Capítulo 21|Tan bello como el fuego

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Es increíble la maldad que pueden tener los seres humanos

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Es increíble la maldad que pueden tener los seres humanos. Aun me sigue sorprendiendo que mis compañeros de universidad a los que yo consideraba mis amigos me hicieran esto, y lo peor, es que la profesora lo sabía.

La profesora que me tenía en la mira todo el tiempo, es la misma que ha estado viniendo a darme clases para no perder mi notas. ¿Irónico cierto?

Desde que Jezabel me bañaba he estado en mi mundo, no he hablado, ni siquiera me he dignado a mirarla a los ojos, siento que en cualquier momento voy a perder la razón y actuaré impulsivamente.

He estado mirando hacia la ventana desde hace más de una hora y no entiendo cómo es que no he pensando en un plan para salir de aquí, sumándole que Cordelios está justo debajo de nosotros. En cualquier momento saldrá de aquí, es solo cuestión de segundos o horas, en conclusión tengo solo un par de horas para huir.

Jezabel ha estado algo extraña, y lo sé por la forma en que mira a los de seguridad. Como si no confiara en ellos, como si... Supiera algo, y eso sin duda alguna no me deja en una buena posición.

Aliso mi vestido negro, tiene encage blanco y una pequeña rosa en el medio, me llega hasta las rodillas, es muy bonito, no me gustaría mancharlo de sangre. Salgo de la habitación a duras penas que mis pasos me los permiten y observo las grandes paredes. Algunas negras otras blancas y otras rojas. Desde aquí se puede escuchar a Jezabel gritándole a alguien. Me acerco en silencio y observo como le grita a algunos de seguridad.

—¡No me importa si están tratando de buscar, yo necesito que lo hagan y en trabajo sea eficiente! ¿¡Para que putas les pago!? — esa mirada, esa respiración, todo indica a qué se va a desquitar conmigo y está vez no tengo fuerzas, realmente no las tengo. — Mañana nos vamos de este maldito lugar, ustedes se van a quedar y averiguarán todo lo que sea necesario.

¿Mañana? ¿Irnos? No puedo permitir eso, no puedo simplemente irme del país, bueno no sé a ciencia cierta en donde estamos, pero no puedo dejar que nos vayamos a otro lugar, tengo que pensar en algo rápido, si rápido.

Me voy lentamente hacia la habitación donde me encontraba antes, y me quedo suspendida en suelo mirando debajo de la cama. Necesito irme de aquí, necesito... Quemar este maldito lugar, pero antes tengo que vengarme de ellos, entre hoy en la tarde y la mañana, pero tengo que salir de aquí, sea como sea.

Jezabel entra furiosa a la habitación dando un portazo que me hace saltar del susto. Empieza a soltar maldiciones, luego me ve y se acerca rápidamente haciendo que mi respiración se agite, mis latidos del corazón empiezan como si hubiera corrido un maratón. El miedo que me generan no se va a ir, ni hoy, ni mañana, mucho menos en un mes.

Jezabel me toma de la cintura y me sienta en su regazo, no quiero que me toque, no quiero volver a pasar por lo mismo de hace un rato, y para mí suerte, solo se limita a hacer pequeños masajes en el cabello, en otro tiempo esto me hubiera encantado, pero ahora... No quiero que nadie me toque.

Balas y Rosas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora