23- Culpables

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Adeline despertó del letargo al que se había abstraído. Su cuerpo endeble, reaccionó súbitamente al intentar de levantarse del colchón. Pero, ella no era la única presente en el aposento. La presencia de los tres hermanos Sonobe en compañía de Eydrian, Bastian y André, se encontraban reunidos a un costado de la habitación, a excepción de André. Este se hallaba sentado en un diván afelpado a su lado, para impedir algún movimiento repentino departe de esta.

Sus manos fracasaban, reiteradamente, al despojar las vías respiratorias introducidas en su nariz.

Sus retinas aún no se acostumbraban a la intensidad de los rayos del sol al reflejarse en el dosel contiguo al techo de la recámara.

_ Yo no haría eso si fuera tú. _ La voz de Jean Pierre resonaba entre sus tímpanos. Impidiendo con sus manos a que Adeline dejara de sustraer las intravenosas de sus brazos.

_ ¿Cómo te sientes bella durmiente?. _ El tono lúdico, se había desvanecido de sus palabras. Gianluca se aproximó en muletas, concediéndole una sonrisa mustia.

Jean Paul se avecinó con preocupación, induciendo a que las heridas en su rostro fueran ostensibles ante sus grisáceos ojos.

_ Ya estás a salvo y te juro que me seguiré encargando de que siga de ese modo. _ Sus nudillos acariciaban con gentileza la cara de ella.

André se había alejado de la cama, situándose entre Bastian y Eydrian. Sus miradas afligidas quedaron plasmadas en el tapiz, al acaparar la desasosegada mirada de Adeline sobre ellos.

_ ¿Cuánto tiempo estuve dormida?. _ Las palabras dejaban sus labios como murmullos. Manifestando lo débil que se sentía a través de su voz

_ Tres días. _ Respondió Jean Pierre, sin desviar sus ojos de oro del ventanal.

_ Inhalaste mucho humo. Tus pulmones aún no se han recuperado. Así que esta vez dejarás de ser tan testaruda y permitirás que te cuide. _ Sonrió apacible, cobijando su temblorosa figura con una cálida frazada.

Adeline rechazó el gesto por parte de Jean Paul, aventando el cobertor hacia un lado.

_ ¿En dónde están Jean Paul? ¿Por qué no me dejan verlos?... _ Aquellos ojos grises, asemejaban una tempestad, en vista de aquellas lágrimas que caían por su lívido rostro.

El dolor se acentuó en cada uno de los hermanos. Jean Paul cerró sus ojos, Jean Pierre retiró nuevamente la mirada y Gianluca bajó la cabeza.

_ Se albergaban trescientos veintitrés infantes... _ Musitó Eydrian conmocionado, desviando su mirada del suelo a ella. _ Y solamente ochenta y seis salieron con vida del hospicio...

_ Jean Pierre te salvó antes de que el orfanato se convirtiera en escombros. El fuego consumió el sitio por completo. No pudimos salvar más... _ A diferencia de Eydrian, Bastian mantuvo su postura encorvada, emplazando la mirada en sus manos pálidas que se brindaban consuelo al ser acariciadas entre sí.

Adeline extrajo súbitamente los aparatos adyacentes a ella. Produciendo el alarmante sonido del monitor.

Sus pies descalzos, sintieron el gélido piso de porcelana al levantarse del colchón. Procediendo su caminado con pasos imprecisos y tambaleantes en dirección a la puerta. Sin embargo, no logró ver más allá de estas, por el impedimento de unos brazos que la inmovilizaron.

Al inhalar aquella fragancia que emanaba frescor y al sentir la calidez que dispensaba el dueño, su voluntad se vio doblegada ante la presencia que la acorralaba por detrás.

Aferrándose al abrigo ambariano de Jean Pierre, derramaba lágrimas silenciosas que caían sin intervalo sobre este.

Aquellos niños... Aquellas sonrisas envueltas en regocijo... Aquellos rostros que desprendían inocencia... Habían sido incinerados, demacrados sin piedad. Las risas siendo reemplazadas en gritos y en llanto, la castigaban una y otra vez.

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