Arbustos con excéntricas formas decoraban el sendero, en compañía de distintos tipos y colores de flores que concedían un semblante místico al lugar. Tomaron varios atajos en zigzag que finalmente los llevaron al sitio correcto.
Un quiosco de madera hizo aparición, sobresaliendo por el resplandor que desprendían las luces blancas que lo bordeaban.
Ambos caminaron por un entarimado puente con la mirada puesta al frente, apreciando el acogedor quiosco que se hallaba en el medio del sendero.
Al subir por los escalones, Adeline quedó maravillada cuando contempló la alucinante vista que había al otro lado.
Entre la oscuridad de la noche destacaban fulgores verdes que alumbraban un extenso lago, en dónde flores de loto flotaban sobre este.
_ Por más oscuridad que exista, siempre habrá un destello de luz, aunque sea uno muy pequeño. _ Sus ojos dorados se desviaron del panorama a ella. _ Todavía hay esperanzas Adeline y estoy aquí para demostrártelo. _ Sujetando su mano, se adentraron al campo colmado por luciérnagas que revoloteaban por el aire.
Aquellos gélidos ojos de tormenta, poseían un brillo inhabitual. Un relumbre que transmitía completo sosiego.
Una sonrisa sinuosa se asomó en los labios de Jean Pierre al verla. El cual haciendo un gesto con la cabeza en dirección al suelo, se tumbó.
Adeline sonriendo de un modo genuino, lo imitó._ ¿Es estrés postraumático cierto?. _ Espetó este, arrancando un trozo de pasto para después, entre sus dedos, enroscarlo.
_ ¿Cómo lo sabes?. _ El desconcierto se acentuó en ella, produjendo que una mirada de asombro fuera posicionada en él.
_ Tengo un frasco parecido en mi recámara. _ Restándole importancia, se encogió de hombros.
_ Te creí cuerdo. _ Adeline sonrió incrédula_ ¿Cómo es que alguien cómo tú no lo está?. _ Frunciendo el ceño, se enderezó.
El segundo hermano de los Sonobe aún se encontraba tendido en el pasto con sus manos apoyadas detrás de su nuca, observando con minuciosidad la infinidad de estrellas que refulgían en el cielo.
_ Existe una delgada línea entre la cordura y la locura Adeline. Lo cual nos lleva a ambos estar en el medio, en dónde fingimos ser cuerdos cuando realmente estamos jodidos por dentro. _ Precisó con un tono insondable en su voz, situando sus ojos de oro en ella.
Desviando la mirada al lago, esta guardó silencio ya que además de su inesperada respuesta, le resultaba intimidante el modo en que aquellos ojos la contemplaban.
_ ¿Te acostaste con mi hermano?. _ Soltó aquellas palabras de un modo fortuito, provocando que la incomodidad de Adeline se hiciera presente.
_ Ya entiendo porque no tienes amigos. _ Tornando sus ojos, negó con la cabeza. _ ¿Qué te hace pensar que dormí con Jean Paul?. _ Preguntó confundida.
_ Te ví a solas con él en su oficina y por lo general siempre folla con la secretaria en ese sofá. Así que no fue difícil imaginarme que tú serías la siguiente. _ Conjeturó, arrojando un poco de césped al aire.
_ Es solo que bueno... _ Se interrumpió, mordiendo su labio superior, algo avergonzada por no saber cómo responder ante lo dicho por Jean Pierre. _ Es una historia muy larga, que de hecho involucra a tu hermano menor. _ Explicó de un modo ambiguo.
_ ¿Así que te follaste a los dos?. _ Su tono azorado denotaba molestia en su voz.
_ ¿Acaso no puedes creer que conviví con tus dos hermanos sin la necesidad de tener que desvestirme?. _ Exclamó con fastidio, arrugando la nariz.
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Los Sonobe
Teen FictionEra embriagante... El modo en que ella tocaba el violín. Simplemente extasiaba al público por las encantadoras melodías que denotaba al hacerlo, provocando en ellos sensaciones completas de deleite y asombro. Siendo para los hermanos Sonobe igual de...