Capítulo 104

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Tres días más tarde y luego de seguir los consejos de Tania sobre dejar de insistir con Pol, ella y yo llegamos al Satanasa para celebrar el cumpleaños de Ángel. Entramos al sitio pasada la medianoche, odiaba que currar en el teatro me hiciera llegar tarde a todos los eventos sociales pero era eso o eliminarlos por completo de mi vida. Al entrar nos acercamos a la barra a saludar a mi amigo, intercambiamos algunas palabras y luego se marchó hacia la cocina para dar algunas indicaciones. Tania y yo nos sentamos en unos taburetes mientras mis ojos barrían el lugar buscando a Pol, Ángel me había confirmado su presencia y, aunque no estuviese en mis planes acercarme a saludarle, quería al menos verle de lejos.

Lo encontré conversando con Dino y dos drag queen del lugar. Llevaba puesta un pantalón oscuro y una camisa blanca, se había cortado el cabello más de lo normal y su barba había desaparecido por completo, parecía un crio de la ESO. En ese momento él también me vio aunque fingió no hacerlo y soltó una carcajada exagerada que pude oír desde la barra. Dejando de lado lo que ocurría entre nosotros, Tania fue a saludarle con la misma energía de siempre mientras yo vaciaba de un solo trago la copa que el barman acababa de servirme.

Ángel y su nuevo folliamigo me hicieron reír por un buen rato en el que me esforcé por no mirar a Pol. Aunque estuviese muriendo por acercarme para disculparme una vez más, Tania tenía razón: necesitaba ignorarle al menos la mitad de la noche. Sara y su novio llegaron a la fiesta y eso logró distraerme otra gran cantidad de minutos, conversamos, reímos y también bailamos un poco cerca de la barra mientras bebíamos algunos chupitos más. Cuando volví a buscar a Pol lo hallé sentado en una mesa oscura y apartada en el rincón izquierdo del salón, un rubio atractivo y musculoso sentado frente a él le acariciaba el antebrazo. Mi novio me daba la espalda así que no pudo ver como mi rostro se transformaba y mis músculos se tensaban al instante.

- ¿Qué cree que hace? – preguntó Tania indignada por encima de mi hombro.

- Vengarse – dije regresando la vista a las botellas que ocupaban los estantes detrás de la barra – ¿Me sirves otro por favor? – pedí al camarero y vacié el contenido para que el líquido apagara mi fuego interno, aunque la verdad es que el alcohol no hace más que avivar las llamas.

- ¿Piensas hacer algo?

- ¡Joder Tania! Me dijiste que se estaba excediendo y que debía ignorarle.

- Vale, pues... – dijo dubitativa – Tal vez ese plan no funciona con Rubio, no es un ser muy normal – aseguró y yo solté una risilla ante su comentario.

- Es verdad, pero yo tampoco lo soy... ¿Quiere coquetear con ese tío inflado por los anabólicos? Venga, que lo haga – Tania alzó sus cejas extrañada – En cuanto sobrepase el límite, se ha acabado.

Por mucho que fingiese despreocupación no pude dejar de mirar a Pol por encima de mi hombro cada cinco segundos y aquella pose superada no me duro mucho tiempo, en cuanto vi a aquel tío acercase más de la cuenta a mi novio no pude evitar que mis pies me condujesen hasta su mesa...

- Pol acompáñame un segundo – sentencié parándome junto a él y sin voltear si quiera para mirarle.

- Estoy ocupado – respondió con frialdad.

- Es solo un segundo – explique moviéndole la silla – Luego puedes regresar con tu... Cita – dije mirando a aquel tío con mala cara y luego me aparte sabiendo que Pol me seguiría.

- ¿Qué quieres? – preguntó a mis espaldas.

- Solo voy a advertirte una cosa... – expliqué volteándome y mirándole a los ojos.

Yo, Bruno BergeronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora