Yo, Bruno Bergeron

Capítulo 041

Nota Pol 

Aún con el cansancio del Parque Acuático aquella noche fue imposible dormir. ¿Cómo podría conciliar el sueño con el remolino que llevaba dentro de mi cabeza? ¿Cómo podía descansar si no era capaz de entender lo que sucedía y mucho menos lo que sentía? ¿Por qué coño tenía a Bruno metido en mis pensamientos? Los sucesos de la noche no dejaban de atormentarme, de confundirme. ¿Por qué había sido tan gilipollas de liarla de nuevo? ¿Por qué no había sido capaz de controlarme? ¿Por qué estaba empeñado en poner en riesgo nuestra amistad?

La culpa tampoco era la mejor aliada para el descanso y ella decía presente cada vez que Axel aparecía en mis pensamientos. Estaba convencido de que no le había traicionado, después de todo estábamos peleados y él llevaba días casi sin hablarme, aquello me tranquilizaba pero en el fondo sabía que había cruzado una línea, una que jamás había atravesado antes.

Abandone mi cama antes de las siete de la mañana, tome un café y unas tostadas para no coger mis medicinas con el estómago vacío y luego salí a correr. Mientras lo hacia mi cabeza seguía produciendo preguntas para las cuales no hallaba respuestas. ¿Por qué Bruno tenía que ser tan jodidamente incondicional conmigo y confundirme? ¿Por qué tenía que sonreír y hacerme olvidar de los problemas? ¿Por qué en los últimos meses era la persona con la que tenía las charlas más profundas sobre mis problemas y también las risas más sinceras?

¿Porque no podía dejar de pensar en lo que habría sido de nosotros si...?

¿Por qué no podía dejar de pensar en nosotros?

¡Joder! ¡Si ni siquiera existía un nosotros!

Frene de golpe, voltee mi cuerpo hacia delante y apoye mis manos sobre las rodillas para recuperar el aire. No, no me había excedido con el ejercicio, pensar en "nosotros" me quitaba el aire, me asfixiaba y era estúpido. Bruno estaba enamorado de Elliot y yo... yo no sentía nada por Bruno, no podía sentirlo, no quería hacerlo. Debía dejar de darle vueltas al asunto, solo había sido un encuentro como tantos otros y todo volvería a ser como antes cuando nos viésemos. Así lo habíamos prometido y así seria, o al menos de ello intentaba convencerme.

Estaba caminando de regreso a casa cuando mi móvil sonó, cogí la llamada y Axel me invitó a pasar el domingo a casa de su familia, dijo que ellos me echaban de menos y que era tiempo de que hablásemos. No acepte, pero quede en pasar por su casa antes del mediodía. Volví al apartamento, Gloria y mi padre se encontraban desayunando y luego de intercambiar algunas palabras con ellos fui por una ducha. Mientras el agua caía por mi cuerpo desnudo tome una decisión que venía dando vueltas por mi cabeza hacia varios días.

Fue difícil hacerlo, es complicado decirle a alguien que te quiere que necesitas espacio, tiempo, que ya no estás seguro de lo que sientes, pero fue lo más sincero que pude darle. Axel no tomo aquello de la mejor forma, "¿Crees que alguien más va a quererte así como estas?", "¡Sabes que no encontraras a alguien que te quiera en tu estado!" me gritó a saco. No era la primera vez que lo insinuaba, inconscientemente ya me había convencido que sus palabras eran ciertas, sin embargo nunca había sido así de directo e hiriente.

Se marchó de la habitación dando un portazo y volvió minutos después con los ojos empapados en lágrimas, me abrazó con fuerza y me pidió que lo reconsiderase. "Sé que hemos estado peleando demasiado este último tiempo, pero podemos arreglarlo, sé que podemos" aseguró, pero yo no creía que eso fuese posible. Éramos dos tíos de carácter pero los mayores problemas habían iniciado los últimos meses cuando me reencontré con los Peripatéticos, me canse de negarlo ante todo el mundo incluso ante mí mismo, pero sus celos eran sofocantes.