Llegó el otoño y con él la vuelta a la uni. Las mañanas empezaban a tornarse más frescas, Ángel y su espíritu caribeño detestaban el frio y nos obligaba a refugiarnos en la cafetería a desayunar hasta el horario de clases. Algunas materias eran demasiado complejas para poder prestarles atención tan temprano y yo solía adormecerme en las primeras horas, me excusaba diciendo que los profesores eran aburridos, monótonos y que sólo se limitaban a repetir como loros lo que estaba escrito en los libros, Sara, la encargada de despertarme con un codazo, sostenía que mi problema era que el francés no me estaba dejando dormir por las noches y algo de razón llevaba.
En el horario del almuerzo me dirigía a casa de Gina para cuidar de Mina junto a Gerard mientras intentaba adelantar las lecturas y trabajos para mi carrera. Era complicado lograr concentrarse, Mina ya tenía siete meses y cada vez demandaba más atención, cuando no la obtenía sus gritos podían oírse hasta Portugal.
Cerca de las cinco o seis de la tarde me escapaba al teatro a ver los ensayos de la Yaya y Elliot. La historia estaba contada en dos tiempos diferentes por lo que ellos no compartían escenas pero igual me resultaba encantador verles juntos en la obra. Carmina había pisado cientos de escenarios pero en cada uno daba todo de ella, su entrega para con su profesión era absoluta. Elliot estaba trabajando por primera vez en un espectáculo de esa envergadura, hasta ahora sólo había participado en obras independientes y esa era para él su gran oportunidad de brillar y realmente lo estaba haciendo. El director estaba tan entusiasmado con su trabajo que lo agregó en tres escenas lo cual implicó que tuviese que aprender algunos simples movimientos de baile y, aunque el coreógrafo era de los mejores de Cataluña, colabore con algunas clases particulares sin cargo. Fue en la preparación de esa obra que comencé a pasar mucho tiempo en el teatro, me quedaba con los técnicos junto a las consolas de sonido e iluminación y poco a poco me comenzó a interesar aquel mundillo del detrás de escena, en particular comencé a sentirme atraído por el trabajo de David, el técnico de sonido. Era un muchacho de unos treinta años apasionado por su profesión y que no tenía ningún problema en explicarme y enseñarme cuestiones básicas. Luego yo practicaba en casa de Elliot, es que él tocaba la guitarra y cantaba, tenía varios equipos de sonido para hacer grabaciones de temas ajenos y algún que otro propio y yo comencé a involucrarme en ello, en menos de un mes mi portátil estaba llena de tutoriales, sonidos y programas de edición de sonido.
A principio de noviembre, con ayuda de David, habíamos armado un EP con cinco temas para que Elliot pudiese distribuir en algunas discográficas y yo por supuesto se lo di a algunos contactos de la Yaya aunque él no lo supiese. En cada una de esas sesiones de grabación y edición David me insistió con que comenzase a estudiar su carrera, me daba consejos y me endulzaba la oreja diciéndome que tenía buen oído y que tendría futuro si estudiaba y le dedicaba más tiempo. Pero tiempo era lo que no me sobraba, la uni, cuidar de Mina y mi insipiente relación ocupaban todo mi día y no estaba dispuesto a brindarle menos atención a los dos últimos ítems de la lista pero ¿y la uni? Eso era lo que sí me cuestionaba, ¿había elegido una carrera que me apasionara de verdad? ¿me veía trabajando en ello al terminarla? Me encanta la historia, eso siempre ha sido así pero de ahí a dedicarle mi vida... no quería enrollarme en esas dudas pero al mismo tiempo no podía evitar sentir que cada vez me aburría más en las clases mientras que me fascinaba estar probando cosas nuevas en la edición o en la consola del teatro.
Una tarde fui a casa de Elliot para acompañarlo al teatro como casi todos los días, cuando llegue me informo que no tenía ensayo pero que debía acompañarlo a otro sitio. Camine junto a él relajado, no le preste mucha atención al camino y por ello no note que estábamos dirigiéndonos a un sitio que conocía perfectamente. Frenó en una esquina y lo bese porque tuve ese deseo, fue recién cuando nos separamos que note donde estábamos. A pocos metros estaba mi antiguo instituto de baile y yo no lograba entender que hacíamos allí, me dijo que había hablado con la Yaya y que juntos habían decidido volverme a inscribir y que yo podía elegir a que clases ir, también me contó ahora había allí también clases de pole dance. Me quede petrificado sin lograr descifrar si me parecía una idea estupenda o espantosa, sin que pueda decir nada me tomo de la mano y me arrastro hacia la puerta. La idea de volver me lleno de mariposas el estómago pero al tomarme tan de sorpresa llene los formularios sin especificar que clases tomaría, es que realmente no tenía idea por cual optar si cinco minutos antes ni siquiera estaba en mis planes regresar. Ante mi indecisión la tía que nos atendió me dijo que podría probar las que quisiese durante la primera semana antes de decidir y sin dudas eso era lo que necesitaba, obligado por Elliot empecé en ese mismo momento con la clase de bachata que estaba comenzando, ni siquiera estaba con ropa muy adecuada pero... no sé cómo os puedo describir lo que sentí en ese momento, es que bailar siempre había sido mi descarga, esos momentos en los que del modo más puro y natural lograba ser yo mismo al compás de la música y olvidarme de mis frustraciones, mis miedos o cualquier sentimiento negativo. Bailar era la medicina que sanaba mi alma y llevaba mucho tiempo sin ella, puede que tal vez por ello hubiese buscado otros modos de evadirme, pero aquello no había sido más que un estúpido error y ahora lo veía con claridad. Aquello no volvería a suceder, vale, vale, eso es lo que creí y estaba convencido de aquello aunque puede que haya vuelto a tropezar más adelante pero no os quiero adelantar nada.
