Las personas mágicas existen. Aparecen de la nada.
Son aquellas que saben ganarse la confianza rápido y de forma inesperada. De pronto un día llegan a tu vida, empiezan a hablar de todo, de alegrías, daños, experiencias, penas y heridas.
Cuando te d...
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Lían
Ya han pasado meses desde que Dulcenia desapareció, la hemos buscando por cielo y tierra. No quiero dejar de buscarla pero ya estoy perdiendo las esperanzas con ella, Francia ha sido un gran apoyo, pero en mis días de vacío ni mis padres han podido sacarme de allí. Vivir en se ha vuelto el peor de los tormentos. El simple hecho de respirar ya de por sí es un desafío, tengo miedo del vacío en donde estoy entrando. Y todo por una persona, que hace menos de tres años odiaba con todas mis fuerzas.
Mi familia está preocupada y no puedo evitar sentirme más culpable al saber que les estoy haciendo sentir así, que soy culpable de sus lágrimas, de sus días en vela, sin duda alguna no soy el hijo que esperaba ser.
Me he concentrado tanto en el trabajo que he olvidado hasta de comer. No he sabido nada de Dulcenia desde hace meses, y a veces pienso que está muerta, y eso me pone peor, el saber que no hice nada para ayudarla, que en el tiempo que estuvo conmigo lo que tiene son malos tratos, además que la había estado traicionado día tras día. Me hace sentir tan culpable.
Ella tan amable, a pesar de toda la mierda por la que ha estado. Siento que no la merezco... O la merecía.
Me paso las manos por la cara en señal de frustración y un par de lágrimas se escapan de mis ojos, no tardan en llegar más hasta que me encuentro llorando en plena oficina.
—Lian... Llorar no va a solucionar nada —entra una Francia llorando también, y que ironía.
— Tienes razón pero ha pasado mucho tiempo y aún no sé nada de ellos. Además no ayudará en nada pero me estoy desahogando. De una forma u otra, estoy sobreviviendo Francia.
— Lo sé —Francia suelta un suspiro y se sienta a mi lado, recostando su cabeza en mi hombro, le pasó un brazo por detrás tomándola desde la cintura, quedamos en silencio. Con nuestros pensamiento viajando.
No se cuánto tiempo ha pasado, desde que estoy así con Francia.—Gracias.
— ¿Por que?
— Por quedarte conmigo cuando más lo necesitaba.
—en este caso, yo también te agradezco Lian, también te necesitaba. No sabemos cómo Dulcenia vaya a llegar, si con traumas o peor.
—¿No pierdes la esperanza?
— para nada, se que está viva, algo me lo dice.
Asiento con la cabeza en silencio, ahora me siento un poco mejor ya que tengo a alguien con quien compartir mis esperanzas, me mantendré despierto por si me necesitan.