Capítulo 020

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El siguiente mes lo pase bastante abocado a mis estudios, estaba llegando al final del primer año en mi carrera como técnico de sonido y el último tiempo había estado bastante disperso con la salud de mi abuela. Tenía varios trabajos atrasados y algunos exámenes por delante. Elliot que llevaba varios meses sin curro, lo cual no modificaba en nada su economía pero si su humor, me ayudaba casi todos los días con ello, también me obligaba a tomarme recreos para mimarle y otros para disfrutar con mis amigos.

Uno de esos días en que me vi obligado a tomarme un respiro fuimos con Elliot y Sara al Satanasa para ver la actuación de Ángel y también pudimos disfrutar la de Dino, quien me recibió con un fuerte abrazo al verme. Después de varias copas de alcohol y cuando el bar ya se encontraba cerrado acabamos los cuatro bailando en el caño, o más bien diría que terminamos haciendo una danza de adoración a aquel instrumento, algo así como la danza de la lluvia o del fuego, todos girando a su alrededor como completos locos.

- Creo que deberías pensarte el hacer un nuevo curso de pole dance el próximo año, me pone muy cachondo – susurro Elliot a mi oído.

- Pues podríamos hacerlo juntos entonces porque a mí también me pone – dije a su oído y luego le mordí el lóbulo. Entonces llegó Dino para invitarnos de modo amable a retirarnos, menos mal porque si no habríamos acabado dando un gran espectáculo con lo encendidos que estábamos. Nos fuimos y continuamos con nuestro juego en la intimidad del hogar de mi novio.

A la mañana siguiente, bueno ha decir verdad despertamos cerca del mediodía y con bastante resaca, prepare una ensalada fresca y liviana para darle una tregua a nuestros estómagos. Mientras comíamos mirando una película en el living mi cabeza buscaba diferentes modos de consultarle a Elliot por el asunto de su familia, no, había transcurrido un mes más y yo aún no había preguntado. Me enojaba conmigo por ello, nunca había sido de esos, siempre había preguntado las cosas de frente y sin vueltas pero esta vez no estaba seguro de cómo hacerlo, en verdad tenía miedo a aquella respuesta, en el fondo sabía que sería un punto sin retorno. Me había convencido que esperar a terminar mi curso era lo mejor, así si la cosa se ponía fea eso no perjudicaría mis estudios, pero lo cierto era que de algún modo igual lo afectaba porque en mi cabeza retumbaban mil sospechas y ninguna certeza.

Cerca de las seis de la tarde abandone la casa de mi novio y fui en busca de Iván, estaba ayudando en el bar de su madre. Me tome un café mientras esperaba que el lugar se tranquilizara y pudiésemos irnos, mientras aguardaba recibí una llamada de Oliver. Estuve cerca de media hora colgado al móvil riendo con las aventuras que él me relataba, lo extrañaba pero escucharlo tan feliz me tranquilizaba, estaba viviendo una experiencia inolvidable y según decía volvería ni bien se cumpliese el año fuera de España y para eso solo faltaban tres meses. Los clientes del bar menguaron e Iván se acercó a mí para irnos, le hice un saludo de mano a la distancia a su madre. Salimos a la acera y puse mi móvil en alta voz, fuimos todo el camino charlando con Oliver como si estuviese allí con nosotros.

- ¡Unooo! – grito mi nombre a media lengua ni bien puse un pie dentro de la casa. Mina se acercaba corriendo con sus brazos extendidos para que la levantase como a un avión y la hiciese volar y eso hice en cuanto llego hasta mí.

- ¡Hola guapa! – dije dándole un sonoro beso en su mejilla cuando el avión se quedó sin energía – te traje una sorpresa...

- ¡Camamelo! – grito entusiasmada

- No, no son caramelos... pasa...

- ¡Ia! ¡Ia! ¡Ia! – gritó como un disco rayado mientras brincaba sobre mi pecho emocionada, cuando Iván estuvo más cerca ella tiró todo el peso de su pequeño cuerpito hacia donde él estaba, entonces deje que la cargara.

Yo, Bruno BergeronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora