Yo, Bruno Bergeron

Capítulo 057

Nota Pol

Bruno decidió no regresar y yo no tuve más opción, una vez más, que aceptarlo por mucho que eso me frustrase. Pocas veces me habían dicho que no y él lo estaba haciendo a diario al ignorarme por completo, sin embargo eso no me dolía tanto como el hecho de no contar siquiera con su amistad. Cuando se marchó temí que perder lo que aún no éramos fuese una opción y por ello intente que supiese lo que sentía, él no me permitió verbalizarlo pero en ese momento yo estuve seguro de que él me había comprendido sin palabras, ahora en cambio lo dudaba: ¿Sabía Bruno que estaba enamorado de él? ¿Sabía que seguiría esperándolo? ¿Le daba igual? Eso de esperarlo no indicaba poner mi vida en pausa, claro que había tíos y tías con los que follar, más aun desde que tenía la tranquilidad del 'indetectable'. Esperarlo significaba seguir estando allí para Bruno aunque él no estuviese para mí, esperarlo era entender que aun en pausa nuestro vinculo prevalecía, esperarlo era tener la seguridad de que nuestros caminos, por más vueltas que diesen, acabarían uniéndose. Por primera vez estuve casi una semana sin comunicarme, claro que me apetecía hablarle, seguir contándole mis días, pero primero necesite que el enojo se pasara, que la espuma bajara como él mismo había dicho antes de irse. Como os decía, sabia era una opción que se alejara, que conociese a alguien más o simplemente descubriese que lo que sentía por mí ya era parte del pasado; pero lo que jamás espere fue que existiese la posibilidad de perder lo que si éramos: amigos. Lo cierto es que no pensé en ello porque no permitiría que sucediese, no otra vez. Seis días después de la última conversación, guarde mi orgullo herido en el bolsillo y volví a hablarle, esperaba hacerlo de mejor humor pero los acontecimientos de mi vida no me lo permitieron...

Noventa y Un Días Sin Bruno.

– Hola Bruno. ¿Cómo estás? ¿Cómo ha ido tu semana? – consulté sin mucho ánimo – Yo estaba esperando que la espuma bajara para hablar contigo pero... – menee mi cabeza frustrado – Hoy deberías haber regresado y yo creí que nada podía arruinar más este lunes pero ¿Sabes qué? ¡Te han ganado! Resulta que, al parecer, hay reducción de becas para el próximo semestre ¿Cómo se supone que voy a pagar si me quitan la beca? ¡Joder! ¡Es mi último semestre! ¡No pueden hacerme esto! – grite indignado – Venga, no quería volver a hablarte de mal rollo pero... al menos esta vez no es contigo – dije buscando sonar divertido y un resoplido abandono mi cuerpo abatido – Bruno sé que he reaccionado mal el otro día, lo siento, se me ha ido la pinza, pero se me han hecho interminable estos meses y cuando creí que ya se terminaba a ti se te ocurre no regresar y ni siquiera me lo dices. Yo comprendo que quieras mantener la distancia y lo he respetado bastante bien todo este tiempo, pero creo que al menos merecía enterarme por ti que no volverías. Lo siento si sigo siendo un maldito capullo egoísta – me encogí de hombros – Sucede que te quiero, te quiero aquí conmigo, pero vale, vale – me tumbe sobre la cama – Al parecer no es lo que tú quieres – "Al menos no de momento" pensé pero lo guarde para mí – Creo que tendré que empezar a hacerme la idea de eso. Igual seguirás recibiendo mis mensajes porque eres mi amigo ¿No? Venga, cuídate.

Noventa y Ocho Días.

– No importa a cuantos santos le haya rezado Gloria, está confirmado, han recortado las becas por falta de presupuesto. Lo más probable es que yo ingrese en ese recorte y me quede sin beca, lo que quiere decir sin graduación porque por más pisos que pinte no llegare a juntar tanta pasta por mes – explique mientras me alejaba de la Uni – ¡Me cago en la leche! ¡La vida es una puta mierda Bruno! ¡Una puta mierda! – grite con furia.

Esa tarde, deprimido en el apartamento, recibí la inesperada visita de Tania. Me sorprendido encontrarla en el rellano al abrir la puerta pues no solíamos frecuentarnos sin Marc o Bruno de por medio pero no tarde mucho en dilucidar que esta ocasión no era diferente. Ella fingió no saber los motivos de mi mal rollo pero sí los conocía y yo supe que había sido Bruno quien le había contado para que viniese a animarme y sacarme del pozo en el que estaba hundido.