Final Sakura Airi

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¿Recuerdas esos días? —preguntó suavemente.

Yo dormía. O al menos ella contaba con eso.

Por eso se había atrevido a hablarme con ese tono de voz que denotaba una clara nostalgia.

Extraño un poco esos días llenos de emoción... pero... realmente amo estar aquí contigo...

Buscando un espacio entre las sabanas y mi pecho, se acurrucó con ambas manos sobre mí.

La memoria le permitía al ser humano almacenar cualquier tipo de información... pero... la información que buscaba Airi en mi cabeza... eran aquellos que generaban una emoción o emociones en mí...

Obviamente los recordaba. Era casi imposible olvidar esos días llenos de un peligro no tan grave, pero si preocupante. Nuestras vidas no corrían peligro como tal, pero, si nuestra libertad.

Podía sonar muy exagerado, pero, al menos para mí, si era un tema de vida o muerte.

Vivir no es lo mismo que existir. Si perdía la libertad de mi pensamiento o accionar, yo no vivía. Simplemente existía.

Pocos humanos se daban cuenta de esta brecha que diferencia la existencia de la vivencia. De lo importante que era estar libre de cualquier atadura.

Pero esos humanos no me importaban. Lo único que me importaba era lo que tenía frente a mí, lo que había conseguido luego de evolucionar mi mentalidad con el pasar de los tiempos.

El tablero de ajedrez gigante, lleno de amenazas que se acrecentaban cada vez más, poco a poco había empezado a cambiar.

Un rey solitario, contra un tablero completo. Aplacé mi derrota como pude, sacrificando a los peones que aparecían de forma repentina en el transcurso de mi vida.

Cuando cambiamos de escenario, aparecieron muchos más peones que usar, hasta que cuatro piezas destacaron de entre las demás.

La comparación de una vida con un juego de ajedrez era extraña, y tal vez un poco inusual en un joven, pero, continuando con el juego de lo que obviamente era mi vida, cuatro peones habían conseguido la promoción de reina, la pieza más fuerte de todo el tablero.

Tal vez no podía ganar aquel juego extraño, ni siquiera con 4 reinas en mi poder, pero, tampoco podía perderlo.

Raro, pero era verdad. No podía perder la batalla que definiría el resto de mi vida.

Pasaron días, meses, e incluso años, y ese tablero de ajedrez fue olvidado por completo. Con cada vez más grietas en su zona de juego. Las piezas que alguna vez pensaría en manipular u obtener algún beneficio, desaparecieron sin más.

No es que hubiesen desaparecido de mi vida. Sino todo lo contrario, se habían entrometido en esta.

Ya no eran más piezas o herramientas, se habían convertido en personas.

Había sacrificado muchas piezas, oportunidades, pero a ellas... a ellas no las sacrificaría.

Mi recuerdo de aquellos momentos no hizo más que aclarar mi respuesta.

Claro que recordaba esos días.

Especialmente aquellos días que dieron pie a lo que tenía ahora.

¿Persona o herramienta? Una categoría que creía posible yo mismo señalar.

Elijo a... —mi voz hizo eco por casi todo el lugar, dándome la sensación de que no era la primera vez que decía esto.

La animadora se encontraba curiosamente expectante de mi respuesta. Una respuesta que carecía de importancia para ella y para los demás, pero para mí, y las cuatro que me acompañaban a mis espaladas. Esta simple decisión egoísta significaría mucho en nuestras vidas.

Ayanokouji Kiyotaka X Harem | Classroom of the EliteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora