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Solté un bufido al ver el nuevo libro que tenía que leer por obligación, este es mucho más grande y no se ve para nada de mi agradó. Terminé el otro apenas ayer, lo peor es que me tomó un tiempo especificó de cuatro días que fueron un infierno de sueño, me perdí más de dos meriendas y para variar me quedé dormida en la mesa o en las clases y eso no es bueno.

Para nada...

Cinco parecía harto de mis quejas. Se sentó en la cama y dejó el libro a su lado, alzó la cabeza hacia mí yo solo negué repetidas veces y caminé a la puerta para finalmente marcharme de esa habitación, se que aunque no quiera debo ayudarlo por que es lo correcto después de la infinidad de ocasiones en las que no dudó en ayudarme en los pequeños errores que cometía, también admito que era para que no lo siguiese molestando.

Me dirigí a la habitación de Luther para pasar un tiempo de mejores amigos, después de todo he pasado mí tiempo desde el domingo leyendo con Cinco.
Toqué la puerta ansiosa. Nadie me abrió así que no seguí insistiendo es obvio que esta con Allison.

Sin nada que hacer fui a la cosina por unas galletas y jugó para mí, al llegar me encontré a mamá hablando con Diego respecto al problema que tiene de tartamudez. No me atreví a interrumpir su momento, solo me límite a tomar las galletas que quería.

Diego abrazó a mamá con mucha fuerza y ella igualmente, es lindo ver ésto. Diego siempre ha sido el más cercano a mamá. Todos la queremos a pesar de que sea un Robot que papá específicamente creó para cuidarnos, pero Diego la defiende incondicionalmente, es un amor más allá de los circuitos ¿creó?

──Mi niña, ¿deseas algo? ─pregunto mamá acercándose a mi con la jarra de jugó. Negué y ella asiente felizmente sonriendo, sirvió un vaso para mí y Diego.

Mamá nos conoce muy bien, siempre sabe cuando estámos mal o bién, cuando queremos algo, nos sentimos frustrados o enojados, también sabe cómo tratar con nosotros dependiendo de nuestras personalidades y cuando darnos un abrazó para hacernos sentir queridos.

──¡Gracias mamá! ─exclame emocionada por tener mi comida en frente.

Ella desordenado mi cabello y dió vuelta para seguir con lo que hacia o eso es lo que supongo ya que antes estába con Diego. Bebí un sorbo del delicioso jugó de naranja y ví al chico a mi lado sonriendo mientras observaba el vaso con jugó.

De repente cogió una de mis galletas y la comió, lo miré enojada ¡por qué hace eso! Hay muchas galletas, pero Diego prefiere comer de las que yo saque por que es un flojo que no quiere ir a buscar unas; es lo que deduzco.

──¡Ey es mi galleta! No puedes comerte la comida de las personas.

──Ocho sólo es una galleta, ¿no puedes compartir con tu hermano preferido? ─ expresó en tono dramático.

Diego Hargreeves, número dos.. Si el es número dos ¿que si le gusta? Absolutamente nada, hay gran rivalidad entre el y Luther por obvias razones de querer ser el mejor además del cariño de papá. Es alto, su cabellera en negra corta, sus ojos marrones, sus facciones son bellas. Y finalmente su poder es uno de los mejores a mi parecer, controla los cuchillos. Oh, y no puedo olvidar que mi tonto gemelo, si, el es mi único hermano de sangre.

──Hablamos de mi comida, y tú. ─lo apunte un poco enfadada─. No tienes el derecho a comer de ella y tampoco eres mi hermano favorito por que ese lugar esta ocupado.

──Gruñona... ─murmuro bajando la cabeza y solo volteo los ojos. Yo cogí mis galletas y mi jugó para ir me.

Bién, ahora que tenía comida en mi estómago podría seguir con mi lectura, esta vez no me perderé las horas de comida por ayudar a mi hermano. Entre a la habitación de número Cinco sin tocar la puerta, olvidando que odia eso según el es invadir su privacidad ni respectar su espacio personal, claro el si puede pero los demás no.

Traveling through love  ||Five Hargreeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora