Capítulo 053

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Pase una noche pésima, tuve pesadillas que preferiría olvidar y desperté varias veces sintiendo culpa por la paz que había experimentado. Sí, así de revuelto y caóticos tenía mis sentimientos. Sin embargo esa noche, entre sueños y desvelos, entendí que Iván tenía razón, debía dejar de lamentarme, recuperar las ganas y superar mi ruptura para lograr reconstruirme. Para sanar las heridas necesitaba de tres cambios fundamentales. En primer lugar era imprescindible que soltase a Elliot, no sólo por mí sino también por el cariño que aún le guardaba. Marc tenía razón, el francés también merecía superar lo ocurrido entre nosotros. Cogí mi móvil y después de varios intentos le envié un último mensaje de voz logrando no derrumbarme en medio.

"Hola. Sí, soy yo otra vez, pero puedes quedarte tranquilo porque será la última vez. Venga que si te apetece hablar conmigo en un futuro me encantaría, pero entenderé si eso no ocurre. Ayer estuve hablando con alguien que nos aprecia mucho a ambos y me ha hecho ver que estoy actuando como un egoísta, tú solo debes querer olvidarte de mí y yo no hago más que insistir, lo siento. Al parecer hace tiempo que olvido cuidarte y... Sólo quiero que sepas que has sido mi primer amor real, mutuo, sincero, mi lugar seguro durante mucho tiempo y por eso siempre serás de las personas más importantes en mi vida. Ojala algún día logres perdonarme y recordarme con una sonrisa. En verdad lamento lo que ha sucedido, jamás me perdonare por haberte lastimado y desearía haber podido decir esto mirándote a los ojos. Perdón Elliot y gracias, gracias por haber llegado a mi vida y haber dejado tanto en ella. Cuídate. Adiós."

Un gran peso abandonó mis hombros cuando lo envié, como si me hubiese desprendido de una mochila llena de piedras y ahora estuviese más liviano para avanzar. Me quede inmóvil observando la pantalla hasta que supe que lo había oído, o al menos eso marcó la aplicación una vez más. En el fondo guardaba la esperanza de que esta vez sí respondiese, pero la frase "en línea" desapareció y deje caer las lágrimas que había contenido en mi mensaje de despedida. Me acosté sobre la cama y me quede allí mirando las imperfecciones del techo sin pensar en nada más, sólo deje que mi cuerpo se vaciarse, que limpiase con aquellas lágrimas serenas todo lo malo que me atormentaba para poder avanzar.

Me adormecí por al menos media hora, cuando volví a abrir mis ojos decidí que estaba listo para el segundo cambio. Me incorpore en la cama, baje mis pies hacia un costado, abrí el cajón de la mesilla junto a la cama y cogí las pastillas que aun guardaba. Fui hasta el lavabo, me lave la cara con agua fría y mientras me miraba al espejo me prometí a mí mismo no regresar por ese camino, no volvería a lastimarme de aquel modo y no olvidaría que no era ese quien quería ser. Arroje las pastillas por el retrete y pensé que también me ayudaría seguir alejado del alcohol por un tiempo prudencial, debía enfrentar esta etapa sobrio para poder superarla, si no el duelo seria eterno y jamás lograría salir adelante.

El tercer cambio sería el más difícil de llevar a la práctica: debía alejarme de Pol. No es que quisiese apartarlo para siempre de mi vida, solo necesitaba un par de semanas de distancia y para ello solo se me ocurrió una idea. Un plan que me pareció bastante propio de mi persona, una aventura que no solo me ayudaría a mí sino que recompensaría a alguien que estaba cuidándome. Un cambio que me transformaría mucho más profundo de lo que imaginaba.

Había transcurrido casi una semana desde que decrete que volvería a tomar las riendas de mi vida. El primer cambio había sufrido algunos tropiezos, no había vuelto a comunicarme con Elliot pero eso no significaba que algunas veces al día no cogiese el móvil para releer alguna antigua conversación o pillarlo en línea y fantasear con que me hablase. El segundo cambio estaba igual de tambaleante, aun sostenía mi palabra de sobriedad pero el deseo de consumir al menos una cerveza fría aparecía frecuentemente, sobre todo en las noches de soledad donde seguía siendo Iván quien acababa llegando a mi rescate. Sobre el tercero aún no había habido cambios, veía a Pol casi a diario y no había podido contarle mi decisión.

Yo, Bruno BergeronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora