclamados hijos de la magnate familia Sonobe Stronghold. Afamados por ser descendientes directos de la realeza y poseer una inigualable belleza que despertaba hasta los más oscuros deseos de cada joven que cruzara camino con alguno de ellos.

Piel blanca, tan perfecta como la porcelana, facciones contorneadas, cejas y pestañas espesas, altos y varoniles. Todo un delirio para las mujeres que presenciaron la entrada de los hermanos Sonobe.

El mayor, con su estilo imponente y elegante se adentró a la estancia, portando esmoquin, junto a su impecable cabello oscuro, peinado hacia atrás.

Un puñado de periodistas con sus micrófonos y cámaras apuntaron en dirección al CEO de la compañía. Preguntas masivas captaron el interés del joven.

_ ¡Sr. Jean Paul! ¿A qué se debe el regreso de usted y de sus hermanos a Francia? ¿Será el futuro líder del imperio Sonobe? ¿Alguna afortunada le ha robado el corazón?

Además de fundar la empresa más prestigiosa en toda Francia, el Royal Empiere Sonobe, estos se dieron a conocer en otras partes del mundo, debido a las negociaciones cuantitativas que estos efectuaban con diversos accionistas.

No hace más de dos años que se habían marchado de París, tras la muerte de sus padres en un trágico accidente automovilístico. Un evento desafortunado que solo propició la partida de los hermanos, rumbo a Milán, Italia.

Hasta esa noche...

El repentino regreso de los hermanos Sonobe, apareció como encabezado en primera plana de los periódicos principales de la nación, bombardeando con incógnitas, todos los medios de prensa. El reencuentro de los tres se daría en el sitio más distinguido y célebre de la ciudad, el Téâtre des Variétés.

_ Era tiempo de regresar a casa, después de todo, mi legado está en Francia, como propietario del Royal Empiere, mi deber es liderar el imperio que forjó mi familia. _ introduciendo ambas manos en los bolsillos de su pantalón de vestir, prosiguió. _ ¿Amor? El trabajo está antes que el placer. No son más que puras distracciones. _ con entonación formal y contundente respondió.

Sus ojos color avellana vislumbraron a una joven entrando al salón, sus pasos elegantes y concisos emanaban seguridad, sus ademanes y modo de expresarse hacia la prensa, difundían sofisticación. Cautivando al instante el interés de Jean Paul.

Una masa de reporteros circundó a la misteriosa joven, capturando con sus flashes su esbelta figura arropada por un fastuoso vestido de seda plateado.

_ ¡Srta. Strange! ¡Luce espléndida! ¿Cómo cree que sea la presentación de esta noche? ¿Cree cumplir con las expectativas de los entusiastas?

_ Será inmemorable. _ embozando una sonrisa, introdujo su cabello detrás de sus oídos, luciendo unos pendientes largos de diamante blanco.

Sus ojos grisáceos se plasmaron efímeramente sobre los ojos color avellana de Jean Paul, quién aún la contemplaba embelesado por su belleza y sofisticación.

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