Adeline aparcó el Tesla de Moriarty al lado de una agencia de coches.
Introduciendo las manos en los bolsillos de su gabán, color bronze, se introdujo al sitio pletórito de vehículos suntuosos.
Marcas predilectas, eran exhibidas ante numerosos clientes exclusivos propiamente de la compañía.
Siendo el Lamborghini Terzo Millennio, el que cautivó su atención.
Un subalterno se aproximaba a la joven, observándola desconcertado.
_ Ese tipo de modelos son para profesionales en el mundo automotriz, usted ni siquiera se le podría considerar principiante. _ mirándola de pies a cabeza, insinuó que Adeline no era más que una niña ricachona en busca de llamar la atención.
Adeline lo encaró.
_ Posee cuatro motores en cada rueda que desarrollan un total de 1.940 CV y 2.300 Nm de par, batería de 120 kWH, aceleración de 0 a 100 km/h en 1,85 segundos, velocidad máxima de 412 km/h y cabe mencionar que la carrocería está hecha en fibra de carbono. Podemos seguir charlando de vehículos toda la tarde, pero solo vengo a comprar uno y a usted le pagan por vender coches. Así que en vez de quedarse ahí profiriendo comentarios machistas, haga su trabajo. _ desviando la mirada, se dirigió hacia el Terzo Millenniano.
Mientras que el subalterno avergonzado, se apresuró ha realizar el papeleo.
Unos minutos después, regresó con el móvil en manos, indicándole a Adeline que tomara la llamada.
Adeline confudida, atiende al llamado.
_ Un Lamborghini Terzo Millennio, interesante opción. Ya está pago, que disfrute el coche Srta. Strange. _ la demandante voz de Jean Paul resonó por el teléfono.
_ ¿Si sabes que tengo la misma cantidad de dinero que tú? Puede que no las mismas influencias pero sí las suficientes como para comprarlo por mis propios medios. _ Adeline arrugó la nariz fastidiada.
El mayor de los Sonobe sonrió, la imaginaba con ese gesto de molestia en su rostro que tanto le encantaba.
_ Lo sé, no te lo compré porque creía que no podías, lo hice porque lo querías y eso para mí se traduce en un mandato. _ toqueteando la madera con sus dedos, prosiguió. _ Volveré a ti esta noche. _ Emitió con furor.
_ Cuidate mucho Jean Paul y por favor apaga ese rastreador de tu móvil, no podré ni siquiera ir al baño tranquila pensando en que sabes exactamente en cual inodoro estoy. _ Negando con la cabeza, resopló.
En su lugar, el mayor de los Sonobe se echó a reír.
_ Eso no sucederá, es mi forma de permanecer contigo protegiéndote. Te veré pronto Adeline. _ Despidíendose, Jean Paul colgó la llamada.
Virando, Adeline le entregó al señor el móvil, quién explotó fortuitamente en lágrimas.
_ El Sr. Sonobe me despidió, por haberla tratado descortézmente, por favor perdóneme si le falté el respeto. _ Desesperado, cubrió su rostro con las manos.
Adeline sin comprender porque el señor había sido despedido. Intecerptó a unos sujetos en traje que integran la guardia de Jean Paul. Viendo esto, entendió porque el subalterno había sido despedido. Los guardias informaron al hermano mayor de los Sonobe sobre el incidente acontecido con ella.
Extrayendo la cartera de su bolso, Adeline le entregó una tarjeta.
_ El Sr. Moriarty posee una agencia especializada en vehículos clásicos. Más allá de ser el dueño, es también un gran coleccionista de antiguedades, eso incluye coches. Por si está interesado en conseguir otro empleo, llame a este número. Se necesita personal. _ Sonriendo, empezó a enfilar en dirección a la salida, no sin antes agregar. _ Que sea esta una segunda oportunidad. _ Dicho esto, el señor agradecido se despide de Adeline con una gran sonrisa.
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Los Sonobe
Teen FictionEra embriagante... El modo en que ella tocaba el violín. Simplemente extasiaba al público por las encantadoras melodías que denotaba al hacerlo, provocando en ellos sensaciones completas de deleite y asombro. Siendo para los hermanos Sonobe igual de...