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Hace un día viajamos en auto hacia el bosque a una distancia considerable de la ciudad donde habrán entrenamientos especiales según mi pensar. Al observar a mi alrededor por la ventanilla me percató que nos acercamos a una mansión bastante lejana nos adentramos aún más de lo que deberíamos, esta es más grande a decir verdad, pero no se ve sombría por fuera débiles rayos de sol iluminan la parte de enfrente de esta.

Emocionados esperamos con ansias bajar de este vehículo en el cual hemos viajado un día completo sin descansar, "hacer una parada es una pérdida de tiempo e innecesario" repetía papá cada que intentábamos convencerlo de hacer una parada. Cuando el auto se detuvo desesperados bajamos empujando los unos a los otros, Klaus como era de esperarse hizó un drama al bajar ¿por qué? Pues el chico apenas piso el suelo llenó de piedras las cuales forman un camino por al rededor del jardín, besó las piedras y gritó hacia el cielo; ¡oh dulce y bello suelo, jamás te dejaré de nuevo, perdón por pisarte!

Con regaños por nuestra actitud y las acciones de Klaus nos metimos dentro de la mansión que por dentro se veía sombría y fría, pero claramente esas cualidades no quitan lo elegante y hermosa que es. Un gran espejo se encuentra colgado al lado izquierdo del pasillo, una alfombra lleva hasta una mesita con una planta que a su alrededor tiene cuadros de Umbrella y pinturas.

──Podemos hablar, ahora. ─escucho decir al chico a mi lado.

Nos alejamos del resto para hablar, me intriga lo que Luther tiene para decir pues ya llevamos tiempo sin hablar con frecuencia.

──¿Que traes con cinco? ─habla en un tono confundido.

──Nada solo me dormí... Solo necesitaba un consejo, desahogarme eso es todo.

Este suspira y su expresión cambia, notó que trata de disimular su enfadó, pero no es bueno en ello.

──Digamos que te creó, pero, ¿por qué no hablas conmigo? Es extraño porque si lo recuerdas soy número uno, tu hermano más cercano después de Diego, en quien confías y siempre ha sido así. ─fruncio el seño─ . Además como explicas que hallas dormído con Cinco, el odia el contacto físico.

──Podrias par.. ¿que?

Me quedé atónita pues las palabras de Luther hicieron eco en mí cabeza ¿como pude olvidar aquél gran detalle? Cinco nunca ha sido un chico que muestra afectó físico en más lo detesta, pero aún así no dijo e hizo nada cuando dormía entré sus brazos.

Camine hacía donde se encuentran los demás dejando de lado aquellos pensamientos y concentrarme en lo que debemos hacer.

Camine directo a mi habitación la cual afortunadamente se encuentra al lado de la de Klaus, está es un poco más grande y la vista desde la ventana es mucho más favorable que la anterior, lastima que sea por unos días. Me senté en la ventana, los rayos de sol no calientan mucho el día, el pasto es cortó y de un hermoso verde, árboles adornan el jardín junto a flores de colores y una fuente de agua. El sonido de los animales se escucha bellísimo

Desde lejos pude observar a número cinco sentando en el pasto con un libro en su mano mientras se recarga en un árbol gigantesco, sonreí al verle tan concentrado ¿por qué no ir con él? Me levanté y corrí por todo el lugar para llegar hasta donde este se encuentra, pero al verlo a una distancia considerable Vanya ya se encontraba a su lado tocando el violín.

No puedo negar que sentí celos a pesar de que ellos no sienten nada el uno por el otro o eso quiero pensar sin embargo no puedo quitar esta sensación en mi pecho al momento de verlos cerca y a la misma vez me siento culpable por ello.

──¿Ocho? ─la dulce voz de Vanya interrumpe mis pensamientos─. Ven a escuchar la melodía.

Caminé lentamente y me senté en el pasto frío, fue en ese entonces cuando ella comenzo a tocar una hermosa melodía.

Observé a cinco leer pues este ni se inmutó ante mi presencia parecía insignificante para el, suspiro, la melodía de Vanya a terminado y la chica comienza a preguntar.

──¿Que les pareció? He intentado perfeccionar la nueva melodía.

Hiba a hablar y confesarle lo bella que me pareció, pero número cinco irrumpió.

──Desafinaste. A la mitad, deberías prácticar más seguido aquella parte, parece que te has concentrado en el final.

──Bueno.. Para mí fue complicado el final, intentaré mantener el ritmo. ─dijo cabizbaja.

Ella se sentó y sacó una pequeña libreta para comenzar a tocar nuevamente, cinco volvió a leer el libro y yo, me sentí fuera de lugar como si mí presencia fuese innecesaria.

Tratando de leer el título del libro me percató de que cinco se a lastimado la mano e intento tomarla para poder sanar su herida, pero este la quita rápidamente, me inspecciona desconcertado pues mí acción fue involuntaria, un impulso sin embargo me sentí demasiado estúpida, la mirada de ambos jóvenes a mi lado penetra en mi vergüenza e incomodidad así que con toda mi fuerza respondí a Cinco.

──¡Tienes una maldita herida! ─ruedo los ojos.

──Estoy bien, no voy a desangrarme por está pequeñez... ¿Tranquila? ─me observa interrogativo.

Exhalo y me acercó a él.

──Me importa un carajo, ahora dame tu mano para curarla ¡ahora!

──¿Es una broma? ─rueda los ojos y se levanta─. Sigueme.

Caminamos aún más lejos al patio trasero, cinco no decía ni una sola palabra y yo tampoco perdería mi tiempo en él, llegamos a un lugar solitario y este giro hacia mí.

──Debes dejar de gritarme cada que quieres, no soy Klaus, ahora puedes prácticar tu poder con mí mano.

Sonrió divertida, evita todo contacto visual entre nosostros a lo que yo aprovechó de hacer burlas. Me rio y este me fulmina con la mirada.

Concentró mis poderes en su mano y una luz dorada brillante ilumina nuestras manos tomadas, suelta uno que otro quejido, de pronto la luz se desvanece y quitó mí mano para ver que su herida a sido curada.

──Fue rápido.. ─susurra─. ¿Que es eso en tu rostro? ─alzó su mano en dirección a mi rostro, pero en un rápido movimiento la coloque sobre mi rostro.

──No, no me toques el rostro.

Silencio.

──¿Por qué?

Quitó mi mano del rostro.

──Porque me da vergüenza...

Frunce el ceño y exhala.

──No comprendo, pero como quieras Ocho.

Lo veo ir sé en silencio y dejó de contener la respiración, esperó la incontrolable sensación de besarle desaparezca.

¿Que me has hecho, número cinco?

Traveling through love  ||Five Hargreeves #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora