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Desperté con ansias hoy no estaría leyendo encerrada en una habitación, hoy es mi día libre puedo hacer lo que quiero sin tener la fuerte mirada de Cinco en mi vigilando a que avance con lo que estoy leyendo. Claro tendré la supervisión de papá, pero de aquella estoy acostumbrada en más para mi es normal ya que he crecido siendo vigilada por el o mamá.

Pensé en que podría ir con Luther y hacer travesuras, hace unas cuantas semanas no pasó el suficiente tiempo con el como se debe solo ha sido un mínimo saludo que me dejaba con angustia al no poder ir a hablarle.

Salgo de mi habitación para ir a la cosina a tomar desayuno, al llegar mis hermanos me observan y vuelven a comer. El único que no dejó de observarme fue Cinco quién se veía extremadamente enfadado, no le presté atención a su mal humor ya que ambos evitamos hablar con el otro desde ayer, por ello no estaré ayudándolo, después de la discusión decidí no seguir con su locura.

Me senté al lado de Luther quién no se molesto en dirigirme la palabra.

──Luther, estube pensando en que podríamos entrenar juntos.

Ignoró mi comentario y siguió comiendo tranquilamente, mamá se acercó con mi desayuno, al ver lo que hay de comer.. Ya no recordaba que mamá nos daba Avena, Dios odio la Avena por completo siento un asco, es repugnante. Terminaré vomitando si la cómo.

──Come, tienes que alimentarte. ─hablo mamá con dulzura mostrando una hermosa sonrisa la cual siempre nos deja ver.

──Si... Gracias mamá.

Solté un bufido cuando esta se marchó sin más opción fui en dirección a la alacena en busca de otro alimentó, la irritante voz de cinco me hizo sobre saltar.

──Muevete, no es una petición.

Sonreí con amargura mientras se mantenía serio con su cabello perfectamente peinado y sus hermosos ojos verdes.

Sin más seguí con lo mío ignorando su demandante petición, pero me tomo de la cintura para bajarme del pequeño banquillo en el que me encontraba intentando alcanzar las galletas o algún pan, sus manos se sentían frías como un hielo y sus brazos fuertes me dejaron a un lado, no dijo nada y subió al banquillo para luego marcharse con una bolsa de pan y malvavisco.

Tal vez intentaría reclamarle por lo que hizo, pero me sentí confundida, tanto que las palabras no me ayudaban y mi voz simplemente se fue haciéndome quedar muda, mi cuerpo no reaccionó, estaba estática tratando de asimilar lo que el hizó.

──Siento no haber sido amable, pero te hice algo para comer.

El tono grueso de voz es reconocido para mí, gracias a ella reaccione y gire con emoción.

──Es pan con mantequilla de maní.

──Te lo agradezco Luther, y no te preocupes yo te abandoné por mucho tiempo. ─respondi alegre y quité de sus manos el sándwich para darle una mordida─.¿Entonces sobre mi propuesta?

──¡Por dios ocho! No hables mientras comes es repugnante.

Volteó los ojos y asiente, caminamos en dirección a su habitación sin importar que debíamos encontrarnos en la cosina desayunando. Al llegar me tiré en su cama, no me moví de ahí a pesar de las quejas de Luther sobre los regaños que tendría, calló por unos minutos y se sentó en la cama.

──Me dejaste por cinco, me imagino es una gran compañia.

──Ni lo pienses odió cada segundo cerca de él, es extremadamente insoportable solo es frío y amargado además de controlador, quiere recibir ayuda pero se niega rotundamente a darme explicaciones. Es un terco que solo piensa en si mismo, y prefirió pasar las tarde contigo a seguir ayudándolo con su estúpida idea que no tiene sentido.

Traveling through love  ||Five Hargreeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora