47- El alfil y la torre

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El Bugatti de Jean Pierre rebasó al Terzo Milleniano en una recta.

La carretera se encontraba desolada por lo que se mantuvo al lado de ella.

Bajando la ventana, vociferó.

_ ¡Adeline! Desacelera, el que llegues antes no garantiza su vida, además de muerta, claro. _ preocupado, Jean Pierre se mantiene a la misma velocidad elevada que Adeline.

La joven no acató las preocupaciones de Jean Pierre, aceleró el coche hasta aparcarlo con fiereza al frente del hospital Sonobe.

Bajándose del vehículo corrió hacia la entrada del lugar siendo seguida por Jean Pierre.

Los guardias les concedieron el paso de inmediato al reparar en la presencia del segundo hijo Sonobe.

Uno de los guardias le confirió el número de habitación en donde se hallaba hospedado Jean Paul.

La joven prosiguió corriendo hasta llegar a la habitación tres.

Lágrimas brotaban al contemplar a los paramédicos resucitando la demacrada figura de Jean Paul.

Adeline ingresó sin autorización a la estancia, gritando su nombre. En un intento desesperado por tocar su mano, un par de médicos la despojaron del sitio, no sin antes oponerse.

Toqueteaba la puerta, ahora sellada, con exasperación mientras el llanto se agravaba.

Al observarla en ese estado, Jean Pierre le instó a un enfermero que le inyectara una jeringa tranquilizante para sosegar los ánimos de ella.

El hermano del medio, se acercó, abrazando su trémula figura por detrás, mientras que el enfermero inyectaba el tranquilizante en su hombro, luego de haberla consolado.

Adeline fue cerrando sus ojos grisáceos hasta caer en los brazos de Jean Pierre. La acunó en ellos para llevarla hacia un sillón reclinable en la sala de espera. La cobijó con una cálida manta que extrajo de un arcón.

Tiempo después, un doctor se aproximó afligido hacia Jean Pierre.

_ Me temo que Jean Paul sufrió severos traumas a nivel craneal y locomotor. Además de graves heridas en el toráx y varios órganos quedaron comprometidos. _ bajando la cabeza, prosiguió. _ El Sr. Jean Paul ha quedado en coma. No sabemos si sobrevivirá o si podrá despertar. _ dicho esto, el médico se disculpó, marchándose con una reverencia.

Frotando su mentón, centró sus ojos dorados en Adeline.

Los gritos de un joven, provenientes de la entrada, lo hicieron virar.

Se trataba del trío de empleados y amigos de Jean Paul, Eydrian, Bastián y André.

Eydrian, le vociferfaba al guardia por no cederle la entrada a él y a sus amigos.

Jean Pierre suspirando, se aproximó tranquilamente a la entrada del lugar.

_ Eínai fíloi. _ Aclaró en griego al guardia, quién luego de un asentimiento de cabeza se apartó.

_ ¡Qué demonios Jean Pierre! ¿Cómo contratan a un guardia que solo hable griego en un hospital? No ven que uno en vez de morirse en la sala de emergencias, se muere en la entrada. _ bramó Eydrian, haciendo ademanes desmedidos con sus manos.

En respuesta, el hermano del medio, ladeó la cabeza.

_ Disculpen nuestra falta de hospitalidad, ya saben no hemos tenido tiempo ultimamente en educar a nuestros guardias para que tengan una amplia variedad de otros idiomas, que bueno tú más que nadie sabe lo importante que es tener conocimiento de ellos, digo siendo la mano derecha de Jean Paul, el griego está entre los idiomas más básicos que deberías de haber aprendido. Pero bueno vienen por mi hermano agonizando y no para debatir sobre idiomas. Así que síganme. _ Sonriendo sarcásticamente, Jean Pierre enfiló en dirección a la sala de espera.

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