Salimos de allí y me mantuve en silencio, Elliot me decía lo mucho que le había agradado verme bailar y lo bien que me había visto, aseguro no saber nada de baile con el mismo énfasis en que repitió incontables veces que en la pista se me notaba iluminado. Yo solo caminaba en silencio y supongo que eso le hizo creer que me había molestado su idea de inscribirme, estábamos cruzando un parque cuando se frenó a cero, como si alguien hubiese apagado su motor se quedó inmóvil unos pasos por detrás mío que continúe avanzando entonces me pregunto a saco porque no emitía ningún sonido y si estaba molesto. Me voltee y mirándolo a los ojos entendí lo mucho que Elliot estaba transformando mi vida, lo indispensable que se estaba volviendo su compañía y lo mucho que me estaba ayudando a volver a conectarme conmigo mismo, es que no podía entender como había necesitado que alguien más me echara a la cara lo mucho que necesitaba volver al baile, pero así era y había sido él quien me lo había echo descubrir.
- No creí que fuese a molestarte – avanzó hacia mí que aún seguía inmóvil mirándolo – Es decir, sé que dijisteis que el baile había quedado en el pasado pero me has ayudado tanto con todo esto de la música que... – se encogió de hombros – sólo quería que tú... – sin dejarlo terminar de hablar pose ambas manos sobre sus mejillas lo atraje hacia mí y lo bese enamorado. Sí, estaba locamente enamorado de aquel tío y ese día fui consciente de ello.
- Gracias – dije con mi frente apoyada sobre la suya y los ojos cerrados.
- ¿Eso significa que no estás enojado?
- Claro que no – solté sonriendo aun con los ojos cerrados – creo que es imposible enfadarse contigo.
- Mmm... no te creas – murmuro antes de volver a besarme.
- De verdad gracias – repetí ahora con una distancia que me permitía mirarle a los ojos – gracias por devolverme algo que ni siquiera yo sabía que necesitaba...
- No hay nada que agradecer... – aseguró mientras rodeo mi cuello con su brazo y comenzamos a caminar uno junto al otro – sólo quería que también hicieses algo que te apasione.
- Estudio lo que...
- ¿Historia? ¿En serio? Sé que no te conozco de tanto pero... no estás seguro con tu carrera, sé nota. Y el momento para equivocarse es ahora Bru – adoraba cuando me llamaba de ese modo, por ello me pare frente a él y le robe otro beso.
- Puede ser... ¿sabes de que si estoy seguro? – él alzó sus cejas – que tú me haces muy bien, que quiero estar contigo y quiero... – carraspee nervioso – quiero que esto sea...
- ¿Oficial? – preguntó frunciendo el entrecejo.
- Puede ser... bueno, no sé, creo que yo lo es bastante, pasas más tiempo en casa con la Yaya que...
- No nos ha visto besándonos – soltó excusándose
- No lo necesita – respondí divertido y comencé a caminar – ya, déjalo... – solté dándole la espalda y volviendo a caminar pero antes que pudiese dar el segundo paso su mano en mi brazo me obligo a frenar.
- ¿Cómo que déjalo? ¿ya te has arrepentido?
- No, pero tu... tu... ¿tu que dices? – pregunte girando sobre mis talones para quedar frente a frente.
- Demander d'abord – sacudió su cabeza – Digo que si quieres una respuesta primero debes hacer una pregunta – sonreí
- Vale, vale... Veux-tu être mon petit ami? – no, no había practicado la frase en francés para pedirle que fuese oficialmente mi novio. Mejor dicho, sí, sí lo había echo pero no porque estuviese en mis planes hacerlo, bueno no lo sé, no sé porque la había aprendido pero ahí estaba diciéndole al tío que me tenía coladito hace meses que quería que fuese formalmente mi pareja.
- Oui Monsieur – respondió con su amplia y cautivante sonrisa y me beso con dulzura – aunque tu francés sigue siendo desastroso – aseguró divertido con sus labios entre los míos y yo le mordisquee en represalia.
Esa noche cenamos en casa con Carmina, a quien al llegar le presente a Elliot y me pregunto si había estado consumiendo de nuevo, entonces sonreí, le cogí la mano al francés y solté "Yaya, te presento a Elliot... mi novio". Nos abrazó como si no hubiese un mañana, nos felicitó y nos invitó a cenar no sin antes amenazar a mi chico "Mira que me caes bien, pero pobre de ti si lo lastimas. Mira que él cree que es duro como su padre, pero es más blandito que un koala recién nacido", "Yaya, ya no me ayudes" solté avergonzado y luego me dispuse a disfrutar de la primera cena oficial con mi novio.
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Yo, Bruno Bergeron
FanfictionBienvenidos/as !!! Aquí encontraran una historia ficcional basada en las series televisivas "Merli" y "Merli Sapere Aude", cuyo creador original es Héctor Lozano. Esta narración busca trazar una continuidad desde al final de MSA al epilogo de Merl...