Ayanokouji Kiyotaka X Harem | Classroom of the Elite

Parte 9

Ayanokouji Kiyotaka:

Había transcurrido poco tiempo desde que la llamada con Horikita había finalizado. Pensé en no tomar medidas extremas o poco convincentes, ya que esta pertenecía a mi clase y no quería tomar su lugar como el centro de atención de todas las clases. Pero, aun así, ser el presidente del consejo sería ser el centro de atención de no solo las clases de primer año, sino de toda la escuela.

Era una situación complicada, pero igualmente no creía poder ocultarme detrás de alguien durante tres años, si quisiera y me lo propusiera tal vez podría, pero el querer vivir como alguien normal me lo impedía. Ser una persona normal no se relacionaba para nada vivir a las espaldas de alguien.

El ser presidente del consejo estudiantil me parecía más agradable que ser expulsado de la escuela. Ambas eran grandes armas en contra de mí, pero la de ser presidente era menos letal, pero igualmente ambas eran armas.

Con respecto a Horikita, tal vez pueda vengarme de alguna manera. ¿Qué mejor manera de ser una persona normal que saboreando el placer que generaba vengarse? Sin embargo, no le haría un daño directo o provocar su expulsión, después de todo aun me servía como una pantalla y una especie de seguridad para continuar en la escuela.

Escuela que Horikita mayor había elegido sobre mi libertad de elección.

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Traté de buscar que palabras decir para defender mi posición. Tratar de reducir el daño que podría recibir por parte de un trato que se daría dentro de poco. Quise dormir antes de ponerme en acción. Mi respuesta debía llegar al actual presidente del consejo estudiantil esta misma noche.

Elegir ser o no ser el futuro presidente era algo que no se podía pensar en tan poco tiempo, pero su hermana menor le había ayudado a apresurar mi elección. Las cartas que tenía Horikita mayor gracias a su hermana me superaban en muchos aspectos.

Pero, antes de siquiera aceptar lo que me estaba proponiendo.

Pondría muchas condiciones a mi favor.

Como sucede con cualquier pensamiento, llegué a un punto muerto. Ya no tenía en que más pensar. Tenía que dar la respuesta ahora mismo.

Abrí mis ojos con cierta pesadez. Busqué con mi mano el móvil que había dejado al lado mío, y lo llamé.

—Hola, presidente. —saludé normalmente para iniciar la conversación tan esperada por él y odiada por mí.

—Hola, Ayanokouji. Espero tengas tu respuesta. No puedo esperar para poder instruirte en este trabajo.

Su confianza era algo que me molestaba. Él tenía la plena seguridad de que iba a aceptar su trato.

—Ya tengo mi respuesta. Pero antes quiero que escuche unas cuantas condiciones para aceptar su propuesta.

Era muy arriesgado declarar condiciones cuando no sabía que tan profundo estaba en su trampa. El hoyo que había cavado con mucho sacrificio su hermana podía haberme hecho tan solo tropezar, y también, por lo contrario, podía haberme hecho caer por completo.

Tenía que tantear en que me había metido.

Y si su hermana había obviado una que otra explicación vergonzosa... Horikita Manabu no tenía la menor idea de lo que podía aceptar o no.