Desde lo sucedido en el bosque las cosas han estado un poco tensas, sobre todo con Lian, nos hemos distanciado un poco haciendo que mi ánimo decaiga, ya mañana empiezo la universidad y no puedo evitar estar feliz en cierto aspecto, Jezabel, Cordelios y yo hemos empezado hablar, la tensión que siento por ambos es indescriptible, cosa que me hace confundir, me gusta Lian si, de hecho, se podría decir que estoy ¿Enamorada? He visto la mayoría de sus facetas y aunque como persona tiene errores, he aprendido a quererlo como tal.
En cambio con Jezabel y Cordelios, son atractivos, pero no puedo verlos más allá que no sea como amigos y eso aunque no me lo han dicho se que les ha molestado el que yo me comporte un poco más distante con ellos.
—Dulce, ¿ya estás listas?
—Si, espera —le digo a Lucien que me espere en la sala mientras que termino de mandarles un mensajes al grupo que tengo con Jezabel y Cordelios. Últimamente me he apegado a ellos, han sido muy amables conmigo, los estoy considerando como amigos.
Dulcenia: iré con mi hermano hacia mi trabajo.
Espero a que me contesten mientras busco mi bolso, observo el mensaje de Jezabel.
Jezabel: Cuídate dulce
Cordelios: cuídate reina, hablamos cuando lleguesPongo el teléfono en modo avión y salgo con Lucien, vamos de camino hacia el trabajo ya que la dueña amerita mi presencia. En el camino me encuentro con Nick y Lian, este último ni me dirige una mirada, como si le molestará mi presencia y eso hace que mi ánimo decaiga un más, Lucien no se da de cuenta y los saluda a ambos como si nada.
—Lucien, si quieres quédate, yo seguiré.
—¿Seguro?
— Si tranquilo, hablamos luego, adiós chicos — sin más que decir me voy hacia mi trabajo. Al llegar la dueña me comenta que habrá una nueva empleada y que le gustaría que yo le diera un tour por el trabajo, a lo que yo acepto.
La chica es alta con tatuajes y algunas perforaciones, piel pálida, cabello negro, me quedo embobada viéndola no sé por cuánto tiempo, se me hace familiar pero no sé de dónde exactamente.
—¡Hola! Soy Dulcenia, seré tu...
—No me interesa, como te llamas, solo dime qué tengo que hacer— me corta de una con un humor de perros. Haciendo que mis ganas de volver a cometer una locura me alcancen, pero no debo ceder a ese tipo de impulsos.
— Eres una mal educada, si estás molesta no pagues tú mal humor conmigo — Mi rabia aumenta cuando veo que su cara adorna una sonrisa ladina.
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Balas y Rosas ©
ActionLas personas mágicas existen. Aparecen de la nada. Son aquellas que saben ganarse la confianza rápido y de forma inesperada. De pronto un día llegan a tu vida, empiezan a hablar de todo, de alegrías, daños, experiencias, penas y heridas. Cuando te d...