Capítulo XIX

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"El que es incapaz de perdonar, es incapaz de amar." (Martin Luther King).

Perdonó a sus padres de corazón por su constante ausencia, su tía fue la encargada de darle una reprimenda a su madre, le abrió los ojos y, casi, por lo que le contó su progenitora, viaja desde Alemania hasta LA para darle una buena zarandeada en su cabeza, conociendo a su tía, sería muy capaz. No solo eso le generaba alegría, la sincera aceptación de sus padres para con Lena, le sentó maravillosamente bien, se sentía preparada para contarle la verdad, llegaría el momento más decisivo desde que se conocieron y que podría costarle todo lo bonito que había construido entre ambas. Sin embargo, verla así de contenta hablando con los señores Zorel, la hizo plantearse que debía aplazar el momento solo un poquito más, no quería arruinar la magia.

— Por eso no creo que el entrelazamiento cuántico sea difícil — la escuchó decirles con orgullo a sus padres que, estaban fascinados por su intelecto.

— Eres una joven prodigio, Lenita — atinó a decir Zor aun sorprendido — ¿No te gustaría trabajar con nosotros en ZA. Corp? — a Kara le asombró la propuesta de su padre.

— ¿Yo? Ni siquiera tengo experiencia, señor Zorel — le sonrió con aturdimiento mirándolos.

— No la necesitas, serás nuestra pupila — Alura asintió abrazando el brazo de su esposo — Si necesitas que hablemos con los Jones, no hay problema. Ellos entenderán que es una gran oportunidad para ti — Lena miró a Kara que solo le regaló una sonrisa — Y, podrás seguir bailando, si así lo deseas — los Zorel no se permitirían perder la oportunidad de pulir a una prodigio con mucho futuro.

— Está bien, acepto — la ojiverde no le dio muchas vueltas y terminó aceptando.

Sentía que esa era la oportunidad que necesitaba para empezar a tocar más cerca su proyecto; el centro de primera ayuda que tanto había estado soñando. Empezaría a cumplir muchos sueños, lo podía sentir en su frenético corazón y, muy importante, lo lograría sin ser una sombra en la familia Luthor. Sintió una mano muy familiar cálida tomaba la suya, levantó su mirada encontrarse con una sonriente Kara que solo asintió, eso significaba mucho para ella, significaba que contaba con su apoyo indiscutible.

— ¡Eso se debe celebrar, con una botella de champagne! — se levantó emocionado Zor para caminar ir en su búsqueda.

— Ya veo a quién salió Kara — bromeó Lena haciendo reír a Alura.

— Son más parecidos de lo que crees — Kara solo se rio del comentario — No te arrepentirás de trabajar con nosotros, cariño. Tenemos una gran corazonada contigo, estarás bajo nuestro ala, vamos a pulir ese intelecto tan elevado con el que cuentas.

— Muchas gracias, señora Zorel — suspiró emocionada.

— A este punto puedes llamarnos por nuestros nombres, Lenita — le sonrió con cariño — Eres parte de la familia, no lo olvides.

— ¡Aquí está el champagne! — lo movió feliz con cuatro copas — Por un momento creí que ya no teníamos.

— Cielo, casi nunca tomamos champagne — se burló de él poniéndose en pie con las otras chicas — Hoy, sin embargo, es un momento muy especial para hacerlo.

Terminada la afortunada cena con los Zorel, llegó el turno de que Kara dejara a menor Walsh a su casa, la gran ventaja que poseía era su resistencia al alcohol. Se fueron abrazadas hasta el auto para cubrirse del frío, iban con una sonrisa imborrable en sus labios y la rubia suspiró inclinándose a ella para darle un pequeño beso en sus labios que significaba mucho. Le abrió la puerta del copiloto en silencio y dejó que ingresar, rodeó el Range dándole pequeño golpesitos en el capó para ingresar al piloto.

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