|"un baile en la cocina"

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Giró sobre la cama buscando el calor que no sentía de hace unos minutos, un puchero se formó en sus labios cuando aquel cuerpo cálido no se encontraba a su lado, aún con los ojos cerrados se acurrucó a la almohada inhalando aquel aroma que tanto amaba. Unos segundos después abrió los ojos con lentitud, frotó la zona con su mano izquierda mientras que con la otra se impulsaba para sentarse en el borde de la cama, apoyó sus pies sobre la madera fría haciendo que al instante se le erize la piel, levantó su mirada hacia el frente viendo que las cortinas estaban corridas dejando ver el exterior, todo blanco gracias a la nieve. Se pusó de pie en busca de una remera, ni siquiera se preocupó en ver si era suya; realmente eso no importaba, se abrazó a sí mismo cuando salió de la habitación hacia la sala aún descalzo, a pasos lentos llegó a la cocina, se apoyó en el marco de la puerta con sus brazos cruzados sobre su pecho, sonrío al ver la espalda desnuda de Louis contraerse por sus movimientos; estaba haciendo el desayuno, era obvio.

Observó toda su figura, cada rincón que se sabía de memoria, él había tenido el privilegio de besar toda su extensión; suave y salvaje, había acariciado esos omóplatos después de un partido, había delineado con las yemas de sus dedos esa columna, había jugado con esos pequeños cabellos de esa nuca cuando de un beso dulce se trataba, había enterrado sus uñas en esos hombros  cuando las noches de amor llegaban y podría recordar más cosas, incluso, pero un carraspeo hizó que vuelva a tierra, vió a Louis con sus cejas levantadas, una sonrisa de costado y dos tazas de café en sus manos.

—Eh...hola —sonrió nervioso haciendo ver sus dientes.

—Hola —soltó una risita Louis—,¿Estas hace mucho ahí? —preguntó tendiendole la taza, Harry dió unos pasos hasta recargar su cuerpo en la mesada viendo que Louis también había preparado panqueques con crema y fresa.

—No...no...llegué hace unos segundos—apretó sus labios para luego darle un sorbo.

—Bien —contestó Louis asintiendo—. Te queda bien esa remera —apuntó con su dedo índice mientras sonreía como un idiota haciendo que a Harry se le vuelvan gelatinas las piernas, Louis tenía demasiado poder en él y el ojiazul ni enterado estaba.

Harry le dio un vistazo a la remera dándose cuenta que claramente era de Louis y la reconocía demasiado como para que sus mejillas se tornaran de un fuerte rojo.

—Gracias —soltó una risita algo incomoda.

—¿Recuerdas cuando la compramos? —preguntó

Oh si, claro que lo recuerda.

Habían cumplido dos años de novios, Louis lo llevó al centro de la ciudad, pasearon toda la tarde, tomaron café en una elegante cafetería, por la tarde noche; pararon en una tienda cuando Harry dijo "si te pusieras esa remera tendría sexo rudo contigo por horas" , la remera tenía un logo enorme de AC/DC,ahora desgastado, era de color negro con las mangas dobladas haciendo ver como un chico malo a cualquiera que la usará, Louis no lo pensó ni dos veces y en cinco minutos salió con una bolsa de ese local. Al llegar al cuarto de la universidad, Louis se probó la prenda en frente del espejo y en tan solo segundos ya tenía a un Harry bajo suyo gimiendo su nombre mientras la remera colgaba en un extremo de la cama.

—Si —contestó simple con las mejillas ardiendo.

—Tierno —dijo Louis para luego pasarle el plato con los panqueques y un tenedor.

—Tú...¿No comeras? —preguntó alternando la vista entre Louis y el plato.

—No —negó—, estoy bien solo con un café caliente.

—De acuerdo —contestó llevándose un pedazo de panqueque a la boca.

—Hace demasiado frío, aún está nevando, estaba pensando que podríamos hacer un maratón de películas —sonrió—, hable con el dueño de las cabañas por el intercomunicador y me dijo que podría traer algunas películas.

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