Yo, Bruno Bergeron

Capítulo 040

Mi mano sobre el pomo de la puerta del apartamento de Elliot tiraba de ella para cerrarla cuando Gerard y Mina salieron. Una parte de mi tenía miedo de quedarse a solas con Pol, le aterraba la idea de volver a caer en la tentación, ese, mi lado más racional solo intentaba cuidarme de quien ya me había dañado en el pasado y yo dejándome arrastrar por él estaba a punto de huir. Pero a estas alturas estimo ya me conocen, soy un Bergeron, no abunda en mi lo racional cuando de relaciones se trata. Soy irracional, sentimental y cien por ciento pasional.

- ¿Bajas o no? – preguntó Geri que ya estaba descendiendo las escaleras cogiendo a Mina de su manito.

- No, coge un taxi – solté con seguridad sin soltar el pomo de la puerta. Les salude con la mano a la distancia y volví a entrar al apartamento.

Cerré la puerta tras de mí, me apoye en ella, apreté mis ojos y deje salir de aire de mis pulmones. Inhale y exhale unas cuantas veces buscando acallar mis nervios. Invoque imágenes que me ayudasen y luego de ver la sonrisa de Mina por unos instantes el rostro de Pol se impuso ante mí. Como si realmente estuviese ante mi pude ver la transparencia de sus ojos, la inmensa sonrisa que se ladea con picardía justo antes de acercarse, sus labios tentadores se aproximaron y entonces abrí mis ojos apresuradamente dejando salir un suspiro.

En ese momento puse atención a la música que salía del escritorio, distinguí los acordes de "Nunca nadie pudo volar" de La Casa Azul y oí a Pol canturrear por encima de ella "Voy a salir aquí no puedo respirar. Sellé ventanas para dejar de sentir y ahora no siento más que astenia emocional. Quiero descomprimir, volver a ver con claridad...". Me acerque con sigilo, la puerta entreabierta me permitió observarle sin que él notase mi presencia.

Lijaba la pared con su mano izquierda mientras chasqueaba los dedos de la otra al compás de la música y la nubecilla de polvo caí sobre su cabello. "Nadie pudo volar, nunca nadie pudo escapar de aquí" cantó mientras empezó a mover su cintura y extendiendo sus brazos como las alas de un avión los bamboleo entusiasmado. Hizo un giro rápido y volvió a concentrarse en la pared mientras sus pies intentaban seguir el ritmo de la música y ladeaba su cabeza una y otra vez. Un giro más lento y entonces me vio conteniendo la risa ante su baile.

- ¡Joder! – soltó sobresaltado – ¿Qué haces ahí? – preguntó bajando el volumen – Creí que te habías ido.

- Estaba en ello pero me quede viendo el... ¿Espectáculo? – pregunté sin saber cómo definir aquello.

- Bailo bien, dilo – afirmó mientras yo ingresaba.

- ¿Honestamente? – pregunte ingresando y él asintió – Nunca había notado lo malo que eres, ni siquiera tienes oído para seguir el ritmo – solté dejando escapar una risilla.

- ¿Disculpa? ¿Tú has visto estos pasos? – preguntó extendiendo sus brazos y repitiendo el paso que había realizado antes con el giro incluido.

- Vale, vale... – solté entre risas – ¿Y qué hay de esas rodillas rígidas? ¿Y las caderas? – pregunte mientras barría aquellas partes de su cuerpo con la mirada – ¿Qué paso? ¿Aún no aprendes a moverlas? – Él se cruzó de brazos simulando estar ofendido antes de responder.

- Sabes muy bien que puedo moverlas perfectamente pero... – soltó con una sonrisa de picardía y yo encarne mis cejas haciendo que él apretase sus ojos con fuerza – No he dicho eso, no lo he hecho – murmuró antes de volver a mirarme – No has oído nada ¿cierto?

- Ayer no vi, hoy no escucho – dije mientras él me daba la espalda y volvía a su trabajo en la pared – ¿Qué me espera mañana? – Pol encogió sus hombros.