|"segunda oportunidades"

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Louis despertó a eso de las 10:00a.m ,frotó sus ojos con cuidado para luego sentarse a una orilla de la cama, miró a su alrededor por unos segundos con su rostro somnoliento en su mayor esplendor, bostezó cubriendo su boca con su mano derecha, se levantó para dirigirse al baño, se miró al espejo tratando de buscar al joven alegre y positivo. Nada.

Una sonrisa forzosa se formó en su rostro, más parecida a una mueca, que de inmediato se esfumó; así como los polvos de colores en algún festival, así como un padre cobarde que no tiene dos dedos de frente para hacerse cargo de su familia, así como una chica sin empatia rompiendo una relación ajena, tal cual.

—Feliz cumpleaños a ti— susurró hacía su reflejo.

Lavó su dientes y  rostro para luego ponerse ropa cómoda y calentita, cuando creyó que ya estaba decente se dirigió hacía la escaleras, bajó con pereza, se encaminó hacía la cocina y miró a su mamá, esta de inmediato le sonrío.

—¡Feliz cumpleaños, mi bebe! —dijo la mamá de Louis para después apretar a su hijo en un fuerte abrazo.

—Gracias, ma —susurró en medio del abrazo.

Ella se separó para agarrar las mejillas de su hijo y sonreirle tiernamente —No puedo creer que estés cumpliendo 21 años, recuerdo como si fuera ayer cuando corrías de un lado al otro por la sala detrás de esa pelota azul que tanto te gustaba —besó su frente ruidosamente —. Mi ángel —susurró sin dejar de sonreír.

Su mamá era de aquellas personas que te hacían sonreír al instante, él olvidaba por completo su malestar cuando ella estaba presente, esta vez fue un fugaz momento pero de igual manera su corazón se lleno de esa calidez que solo el amor materno podía lograr.

Los escuchó, algunos pasos por las escaleras como si se tratase de una estampida, dirigió su vista hacia ese lugar y sonrió al ver a sus hermanas en una casi competencia por llegar hacia él. Las muchachas lo miraron sonrientes hasta que se abalanzaron y lo tiraron sobre la alfombra.

—¡Feliz cumpleaños! —gritaron a unísono.

Le dieron besos por toda la cara hasta que Louis necesitaba oxígeno, sentía que no le llegaban a los pulmones porque sus hermanas estaban aplastando su pecho.

—¡Chicas! —habló su madre.

Las muchachas se levantaron lentamente y ayudaron a su hermano a ponerse de pie, le regalaron una sonrisa tierna para luego hablar:

—Feliz cumple, Lou —dijo una de ellas.

—Y lo sentimos por aplastarte —todas rieron.

Louis rodó los ojos —:De acuerdo y gracias —soltó una risita.

—Pueden ir a la mesa, esta todo servido para que tengamos un desayuno de cumpleaños —dijo su madre.

Las chicas asintieron y corrieron hacia el lugar, Louis estuvo a punto de seguirlas cuando el teléfono sonó.

—Seguro es para ti, ve a contestar —habló la mujer para luego seguir con sus cosas.

Louis asintió, giró y se dirigió hacía la sala en donde se encontraba el teléfono, apretó un botón y llevó el aparato a su oído:

—¿Bueno?

—¡Louis!

—Hola Anne —sonrió de inmediato.

—Hola, cielo —se escuchó una risita—¡Feliz cumpleaños!

—Muchas gracias —contestó— . Y gracias por acordarse —se llevó una mano a su pecho y apretó un poco. Quería llorar.

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